Legendaria: Diana Taurasi, la leyenda de la WNBA, hija de una argentina, llegó a los 10.000 puntos
|La legendaria Diana Taurasi, de las Phoenix Mercury, se convirtió este jueves en la primera jugadora en la historia de la WNBA en sumar 10.000 puntos en la temporada regular.
Taurasi, tres veces campeona de la WNBA y cinco veces medalla de oro olímpica con Estados Unidos, necesitaba 18 puntos para alcanzar ese hito y se lució con un partidazo de 42 puntos en el triunfo de su equipo frente a las Atlanta Dream por 91-71.
La jugadora de las Mercury, que en 2017 se convirtió en la máxima anotadora histórica de la WNBA, llegó a los 10.000 puntos con un triple.
Según los datos de ESPN, Taurasi, de 41 años, es la jugadora de mayor edad con un partido de al menos 40 puntos en la WNBA.
En la NBA, el único jugador con más de 40 puntos en un partido y con más de 40 años de edad fue Michael Jordan con los Washington Wizards en 2003.
Hija de un italiano y ex futbolista y de madre santafesina, el año que vivió en Rosario, a mediados de los 90, marcó su vida. “Rosario siempre va a ser la casa. Ahí está la familia. La gente caminando, la panadería, la verdulería, la carnicería, allá en Estados Unidos no se ven esas cosas”, contó Taurasi hace unos años, en una entrevista con Clarín.
“Me acuerdo cuando era chiquita. Sábado a la mañana, te daban unos cuantos pesos y me decían ‘andá a comprar unas facturas’. Yo iba con mi hermana, caminando, comprábamos facturas, unas botellas de soda, de vino, pum pum, las llevábamos a casa. Ahí estaba mi tía que hacía los ñoquis… Todas esas cosas están en mi mente”, evocaba sobre Rosario, además de declarar su simpatía por Central, como toda su familia materna.
En aquella charla que se dio durante un Preolímpico disputado en Bahía Blanca, Diana recordó su primera vez en el Gigante de Arroyito, nada menos que en aquel mítico partido que el Canalla le remontó un 0-4 a Atlético Mineiro por la Copa Conmebol 1995, cuando tenía 13 años: “Estábamos mi padre, mi hermana y yo. Todos en ese partido. ¡Un quilombo! La verdad, me encantó. La gente hacía puentes sobre el río para cruzarlo”.
Su fanatismo por Central no le impide ser devota de Lionel Messi. De hecho su hijo se llama Leo en honor al crack argentino y le había puesto Messi a su perro. “Sería lindo encontrarlo para decirle “gracias”, de un atleta a otro, para mirar cómo trabaja, qué profesional que es. La presión que tiene no la tiene nadie en el mundo. Todos los ojos lo están mirando. Que si canta el Himno, que si le habla o no a la prensa, si se rasca la oreja. Está en una posición muy difícil”, describía Diana en 2019, mucho antes de que Leo revirtiera su historia con la Selección y sin imaginar que este año lo tendría jugando en su propio país.
Durante aquel Preolímpico, un tal Manu Ginóbili le dedicó un mensaje a los bahienses, recomendándoles ir a ver a Diana para no perderse a “la mejor jugadora de la historia”.
“Cuando hablamos de fútbol, hablamos de Maradona… Y la verdad cuando hablamos de básquet, hablás de Manu Ginóbili. Lo que hizo él en el mundo del básquet, es increíble. Cuando te ponés a pensar, un chico de Bahía Blanca cambió cómo se juega al básquet en la NBA. Él cambió los movimientos, cómo se juega con cinco afuera ahora. Eso fue Manu”, decía Diana.
Una vida de lucha y compromiso
En 2012, la FIBA la multó por no respetar el reglamento sobre vestimenta que consideró sexista. En 2017, se casó con su ex compañera en Phoenix, la australiana Penny Taylor, quien dio a luz su hijo. En una cultura que camina a paso lento hacia la integración y la diversidad, esa postura ante la vida le valió ser señalada en los Estados Unidos.
“Muchas veces la gente no dice nada porque no quiere perder el puesto que tiene. Eso lo vemos en los negocios, en las corporaciones, en los bancos, en la política. Es la verdad, pero eso a mí no me iba a parar de decir lo que era justo. Nunca me paró”, le dijo Diana a Clarín.
Y agregó: “Quiero que el día de mañana mi hijo pueda decir lo que piensa. A mí me costó mucho. Pero si vos pensás que algo está bien y le va a ayudar las próximas personas, a la próxima generación, se tiene que decir. Porque sino te va a afectar a vos, a tus chicos y a los chicos de ellos”.