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La paranaense, Rocío Padilla, será la coordinadora nacional de Pastoral de Juventud

La Pastoral de Juventud de la Argentina será coordinada durante el próximo trienio por la paranaense, Rocío Padilla, quien ya tuvo a su cargo la pastoral de la juventud de la Arquidiócesis.

“Esta elección, es algo que no me esperaba aun creo que sigo impactada pero con la certeza que Dios llama y busca, y que sin dudas no llama a los más capacitados, si no que capacita a los que elige”, expresó Padilla, licenciada en Terapia Ocupacional, de 29 años. La flamante coordinadora está casada hace casi dos años con Agustín Bello: “mi compañero y pilar fundamental de cada tarea o servicio que Jesús me llama”.

Rocío explicó que la pastoral de la juventud es “la acción organizada de la Iglesia para acompañar a los jóvenes a descubrir, seguir y comprometerse con Jesucristo y su mensaje para que, transformados en hombres nuevos, e integrando su fe y su vida, se conviertan en protagonistas de la construcción de la Civilización del Amor”. “Miembros de una Iglesia en salida, jóvenes “callejeros de la fe”, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra”, añadió.

En este sentido, agregó que la coordinación de la Pastoral de la Juventud, tiene distintas funciones, entre ellas están: mantener el diálogo con los obispos de la pastoral y presentarles proyectos, dificultades, avances dentro de la pastoral, organizar encuentros de comisión nacional, velar por la obtención de recursos para el desarrollo de actividades, representar a la pastoral en encuentros internacionales.

Tiempo de gracia

“Anhelo que en este tiempo de gracia pueda ser fiel a Dios a través del servicio a los jóvenes, que siempre mantenga la alegría y las ganas de soñar que nos caracteriza. Que todos los jóvenes sepan que Dios nos llama a ser Santos, de jean y zapatillas en el lugar que nos encontremos, que con la oración, los sacramentos y el servicio es posible. Quisiera aprovechar esta oportunidad para darle las gracias a cada una de las personas que me ayudan a mantenerme cerca de Jesús. Principalmente gracias a Dios por mirar con bondad mi pequeñez. Ojala un día llegue al cielo y que cuando Él me pregunte que hice con los dones que me ha dado, pueda llevar conmigo muchos nombres y encontrarme con tantos otros”, concluyó.

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