Maran Suites & Towers

Fiat 600: el auto que rompió todos los moldes…

Desde este viernes 25 de marzo se desarrolla en nuestra ciudad el 2° Mega Encuentro del Litoral de Fiat 600. Todo comenzó con la recepción, a partir de las 11, en Plaza de Mayo, sobre calle Papa Francisco, frente a la Catedral. Allí se inscribió a los participantes y se entregó información turística. Por la noche hubo una caravana por la ciudad y los intervinientes se instalaron en el Camping Toma Vieja. Agenda. Galería de fotos.

 

Para este sábado 26 se prevé la acreditación y exposición de Fiat 600 en el Rosedal. Sobre las 17 se planificó la entrega de presentes y a las 19 una caravana por la ciudad junto a Bomberos Voluntarios.

 

El Fitito o el famoso Fiat 600 se instaló en el mundo entero como un verdadero cambio en el concepto de la industria automotriz y fue capaz de conquistar una inmensa franja de jóvenes que no tenían hasta ese tiempo una opción a su medida.

 

Pero no sólo se quedó con esa conquista, sino que fue el elegido de las mujeres por su tamaño, su practicidad, la facilidad de estacionarlo y su economía.

 

“El Fitito no gasta nada”. Esa frase por décadas se mantuvo vigente porque efectivamente era así, tanto que su tanque de nafta era muy pequeño pero suficiente para recorrer unos cuantos kilómetros. Allí mismo llevaba la rueda de auxilio, sencilla de cambiar en pocos minutos.

 

Muchas virtudes para un concepto de auto que no estaba en vigencia en la industria automotriz y un único gran defecto que sólo pudo ser resuelto con los años: los Fiat 600 hervían. Literalmente hervían cuando algo de su mecanismo de refrigeración no andaba a la perfección. Unos cuantos dolores de cabeza les dieron a sus dueños que pasaron reiteradamente por los talleres porque tenían problemas de temperatura.

 

Era un clásico verlos por las calles o en algunas rutas con la tapa del motor levantada para que el aire lo enfriara, sobre todo en verano, cuando nada alcanzaba para andar tranquilos. Es más, los días de gloria del Fiat 600 eran los del invierno porque si no se lo usaba demasiado, la temperatura se mantenía baja.

 

Bien se podría instalar al Fitito en la tanda de los clásicos de la industria automotriz no sólo en la Argentina sino también en el resto del mundo. Es que se podría decir que cumplió con las reglas básicas de un clásico: instalarse en el corazón de la gente, ser económico, llamar la atención y perdurar en el tiempo sin que nada altere su estilo.

 

El Fitito, si bien muchos lo hicieron por su cuenta, nunca se convirtió en camioneta porque no estaba pensado para eso. Es más, la idea era que sirviera para que viajara un matrimonio y dos hijos pequeños. Superarlo era un exceso por sus propias características.

 

Quedan pocos, los más cuidados superaron la barrera del tiempo y se muestran imponentes por estos días, porque pasaron a ser una reliquia para los amantes del género.

 

Las calles los tienen desde hace décadas como habitantes de la geografía más diversa. Del mar a la montaña, los Fititos siguen presentes y hoy fulguran en Paraná algunos remodelados, “tuneados”, con características al mejor estilo “Rápidos y Furiosos”, y otros conservando el sello original.

Una maravilla. Una cita imperdible con la memoria y a muchos, les aseguramos, se les llenará el corazón de nostalgias.