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Lombardi rebautizó la sala sinfónica del CCK

El secretario del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, rebautizó como “Auditorio Nacional” a la sala sinfónica del CCK, en su origen llamada La Ballena en alusión a la gran panza arquitectónica que se aprecia en la planta baja, con la cual el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el constructor del Centro, Julio De Vido buscaron grabar el mito patagónico.

 

El director de orquesta Daniel Barenboim –músico, activista por la paz en Oriente Medio y un singular hombre político- junto a Hernán Lombardi descubrieron sobre el escenario la placa que lo inaugura de nuevo y que pronto lucirá en la puerta con la leyenda precitada, “Auditorio Nacional”.

Algunos cuentan que la idea fue del propio Barenboim, aunque oficialmente fue una ocurrencia a capela. No es un secreto que Lombardi ha buscado modos ingeniosos –y sinuosos- para deskirchnerizar el majestuoso complejo de foros y salas que se convirtió en la perla de la gestión de Cristina Fernández, y también en uno de los siderales tragaderos de la corrupción en la obra pública. Una vez presentada la placa esta tarde, comenzó el concierto de la West-Eastern Divan Orchestra, bajo la batuta del maestro argentino-israelí.

 

Por su excelente acústica, la sala es una de las más importantes del mundo, con sus 2200 m2 y una capacidad para 1750 espectadores. Y el edificio es el mayor centro cultural de América latina.

“Reflexionando con el maestro Barenboim surgió la idea de nominar a esta sala como Auditorio Nacional, con el sentido de ser sede de los más grandes eventos musicales nacionales y universales”, señaló Hernán Lombardi. Y concluyó: “Nos compromete aún más con la misión de irradiar desde la argentina al mundo la magia de la música”.

 

Por su parte Daniel Barenboim expresó: “El auditorio del CCK es una verdadera sala de conciertos, que se consolidó en estos años como punto de encuentro para grandes músicos del país y del mundo. Con la vida musical que hay en Buenos Aires era imprescindible un espacio de estas características. Yo me sentí muy, muy cómodo en esta sala”.

La acción coincide con el “Festival Barenboim”, que por su trascendencia y relevancia artística y cultural, es una oportunidad inmejorable para promover y oficializar la denominación mencionada.

 

Esta sutil variación es apenas una en la serie de cambios que, de manera cíclica, viene alterando sutilmente la inspiración original del mayor centro cultural de Argentina y la región. Es justo observar que difícilmente al macrismo se le hubiera pasado por la cabeza reconstruir el paquidérmico Correo Central y destinarlo a la cultura.