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¿Hace cuánto no se habla de Echagüe en materia financiera?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Echagüe es uno de los clubes más prestigiosos en el Circuito Profesional del básquet argentino. El nombre de la entidad paranaense trascendió las fronteras entrerrianas por varias disciplinas, pero fue el básquet el deporte que más la proyectó, en lo positivo y en lo negativo. Hubo páginas brillantes, y un común denominador: dificultades financieras profundas. Sin embargo, hace varios años que no se habla de balances económicos adversos.

Es verdad: el hincha de Echagüe es uno de los más leales y sufridos de la República. Fueron pocas las grandes satisfacciones y muchísimas las desilusiones, los desencantos.

Costó demasiado llegar al círculo de privilegio, más en lo monetario que en lo deportivo, por decisiones poco analizadas en cuanto a debe y haber, sumándose sucesiones de campañas aciagas.

Y desde el alumbramiento de la Liga Nacional pasaron presidentes y responsables de la competencia rentada que tuvieron las mejores y más nobles intenciones, no obstante los fracasos deportivos impactaron en las finanzas y así se atravesó por coyunturas complicadísimas, algunas de ellas que pusieron en riesgo el patrimonio de la entidad.

Obviamente, algunas de esas frustraciones estuvieron íntimamente vinculadas con crisis de la República, con números en rojo para millones de argentinos, y generando dimisiones resonantes en el mapa basquetbolístico de alta performance.

Hubo tiempos fecundos; campañas inolvidables con Miguel Volcan Sánchez o Silvio Santander a la cabeza, pero con el correr de las ediciones hubo golpazos en Primera y Segunda División, con disposiciones incongruentes que repercutieron en cancha y en escritorios.

Hubo jugadorazos, se formaron inolvidables camadas de jóvenes que luego triunfaron no solo en el país sino también en Europa y formaron parte de seleccionados CABB, como del mismo modo llegaron a la Argentina extranjeros desconocidos brillando en el AEC para después trascender a lo largo y ancho del planeta.

Hubo temporadas memorables y cuando se creía que el trabajo a mediano/largo plazo sería el método exacto para plasmar grandes logros, lo mercantil destrozó ilusiones.

Indiscutible: posturas obstinadas dirigenciales también incidieron en el naufragar competitivamente, aunque “en la buena” -es innegable- influyó la circunstancia compleja de formar equipos “austeros”, redondear torneos dignísimos y que en la post temporada las mismas fichas pasen a valer el doble, amén del aprieto de un dólar irregular y una inflación que modificó toda estructura organizativa de alta competencia.

Claro… No le pasó solo a Echagüe. De hecho, sobran antecedentes de afamados clubes que terminaron hipotecados y desaparecidos de la Liga, o proyectos de altísima calidad que no pudieron consolidarse porque la Argentina basquetbolera solo “premia” a dirigentes subvencionados casi 100 % por Estados provinciales milagrosamente bienhechores.

Y en una Argentina exitista, las copas, las participaciones internacionales, el show, el circo, se constituyen en la tentación trascendental para olvidarse de las problemáticas diarias que se viven en una Nación siempre al borde del colapso.

Ejemplo axiomático es el fútbol. Con clubes “millonarios” pero misteriosamente con arcas en rojo desde hace décadas, y cuentas confusas.

Desde el alumbramiento de la Liga Nacional, ese paradigma fue imitado por un amplio porcentual de instituciones. Y, de hecho, no puede omitirse una realidad incontrastable: cuatro clubes del Top Ten de LNB son futboleros. O que el San Lorenzo de Tinelli, con públicas desprolijidades administrativas, cosechó cinco copas y hasta se catapultó para “tocar” la NBA.

En ese marco, resulta loable que Echagüe permanezca aún en la Liga Argentina. Este reconocimiento no quita la paradoja de jugar a estadio semi vacío, y concluir cada edición con una desesperanza que año a año resta interés de aficionados, y de una prensa poco estimulada la cual tiene por consigna central la campaña de Patronato en la cúspide del fútbol AFA.

A este Echagüe Modelo 2021/2022, a su Cuerpo Técnico, a sus jugadores, no se le puede endilgar culpa alguna por tan floja campaña. No es justo hablar de decepción. La dirigencia armó, una vez más, lo que pudo en un país donde se hace malabares para vivir dignamente, pese a minoritarias excepciones.

La pregunta clave eterna es: ¿qué beneficios conlleva tener a Echagüe y tantos clubes en circuitos profesionales para competir sin la más exigua aspiración de coronarse de gloria?

Podrá decirse muchas cosas del Ciclo Casaretto… Podremos coincidir en calificaciones o adjetivaciones, pero hay algo contundente que debe ser admitido: hace muchos años que de Echagüe no se habla mal en materia de números.

Seguro que nos encantaría saber cómo continúa “El Negro” jugando Liga, cuáles son sus sponsors, cuánto invierte cada auspiciante; nos fascinaría que -SI NO ES UN NEGOCIO LUCRATIVO PRIVADO- y SÍ se cuenta con el impulso del Estado, el hoy diputado nacional nos pormenorice la fórmula para lograr cimentar esa continuidad sin afectar las cuentas del club.

Pero a la vez, en Redes Sociales, en foros, se leen innumerables críticas contra el parlamentario y catedrático en números; aunque pasan las elecciones, y el “Oficialismo” -que respalda al legislador y jerarquizado docente- mantiene su estructura desde hace muchos años, con resultados decorosos en materia de manejo de la entidad, sin hallar que los reclamos anónimos se transformen en “Oposición” activa.

No es la primera vez que lo expreso: con Casaretto así está Echagüe. ¿Y sin Casaretto cómo estaría? Y acentuamos: ¿Sin Casaretto, quién agarra las riendas?

Decenas de Editoriales podríamos redactar en cuanto a su personalidad, carácter, actitud, pose o postura, conducta ante el debate, criterio directriz, etc, etc… Pero seguiremos firmes en un convencimiento: si Echagüe continúa en Liga es porque atrás está Casaretto.

Nos guste, o no… Mientras tanto, aconsejamos a sus opositores que de una buena vez por todas, demuestren que son mejores, porque hasta el día de hoy solo han blandido críticas y NADA hicieron, al menos públicamente, a la vista, para rectificar el rumbo.

Si no hay variables de forma y neurálgicamente de fondo, deberemos resignarnos tan solo al “Negro… Seguí participando”…

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