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La inflación se desaceleró en abril pero se mantuvo arriba del 4%

La inflación de abril fue del 4,1% según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec). De esta manera, se desaceleró respecto de marzo pero dio arriba del 4% por cuarta vez en los últimos cinco meses. En el último año, los precios crecieron 46,3%.

Las consultoras y entidades financieras del sector privado que participaron del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) habían previsto 3,8%.

En marzo la inflación había sido del 4,8%, un récord desde septiembre de 2019. Esto salto fue impulsado, por un lado, por factores estacionales vinculados con el inicio de clases, que provocó aumentos del 28,5% en educación, y el cambio de temporada en ropas exteriores, que generó incrementos del 10,8% en prendas de vestir y calzado.

Sin embargo, también influyó la inercia que vienen exhibiendo los aumentos de precios desde el último trimestre del año pasado. Los alimentos treparon 4,6% impulsados por algunas verduras y lácteos.

“En el primer tercio del año, ya se consumió casi el 60% de la meta del presupuesto 2021. De esta manera, la pauta oficial quedó absolutamente descartada, y el “nuevo objetivo” del gobierno debería ser que la suba de precios termine el año por debajo del 40%, algo que, a hoy, también parece muy difícil”, explicó Rajnerman.

Los participantes del REM de abril proyectaron que la inflación minorista acumulada para diciembre de 2021 se ubicará en 47,3% interanual, lo cual significó un aumento de 1,3 puntos porcentuales respecto de los pronósticos provistos a fines del mes anterior (46,0% i.a.).

Más precisiones

El número difundido por el organismo estadístico está en línea con las expectativas que sostenían en privado desde el Poder Ejecutivo y las estimaciones de consultoras, tras el 4,8% registrado en marzo, que representó el índice más alto desde que Alberto Fernández asumió la Presidencia.

Según proyecciones privadas, desde mayo la inflación podría encarar un sendero de leve reducción mensual que la llevaría cerca de un 3,5% en mayo y de 3% desde junio, con una pendiente en caída al menos hasta septiembre, cuando tengan lugar las elecciones legislativas primarias.

La dinámica inflacionaria de los últimos meses marcó una aceleración notoria desde octubre, cuando el índice de precios superó el 3% mensual y no volvió a perforar ese piso. Al dato de ese mes (3,8%), le siguieron noviembre (3,2%), diciembre y enero (4%), febrero (3,6%) y marzo (4,8 por ciento).

Una de las explicaciones ensayadas por el Gobierno sobre la situación de los precios y particularmente de los alimentos estuvo vinculada con la suba de los precios internacionales de los commodities, una preocupación que ayer volvió a expresar el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas.

El funcionario dijo estar “preocupado por la situación de los precios”, y aseguró que se trabaja para que la inflación vaya hacia la baja y llegar con ofertas de alimentos más accesibles para los sectores con menores ingresos. Además, consideró que el aumento de los precios internacionales “genera presión” en los valores de los productos comestibles.

Este mes también será un mes con presión inflacionaria, ya que se aplicarán incrementos en los combustibles y se espera que también haya reajustes de tarifas de luz y gas, así como también en la medicina prepaga.

De todos modos, ya parece de imposible cumplimiento la meta presupuestaria del 29% fijada por el Ministerio de Economía; en este sentido, los analistas creen que rondará entre el 45 y el 50 por ciento, muy cerca del 53,4% del 2019.

Desde la salida de la convertibilidad en 2002, el país vive bajo un régimen de inflación crónica, que la llevaron a ocupar el segundo lugar en la región después de Venezuela, que desde hace unos cuatro años experimenta un cuadro de hiperinflación.

Desde la salida de la convertibilidad en 2002, el país vive bajo un régimen de inflación crónica, que la llevaron a ocupar el segundo lugar en la región después de Venezuela, que desde hace unos cuatro años experimenta un cuadro de hiperinflación. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta una inflación de 5500 por ciento para el país que gobierna Nicolás Maduro.

De hecho, el registro de abril del IPC del Indec supera al conjunto de países sudamericanos, con la excepción de Venezuela, ya que la mayoría registró cifras menores al 1% y, en algún caso, hasta deflación, más allá de la orientación ideológica de cada gobierno; la suba en los alimentos, mencionada por el Gobierno como uno de los factores que explica este fenómeno a nivel local, en realidad acompaña al alza general de precios en varios países productores y exportadores de estas materias primas.

 

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