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Especialista en Botánica afirma que la obra de Racedo transformará a la zona en “un desierto urbano”

Para el técnico botánico Alfredo Grimaux, el proyecto del Municipio de Paraná para el ensanchamiento y doble vía de Boulevard Racedo parte de un mal diagnóstico inicial: considerar que la obra es “de bajo impacto ambiental”. A partir de esa categorización errónea “todo el proyecto tiene un sustento pobre”, aseguró.

Señaló que, de ejecutarse los trabajos previstos, ese tramo de la arteria se transformará en una “isla de calor” por el avance del pavimento por sobre la vegetación. “En diez años tendremos un desierto urbano”, con “una gran masa de asfalto” y los pocos árboles “estarán sobreviviendo a las malas condiciones ambientales”, advirtió.

“Es un problema más complejo de lo que la Municipalidad sostiene, que asegura que es un proyecto de bajo impacto ambiental y por eso no hay que hacer análisis complementarios. Se partió de un mal diagnóstico inicial. La categorización de la obra como de bajo impacto ambiental hace que todo el proyecto tenga un sustento pobre, porque se parte de un error de análisis”, subrayó el especialista.

Advirtió que, de avanzar los trabajos previstos, “en diez años tendremos un desierto urbano en esa zona”, con “una gran masa de asfalto” y los árboles existentes “sobreviviendo a las malas condiciones ambientales”.

“Al pulmón verde que es esa zona, que tiene una capacidad de regeneración de ambiente sano respecto a la contaminación gaseosa y sonora, se lo va a transformar en una isla de calor, porque se le agregará el doble de asfalto con un arbolado pequeño”, explicó al respecto Grimaux.

Vaticinó que “se concentrará calor en el pavimento, que en el verano alcanzará una temperatura de 70, 75 grados”. Además señaló que “si se plantan árboles pequeños, van a sufrir muchísimos años hasta que alcancen una profundidad de raíces que hagan que soporte la temperatura y sobrevivan”.

Grimaux cuestionó la disposición judicial que autoriza a trasladar los árboles de la primera línea, es decir, los que se encuentran en el borde de la calle. El botánico percibe varios impedimentos para que eso pueda ejecutarse con éxito. Primero, asegura que los ejemplares son “de gran tamaño y muy profundas, de hasta 15, 20 metros aproximadamente” y no podrán ser extraídos con máquinas retroexvacadoras sin provocarles daño. “La retroexcavadora corta un pan de tierra de unos dos metros cuadrados y 1,5 o 2 metros de profundidad. Es decir que a gran parte de las raíces las va a cortar”, apuntó. También indicó que “es imposible que la máquina pueda manipularlo entero, porque es demasiado grande. Por eso normalmente para trasladarlo se le hace una poda muy severa, se extrae todo el sistema de ramas y eso hace que quede el tronco principal de unos 5, 6 metros de alto”.

Es decir, “se sacrificará gran parte de sus raíces y después se lo podará severamente fuera de época, por eso lo más probable es que no sobreviva, no alcance a tener la capacidad para recuperarse”, remarcó.

Otro punto que señaló es que “la obra tiene unos seis meses de ejecución” mientras que los árboles que puedan trasladarse “van a estar dos o tres años y después van a terminar muriéndose. Es decir, cuando ya esté finalizada la obra”. Por lo tanto sostuvo que “va a haber un problema adicional no previsto: van tener que sacar esos árboles secos, para volver a empezar un sistema de arbolado urbano”. Además, en diálogo con APF Digital, entendió que “los árboles replantados podrían inclinarse, caerse, ser volteados por una tormenta. Es sumamente riesgoso”.

También se refirió a la decisión del juez Hugo González Elías de nombrar un veedor del Foro Ecologista en el relevamiento de los árboles a trasplantar. “Ante el traslado de cada árbol habrá personal de la Municipalidad y un veedor del Foro que verificará si el traslado es viable o no. Si se trasladan 80 ejemplares, serán 80 problemas individuales: una parte dirá que sí, la otra parte que no, y los trabajadores de la obra estarán esperando la resolución. Habrá 80 conflictos menores a resolver, antes del inicio de la obra”, sostuvo Grimaux. Y añadió: “Además, si la opinión no es vinculante para ninguna de las dos partes, ¿quién decide?”. En ese sentido, advirtió de la posibilidad de que se caiga en “puntos muertos” en la discusión por el traslado o no de cada uno de los árboles.

Respecto a la segunda línea existente de árboles, cercanos a las viviendas, el técnico botánico remarcó que no puede considerarse parte del arbolado urbano porque “fueron plantados por los frentistas sin conocimiento” por lo tanto “no es parte de una planificación” y además contiene “variadas especies, y no todas son las que se utilizan para arbolado urbano”. Algunas, incluso, “podrían traer inconvenientes cuando crezcan”, como ficus y sauces, especies “muy buscadoras de la humedad y por tanto es peligroso plantarlas cerca de las cañerías”, advirtió. Y agregó: “La tipa es un árbol gigantesco que alcanza 20, 25 metros de altura y no se permiten en lugares con construcciones cercanas”. Por todo ello aseveró -ante requisitoria de los colegas de APF Digital- que esos árboles “se van a tener que sustituir en algún momento, en unos 8 o 10 años”.

El licenciado Alfredo Grimaux es un técnico botánico externo convocado por el Foro Ecologista y los vecinos de Boulevard Racedo para hacer el diagnóstico de la obra. Hace 32 años es profesor titular de la Cátedra de Botánica Sistemática de la Facultad de Ciencia y Técnica de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y ha trabajado extensamente en arbolado urbano. Es multiplicador, forestador y trabaja en proyectos de extensión sobre reforestación, especialmente de monte nativo.

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