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La francesa Lactalis se va del país

La láctea más grande del mundo llegó al país en 2015 por haber comprado una compañía en México que tenía activos en Sudamérica, y tras 7 años de operaciones, Lactalis decidió cerrar todo en Argentina y apostar por ahora a Brasil.

La empresa con sede en Francia, que es dueña de las marcas Parmalat y Président, entre otras, se había quedado con la fábrica de quesos La Mucca, ubicada en el pueblo de Díaz, en Santa Fe, cuando compró la mexicana La Esmeralda.

Ese negocio se fue achicando y finalmente, en septiembre pasado, Lactalis vendió la planta en la que trabajaban unas 85 personas a “un grupo rosarino”, cuyo nombre cerca de la firma vendedora prefieren no divulgar y tampoco trascendió en el sector, aunque no estaría ligado al rubro lácteo.

Además de las actividades productivas, Lactalis tenía en Buenos Aires oficinas desde las cuales manejaba la otra pata del negocio -la importación de sus productos insignia franceses-, que también cerrará a fines de marzo “por tiempo indeterminado”.

Tras vender la planta santafecina, el grupo francés había intentado mantener el negocio con acuerdos de exportación con terceros que les permitieran obtener los dólares para poder importar, en medio de las restricciones oficiales.

Sin embargo, este proyecto que se puso en marcha entre octubre y febrero no prosperó y, finalmente, se decidió la partida. La empresa no quiso siquiera dejar en el país un distribuidor que vendiera sus productos, como sí sucedió con compañías que optan por dejar de tener presencia directa en un mercado, como Nike o Edding.

Quizás haya impulsado su decisión la poca presencia que tenía en Argentina, comparada con sus negocios en Brasil, por ejemplo, donde a partir de la compra de DPA, un joint-venture que tenían Nestlé y Fonterra, se convirtió a fines de 2022 en la láctea número uno del país vecino, donde ya tenía operación, con casi 11.000 empleados.

En Brasil tiene 23 de sus 266 plantas, distribuidas en 51 países. En Uruguay, en tanto, ocupan el tercer puesto en el sector lácteo.

Según explican conocedores del sector, Lactalis poseía en la Argentina una dimensión pequeña para lo que era la empresa en el mundo y tenía una larga historia de buscar alternativas para crecer.

Una de las opciones, por ejemplo, fue su interés por adquirir SanCor en 2017, en el segundo intento de la cooperativa por encontrar un socio para salir de su crisis financiera.

“No sé si por ese negocio chico o porque se cansó de intentar en un escenario económico altamente hostil. El hecho de existir derechos de exportación, retraso cambiario para el negocio externo y precios controlados -Justos o Cuidados- en el mercado interno hacen que ninguna empresa que no tenga una pata firme, como tienen Nestlé, Saputo (Molfino/La Paulina) o Savencia (Milkaut/Santa Rosa), se queden. Estimo que verán el escenario 2024 a ver qué pasa, pero el escenario actual es muy adverso”, explicó un conocedor del negocio.

La salida de Lactalis, un grupo con una facturación de 20.000 millones de euros y 85.000 empleados, se suma a una larga lista de multinacionales que dejaron de tener a la Argentina en el radar de sus inversiones directas. Al cimbronazo que fue la pandemia para las finanzas de todas las empresas, se suma la particularidad de la crisis doméstica.

Otras grandes empresas que abandonaron el país fueron Walmart, que le vendió su negocio al grupo De Narváez, o la italiana Enel que ya se desprendió de sus centrales eléctricas Costanera y Dock Sud y busca comprador para Edesur.

Hubo firmas que directamente cerraron sus operaciones, como la chilena Falabella y las aéreas LAN y Norwegian en el mercado aéreo de cabotaje. Y un tercer grupo que dejó sus marcas en manos de terceros (Nike, Asics, Edding, Shell).

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