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Llora el básquet: Te vamos a extrañar mucho “Pepe”

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Tristísima noticia. A los 74 años falleció el periodista santafesino José Miguel “Pepe” Grandinetti, quien fuera uno de los más prestigiosos referentes del periodismo especializado en básquet, y tributara inmenso apoyo, no exento de crítica aguda, a la Liga Nacional, como acompañara la proyección mundial del baloncesto Confederativo.

 

“Pepe” jerarquizó con su estilo a distintos medios radiales y televisivos, siendo uno de los más calificados referentes del básquet nacional, exhibiendo un estilo particular, generando permanente repercusión, sin esquivarle a lo controversial, a la discusión, al debate fecundo, enriquecedor.

Y así como formó sentencias, también dignificó su labor, ennobleció la profesión contagiando ese sentir a noveles colegas que aprovecharon su savia y sabiduría para seguir ese género sin perder contemporaneidad o sello intrínseco.

La pena que nubla y humedece mis ojos, conmoviendo la fibra anímica más íntima, se vincula a que lo consideré un Maestro; aún en la divergencia, en la sana y/o serena discrepancia; un hermano mayor.

“Pepe” me transmitió con férrea energía sus convicciones, y transfirió sin soberbia su firmeza de concepciones para juzgar con fundamento cada tema conveniente de desmenuzar con una marca sanguínea peculiar.

Nos deja un símbolo quizás NO RECONOCIDO adecuadamente en ciertos estamentos, y quiera Dios que la Asociación de Clubes, la Confederación, la Asociación y la Federación santafesinas, como el Gobierno de Santa Fe y por qué no, algún legislador de dicha provincia, le otorguen post mortem el merecido homenaje, como cuando vuelva el básquet a las canchas y se lance la primera bola al aire se tribute un postergado pero pertinente Minuto de Silencio, en honor a quién partió rumbo al descanso eterno un 9 de junio de 2020.

Podría contarles decenas de anécdotas divertidísimas, sobran episodios compartidos, de coberturas inmortales, de viajes inmemoriales. Perdurará en la mente su voz característica, sus aceleres, sus gestos, el contenido siempre pleno autenticidad, originalidad e inconmensurable PASIÓN por lo que hacía.

Pero prefiero optar por expresar lo que en este mismo momento me atribula, me estremece no tanto por la tristeza sino por el orgullo de haber conocido su sentido de la responsabilidad, de la eficiencia, del compromiso, del no dejar jamás de blandir la bandera del decoro, de la resistencia, de la pasión no exenta de ética, de honradez, de moral profesional intachable.

Acaba de morir una de las máximas instituciones del baloncesto nacional y muchos quizás no toman magnitud de quien nos acaba de dejar.

Es que con el correr de los años, el ser periodista de básquet, para una amplia proporción pasó a ser la excepcional chance de sumar poder, y viajar por todo el país y el mundo, sin comprometer una ideología definida que pueda entorpecer sus conexiones, relaciones, vínculos con quienes manejan la estructura profesional a nivel institucional.

Por ello es que “Pepe” quizás se despida sin el reconocimiento distintivo que merece, pues en el lado frívolo, insubstancial de nuestra bendita República, lo mismo un burro que un gran profesor…

Y nada peor para dirigentes, para autoridades, como hasta para el resto de los protagonistas del baloncesto rentado, de alto rendimiento, que un observador incisivo, independiente, audaz, intrépido, sin miedo a reflexionar de manera punzante.

Así trabajó “Pepe” y así lo admiramos y de alguna manera nos apegamos a su huella.

Desde Paraná, lo aplaudimos y le decimos “gracias” por el legado que nos entregó en vida. Nos embarga la congoja, el pesar.

Pero también estamos convencidos que debe estar orgulloso pues jamás claudicamos, ni renunciaremos, al deber de reprobar todo acto o paso nocivo contra el engrandecimiento del básquet, sea a nivel rentado como amateur.

No nos mueve ningún interés espurio, mucho menos mezquino. No nos casamos con NADIE, como coincidimos en interminables charlas; tal vez por ello, nos sintamos por momentos tan solos en nuestro humilde derrotero, aunque ahora sabemos que “Pepito” siempre nos acompañará y nos dará fuerzas para no arriar las banderas pletóricas de decencia profesional que él supo enarbolar.

Hasta siempre “Pepe” querido… Y así como Rita, María Silvina, Pablito y Bibiana, te lloran afligidamente; desde esta Orilla, o “del otro lado del charco” como decías, tenemos el consuelo de pensar que ya estarás discutiendo porfiadamente, obstinadamente, con tu divina y hasta divertida terquedad habitual junto a otras leyendas como Enrique Nocent, Miguel Romano, Sergio Oreggioni, Dani Cingolani y Osvaldo Ricardo Orcasitas, entre tantas glorias de nuestro básquet.

Dejás un vacío irreemplazable, especialmente en lo que atañe a tus excelsos valores humanos, siempre dispuesto a solidarizarte, a ayudar, a auxiliar, a dar una mano.

Subsistirá eternamente en mi corazón tu bondad, tu generosidad, tu humanidad.

Seguro que Dios ya te ha acogido en su seno.

Te vamos a extrañar Viejo testarudo. Mucho. Pero a la vez sabemos que como un Ángel de la Guarda estarás cuidando a tu hermosa Familia y a quienes te supimos querer y valorar en vida.