Francisco viaja a Marsella
|El papa Francisco inicia este viernes una visita de dos días a la ciudad francesa de Marsella para pedirle a los países de Europa que tengan una “responsabilidad común” frente a la llegada migrantes por la vía del Mediterráneo, en medio de los cruces entre Italia y otros países por las cuotas de personas acogidas.
“Es necesario que Europa encuentre cuanto antes un consenso sobre el Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo. Todos los países europeos deben asumir juntos la responsabilidad de la situación en el Mediterráneo”, planteó antes del viaje el “número dos” del Vaticano, el secretario de Estado Pietro Parolin, al dar las principales líneas de la visita.
En el que será su viaje 44 como Papa fuera de Italia, Francisco despegará este viernes desde Roma a las 14.35 horas locales (9.35 de Argentina) en un vuelo de Ita AIrways con el que aterrizará en la ciudad-puerto francesa una hora y cuarenta minutos después, y en el que estará acompañado por un enviado de Télam entre otros medios.
En lo que el Papa ha considerado “una visita a Marsella y no a Francia”, similar al viaje que hizo a Estrasburgo en 2014 para hablar en el Parlamento Europeo, el pontífice iniciará su agenda con un encuentro con el clero local y luego participará la tarde de este viernes de una reunión interreligiosa que funcionará como homenaje a los muertos en el Mediterráneo.
Francisco, que en julio de 2013 hizo su primer viaje fuera de Roma como Papa a la isla italiana de Lampesuda para visibilizar a la cuestión migratoria a los cuatro meses de haber sido elegido, buscará volver llamar la atención de toda Europa para que se adopten medidas unificadas y comunes frente al salvataje de personas en el Mediterráneo y de su acogida en el continente, adelantaron fuentes vaticanas a Télam.
El año pasado, el pontífice había reclamado que Europa “no deje solos” a los cuatro países que reciben más personas, Italia, España, Grecia y Chipre y que se cumplan las cuotas de reparto de migrantes. El pedido de Francisco es compartido especialmente por Italia, que denuncia que países del norte cierran sus fronteras y la obligan a gestionar a todas las personas llegadas por el Mediterráneo, especialmente en el caso de Francia en la zona de Ventimigila y Austria en la región alpina del Brennero.
Esta semana, el sitio de noticias oficiales del Vaticano pareció respaldar la postura de Italia al publicar que “Continúan los desembarcos en Lampedusa. Francia bloquea las fronteras” en un artículo en el que lamenta que “el Ministro del Interior de París, Gérald Darmanin, hizo saber que Francia no tiene intención de acoger a nuevos inmigrantes procedentes de Lampedusa”, la isla símbolo de la migración.
Antes de viajar, el Papa calificó a los “Encuentros Mediterráneos” de los que participará el sábado en Marsella junto a obispos de toda la región como “una hermosa iniciativa que se desarrolla en importantes ciudades mediterráneas, reuniendo a líderes eclesiales y civiles para promover caminos de paz, colaboración e integración en torno al mare nostrum, con especial atención al fenómeno migratorio”.
Si bien este fin de semana Francisco no irá a la capital París, el Papa sí se reunirá con el presidente francés Emmanuel Macron en Marsella, con el que tendrá un encuentro privado el sábado, la cuarta reunión bilateral desde la asunción del mandatario en 2017
El sábado, antes de la reunión con Macron, Francisco dará el discurso más fuerte de los cuatro previstos cuando hable en los “Encuentros Mediterráneos” frente a un público compuesto por representantes católicos y de otros credos.
Otro de los temas que formarán parte de los discursos papales será el medio ambiente, planteó el vocero papal Matteo Bruni, en el marco de la próxima publicación el 4 de octubre de una nueva exhortación apostólica de Francisco sobre el tema, luego de la encíclica de 2015 Laudato si’.
Jorge Bergoglio, de 86 años, regresará a Roma el sábado luego de despedirse de Marsella con una misa en el Velódromo local en la que se espera también la presencia de Macron pese a las críticas que recibió el presidente francés de sectores que consideran que su presencia no corresponde con el espíritu laico del país.