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Grondona con hinchas: ¿“Balance” del Mundial?

Miembros de Hinchadas Unidas y dirigentes se reunieron en la AFA; los barras pidieron lugares para el público del ascenso.

Cualquier sospecha acerca de las oscuras relaciones entre los barrabravas y los dirigentes del fútbol argentino quedó en evidencia. Lo curioso es que las partes no se escondieron, no pretendieron ocultar el contacto ni la existencia de la sugestiva reunión. Y llamativo fue el lugar que eligieron para mantener el encuentro: la biblioteca de la Asociación del Fútbol Argentino.

Ahí, en el cuarto piso del edificio de la calle Viamonte, ocho representantes de la agrupación Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), liderados por Pablo Bebote Álvarez, de Independiente, fueron recibidos por Juan Guerra, ex presidente de Nueva Chicago y actual integrante del Tribunal de Disciplina, y Walter Gisande, presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata. Más tarde, se entrevistaron con Julio Grondona, la máxima autoridad de la AFA y vicepresidente de la FIFA.

En la charla, que se extendió por casi una hora, los hinchas solicitaron que los simpatizantes de los equipos que integran HUA y militan en los torneos de ascenso sean autorizados a ir a los estadios en calidad de visitantes.

Luego, Grondona elevó el pedido al Comité Ejecutivo, que a su vez trasladará la inquietud al Coprosede y al Subsef, los organismos de seguridad que tienen injerencia en las canchas de la Capital y la provincia de Buenos Aires.

El extraño pedido había sido anunciado por la agrupación el 10 de agosto pasado, en la sede de HUA, en la calle Junín. Aquel día, también se exigió ser reconocidos por la AFA y los clubes como guía y acomodadores en los estadios, una medida que fue desestimada por el propio Grondona.

La nueva iniciativa, disparatada como la anterior, pretende al menos 150 lugares para los hinchas visitantes. El absurdo incluye que los barrabravas que ofician de anfitriones se comprometen a acompañar, en una suerte de custodia, desde la llegada hasta la salida de la cancha, a los barras visitantes.

Incluso, se planteó que las hinchadas compartan las tribunas, una regla que hasta los propios violentos tildaron como poco probable, por temor a que se genere algún incidente que desarticule esta inestable convivencia.

El absurdo contempla, además, que las dos hinchadas también se comprometen a colaborar con los policías encargados del operativo de seguridad. Se trataría de una especie de connivencia entre los organismos que deben proteger al público y aquellos que suelen sembrar el miedo con sus actos en los estadios.

La idea abarcaría a barras de 32 equipos del ascenso, ya que el resto no forma parte del ambicioso propósito que siempre estuvo teñido con un tinte político. La relación con el kirchnerismo fue desmentida por el propio líder de HUA, Marcelo Mallo, un influyente dirigente de Francisco Solano, de histórica relación con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Y el vicepresidente de Quilmes es miembro de la agrupación Compromiso K y “amigo” de Rudy Ulloa, un incondicional del matrimonio Kirchner.

“La reunión fue positiva. Por eso quedamos en seguir encontrándonos”, confió Bebote Álvarez, que se cubrió el rostro con una capucha marrón, a la salida de la AFA. Sin duda, con encuentros como el de ayer, la sociedad debe observar con asombro la impunidad de la que gozan estos tristes personajes.

Una relación que depende del beneficio

El vínculo de los barras y los dirigentes fluctúa, depende del lucro que se pueda lograr. Ayer, en la AFA, Bebote Álvarez y Julio Grondona se prestaron al diálogo. Algo extraño, ya que el barra, mediante su abogada Deborah Hambo, el 10 de agosto pasado hizo pública una denuncia que se tramita en la UFI 3 de Avellaneda, que sostiene que tres personas golpearon a su defendido en una estación de servicio, en nombre del presidente de la AFA.