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Habló Fuks, tras dejar Quito: “El gobierno de Ecuador miente para tapar su propia ineficiencia”

Expulsado de su cargo como embajador argentino en Ecuador, acusado por ese país de “complicidad” con la huida de la sede diplomática de Maria de los Angeles Duarte, exministra de Rafael Correa, el embajador Gabriel Fuks expresó su enojo con el gobierno de Guillermo Lasso, al que acusa de “mentir” para tapar su responsabilidad en la huida.

Fuks desmiente, con énfasis, que haya existido “connivencia” de su parte para favorecer la salida de Duarte, condenada a prisión por corrupción y a quien él tuvo a 30 metros de su casa durante sus ocho meses como jefe de la delegación diplomática argentina en Quito.

“El gobierno de Ecuador está usando esto como producto de su enorme debilidad; ha perdido las elecciones, tiene entre el 8 y el 10 por ciento de aprobación. Esa idea de mostrar que tienen músculo y mentir como lo hace el canciller (Juan Carlos) Holguín, que está sometido a juicio político… Usa esta situación y a mí para construir un enemigo cuando ellos están barranca abajo”, expresó.

“El domingo a la noche hubo señales que me llamaron la atención. Muy temprano a la mañana fui a chequear, porque no había luces prendidas. Yo estoy solo durante el fin de semana, voy a caminar, a nadar, lo que hace alguien en su fin de semana, no estaba atento a los movimientos de Duarte. El canciller Cafiero chequeó la situación y le informó a Holguín. No hay demora. No era que se fugó de una cárcel: estaba refugiada en la embajada argentina, tenía asilo, era libre de salir cuando quisiera”, reveló.

“Lo de la zona liberada es una mentira más de Holguín, que quiso escalar el conflicto y dejó a Ecuador sin embajador en la Argentina, donde estudian 15.000 ecuatorianos estudian, con 1110 millones de intercambio comercial, escalando una crisis que no tiene sentido”, aseguró Fuks.

En cuanto a si existió el auto diplomático en el que dicen que pudo haber salido Duarte, dijo: “Mentira absoluta, mentira absoluta. El viernes 10, el coronel Ochoa, agregado militar de la embajada, partía hacia Buenos Aires, e hicimos un asado en el que sólo participaron funcionarios de la embajada. Están hablando de cubanos, venezolanos…nada que ver: estábamos despidiendo a un compañero de trabajo que se iba, no hubo nadie que no fuéramos nosotros en esa reunión. No estuvo nadie más que los que les menciono. Quieren inventar una patraña delirante que no tiene ningún sentido”.

Sobre si Duarte pudo haber aprovechado Duarte ese movimiento para irse, aseveró: “No me consta, puede ser, no lo sé. Ella se fue por la puerta, pasó por al lado de un patrullero. ¿Para qué pusieron ese patrullero? Yo no era custodio ni carcelero, como se le dije a ellos. Me tocó una situación hereditaria a la que estaba obligado a responder. El patrullero que está ahí no arrancaba, los vi empujándolo, no tenía ni batería. Para tapar eso me tienen que acusar a mí”.

Fuks aclaró por qué no dieron las cámaras de seguridad de la embajada: “El artículo 24 de la Convención de Viena dice que esas filmaciones y toda información son inviolables. No obstante, aun sin tener obligación, me convocaron a una reunión a Presidencia siete personas. Algunos me insultaron, como el secretario de la presidencia, me trataron como si fuera un reo confeso. Ahí no les dije que no, les dije que tenía que consultar a mis superiores, al punto que el día que me entregaron la nota para que me fuera estábamos evaluando con el canciller Cafiero alguna alternativa. Ellos tienen siete testigos, yo fui a cara limpia y no le rehuí a nada de eso. Yo tengo que tener autorización. Esto pasó en dos días. El martes pedí que me mandaran por nota el pedido, pero me echaron antes. No me dieron tiempo, tendría que haber llegado con las cámaras bajo el brazo a la reunión. Las cosas no funcionan así en la diplomacia”

Para concluir, Fuks señaló: “Durante ocho meses nos cruzábamos. El personal de limpieza de la embajada, que sí tenía más contacto, la vio el viernes por la tarde. Ella cocinaba bastante para su hijo; yo no utilizaba tanto ese sector. Después también me pidieron interrogar al personal de limpieza, yo les ofrecí hacerles las preguntas. No pueden hacer lo que quieran, ni con Argentina ni con nadie. Fue una absoluta falta de respeto”.

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