Juventud con las manos vacías
|Colegiales le ganó por 2 a 1 a Juventud Unida en Concordia sumando la primera victoria en el Argentino B y agudizando aún más los problemas del equipo de Gualeguaychú, que dependió casi exclusivamente de la peligrosidad de Bonzi.
Las emociones llegaron rápido en el Parque Mitre, porque a los 9 minutos, el defensor Darío Lozano, que debutaba como titular, venció su propia valla al querer rechazar un centro que venía desde la izquierda, dejando sin reacción a Moscatelli y colocando arriba a los “Pompeyanos”.
Sin embargo, Juventud fue a buscar y encontró rápido la igualdad, porque a los 12 tras un corner que ejecutó Iván Bonzi, apareció su hermano Fabián para conectar y vencer la estirada de Juan Latorre.
El partido no fue bueno, porque los dos abusaron del pelotazo y el equipo local estuvo algo mejor parado, aprovechando el buen partido de Martín Muñoz, que se las ingenió siempre para complicar al fondo de Juventud, que mostró dudas y falta de coordinación.
En el segundo tiempo Colegiales llegó al segundo, a los 9 minutos tras un centro que cayó en el área ejecutado por Gustavo Trinidad, otra vez aparecieron las dudas del fondo de Juventud, y el “Pantera” Muñoz puso el segundo con un toque corto, que dejó sin asunto al arquero Moscatelli.
De aquí en adelante el partido fue un poco más entretenido, Juventud se volcó en ofensiva sumando gente en ataque. El técnico Fullana mandó a cancha a Chonquele, Fiorotto y Lucero, pero no logró complicar al fondo de Colegiales, donde la experiencia de Burruchaga y la buena tarde del arquero Juan Latorre abortaron la mayoría de los intentos del equipo visitante.
“Cole” de contra lo pudo liquidar, pero Moscatelli le tapó el tercero a Locasso, que luego se iría expulsado, y un rato más tarde volvió a salvar en una arremetida de Martín Muñoz, que el mejor jugador del partido y complicó toda la tarde a la defensa de Juventud Unida.
Un final no deseado
En el final hubo algunos incidentes, cuando un particular ingresó al campo de juego y debió ser detenido por la Policía, sin que nadie pudiera dar una explicación del cómo y el por qué entró ese “hincha” al campo de juego.
Luego del incidente el juego se reanudó y tras el pitazo final del árbitro Diego Tizler, que reemplazó al originalmente designado Mariano Verbaubede, la gente de Juventud Unida ensayó una protesta que naturalmente no cambió el curso final del partido.
En los vestuarios hubo discusiones, algunas declaraciones subidas de tono del técnico visitante pero afortunadamente la cosa no pasó a mayores.
Colegiales se fue celebrando su primera victoria, legítima y muy necesaria para cambiar el panorama. Juventud se quedó masticando bronca por no haber podido encontrarle la vuelta al partido.