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Kueider avaló “en disidencia parcial” el dictamen aprobado por el Senado sobre el aborto legal

El proyecto de legalización del aborto obtuvo dictamen favorable en el plenario de comisiones, aunque el pedido de cambios al texto por parte de dos senadores verdes –el rionegrino aliado del oficialismo Alberto Weretilneck y el radical Ernesto Martínez- sumó incertidumbre de cara al debate del 29 de diciembre en el recinto, donde los números están cada vez más reñidos.

El texto terminó de circularizar entre los senadores pasadas las 21.30 y dejó dos novedades importantes: la rionegrina Silvina Larraburu, quien si bien hace dos años votó celeste, se estaba replanteando su voto y dejó reflejado su cambio de postura firmando el dictamen a favor de la legalización.

También se encuentra la firma “a favor, pero en disidencia parcial” del senador oficialista Edgardo Kueider, otro de los legisladores que figuraba indefinido. Desde su entorno confirmaron a Clarín que al igual que Weretilneck y Martínez, el entrerriano también plantea que se hagan modificaciones en el recinto. “Habilitó el debate pero no es un voto asegurado”, advierten entre los “verdes”.

La Comisión de Justicia -presidida por Oscar Parrilli- necesitaba nueve firmas y era la más ajustada. El acompañamiento de Kueider era clave ya que el aval del catamarqueño Oscar Castillo -quien votó a favor hace dos años y forma parte de esa comisión- está en dudas en esta oportunidad. Semanas atrás dijo que se abstendría, aunque en su entorno aseguran que “mantendrá la coherencia” de 2018. Lo cierto es que no firmó el dictamen, aunque dado que estaba en una zona sin conexión, tienen esperanzas que se deba a eso.

Fue clave, también, la decisión de Ernesto Martínez de acompañar a pesar de las críticas: “Voy a firmar el despacho reservándome estas disidencias parciales para la discusión en el recinto”, anunció durante la reunión.

El radical cordobés no está conforme con dos artículos y lo planteó durante el debate. Teme que el sistema de derivaciones planteado en la objeción de conciencia institucional termine siendo un problema.

Pero el que sorprendió fue el rionegrino Weretilneck, férreo “verde” y aliado del Frente de Todos. “Estoy convencido de la legalización de la interrupción del embarazo pero sinceramente, con todo dolor, debo transmitir que creo que plantear el inciso ‘b’ de la manera que está planteado no es el espíritu que tiene que haber en esta ley. Voy a pedir modificaciones”, apuntó en relación al artículo que plantea la posibilidad de interrupción del embarazo por fuera de la semana 14.

El texto original fija esa opción para casos de violación o “si estuviere en peligro la vida o la salud integral de la persona gestante”. Ese último punto le parece muy genérico a Weretilneck y propone especificarlo. Además pide agregar la necesidad de presentar una “constancia de inicio de denuncia penal” también para los casos de violaciones de menores de 13 años. “El violador tiene que ser perseguido. Si no, la menor va a ir a abortar acompañada de su violador quizás”, afirmó.

Hacer cambios en esta instancia es sumamente complicado para el oficialismo porque significaría la vuelta del proyecto a la Cámara de Diputados.

Pero si la norma se sanciona en general y los algunos artículos criticados por estos legisladores no logran ser aprobados en particular también la norma tiene que volver a la Cámara Baja.

Quien recogió el guante fue Parrilli y dejó abierta la posibilidad de retoques en la reglamentación: “Es loable que en el recinto dejemos asentadas las inquietudes, marcar el espíritu de los legisladores y la ley y que los planteos sean eventualmente resueltos o atendidos a partir de la reglamentación de la ley con las autoridades del Gobierno”, aseguró.

A esto se suma la desconfianza de oficialistas sobre la especulación política de algunos “verdes” de Juntos por el Cambio. “(Mauricio) Macri los está llamando para que voten en contra y sea una derrota”, acusan algunos. En JxC lo desmienten.

Lo cierto es que el primer paso es auspicioso. En 2018 el proyecto se había quedado a un voto de conseguir dictamen, y fue la primera señal de cara al fracaso en el recinto. Hoy las cartas son inciertas. “Hasta el 29 todo puede pasar”, afirman en ambos sectores.

Este mismo jueves, el radical, Juan Carlos Marino, ratificó que mantendrá su voto “celeste”, como en 2018.

Contando a Kueider y Larraburu a favor los números ubican a los verdes un voto arriba 35 a 34.

La llave la tienen las otras dos indefinidas Lucila Crexell, del Movimiento Popular Neuquino, y la radical entrerriana Stella Maris Olalla.

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