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La Asamblea vuelve a la ruta

Después de la tregua de sesenta días que la Asamblea Ciudadana Ambiental otorgó a los gobiernos de Argentina y Uruguay, y luego de evaluar que los resultados han sido raquíticos -teniendo en cuenta la magnitud del conflicto por Botnia-, la ciudadanía decidió volver a cortar la ruta.

La metodología será una concentración todos los domingos de septiembre, que se realizará dos horas antes de sesionar la Asamblea en el emblemático Arroyo Verde, ubicado en el kilómetro 28 de la ruta internacional 136.

La otra decisión que se adoptó fue la de convocar a una asamblea ampliada para el miércoles 6 de octubre en el Club Frigorífico.

Las otras dos propuestas que se descartaron fueron continuar como hasta ahora, es decir, al costado de la ruta y la otra volver a foja cero, lo que significaba un corte de ruta permanente como ya se realizó durante tres años y medio.

Un aspecto que no pasó desapercibido es que los asambleístas se cuidaron muy bien de no pronunciar la palabra “corte de ruta”, reemplazando ese concepto por el de realizar asambleas en la ruta. La estrategia no debe ser computada al temor por las querellas que implementan el Gobierno para criminalizar la protesta, sino a una instancia superior que referencia a un pueblo movilizado.

“El Gobierno toma medida de gobierno y el Pueblo se defiende como pueblo”, fue una tesis certera que se esbozó a la hora de argumentar las propuestas.

Otro aspecto no menor, es que la Asamblea reforzó el concepto de que la lucha no sólo es contra el monstruo de Botnia sino también “contra la incomprensión de los gobiernos”.

En la reunión ampliada de anoche quedó ratificado que el debate más intenso y profundo que tiene Gualeguaychú no se escucha en los pasillos oscuros del Poder Legislativo ni Ejecutivo donde se deciden muchas veces el destino de un pueblo, sino en el seno de una Asamblea transparente, que a brazo levantado marcha con paso seguro representando el sentir de su comunidad.

El concepto que anoche impregnó el Club Frigorífico es que el conflicto sigue abierto, por más declamaciones en sentido contrario que realice el canciller Héctor Timerman, y que la Licencia Social se mantiene innegociable y es el norte que guía al SÍ a la vida con su correlato del NO a las papeleras.

Si el periodismo puede ser definido como la primera versión de la historia, el registro de lo ocurrido anoche debe ser computado como una fotografía clara y actual de la memoria ancestral de una comunidad que se opone a que su medioambiente sea saqueado. Es una memoria que convoca al futuro. Curiosa paradoja la de este presente: quienes defienden el medioambiente son querellados por aquellos que alguna vez expresaron que esta lucha era Causa Nacional.