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Encuentro de Mini en el CAE: una tarde que nos hizo reflexionar

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Una siesta especial compartimos el sábado en el CAE (Sede Central) con familia y amigos. La gente de la Comisión Paranaense de Minibásquet organizó un Encuentro de lucidos contornos, de modo conjunto con padres-dirigentes y entrenadores del CAE, más la apoyatura encomiable de varios instructores/profesores de otras instituciones, en conjunto con organismos del Deporte provincial y comunal. Ver a los pibitos y a las nenas divirtiéndose con la n° 5 naranja fue impagable. Aunque algunas frases, expresiones, gestos de papis nos forzaron a meditar. Galería de fotos.

Percibimos un mix de sensaciones en Estudiantes. Por un lado, la satisfacción de ver gente nueva inserta en el básquet y por el otro, la inquietud en cuanto a que varios no tienen idea sobre lo que es éste deporte.

Estamos habituados a observar en canchas locales a padres de diferentes características. Los hay híper enchufados, otros despreocupados en extremo y están los término medio. Pero lo apreciado en el CAE fue raro, curioso. Muchos papis y mamis que no tenían idea del espíritu del Mini, aunque fue patético seguir escuchando a otros que evidentemente ven en sus gurises al futuro Manu Ginóbili.

Y hete aquí donde la flamante Comisión Paranaense de Minibasquetbol debe trabajar a full. Otorgar prioridad a capacitaciones para padres. Sí… Sonará a absurdo para algunos que creen “saber algo” y en realidad solo tienen una vaga idea de lo que 10, 15 o 20 años atrás trataron de aprender y no aprendieron, pero sería espectacular que entrenadores, profesores, psicólogos, médicos deportólogos, psicopedagogos pudiesen contribuir para enriquecer acervos.

La CPM debe promover el hacer comprender que el Mini debe ser un medio educativo y los chicos deben aprender no solo aspectos técnicos de la disciplina sino esencialmente tienen que divertirse, con sencillez, con simplicidad, entendiendo el carácter formativo y su propio desarrollo biológico armoniosamente.

Son los instructores y los propios padres quienes deben reconocer las necesidades individuales de cada niño, alentando actitudes positivas hacia el juego, interpretando que el juego es una parte esencial en el desarrollo de cada chico porque sirve como medio para experimentar y explorar. Así, se podrá discernir que el crío necesita tiempo para crecer y cada individuo lo hace de acuerdo con su propio ritmo natural.

Hay entrenadores y padres que suelen olvidarse en la mayoría de los casos que sus orientados o hijos tienen etapas de crecimiento que deben respetarse en este trajinar de sus inicios deportivos, las cuales son: el desenvolvimiento motor, el desenvolvimiento de la Iniciación deportiva, la iniciación deportiva especializada, la especialización deportiva.

Solo mediante éste desarrollo se podrá tener presente que la actividad deportiva en niños debe ser libre, creativa, espontánea, placentera respetando sus intereses lúdicos y evitando las situaciones de tensión, la inconducta deportiva, el ansia de ganar a toda costa y la exaltación del triunfo, valorizando que no se juega contra sino con; no hay reemplazos, hay participantes, no se ordena, se aconseja, debe amoldarse/adaptarse/combinarse al grado de madurez emocional y física de los chicos en la actividad.

Pero, amén de éstos puntos dogmáticos, lo que muchas veces se olvida es que los nenes son todavía muy pequeños y que por lo tanto necesitan de algo que es muy importante y esto es sentirse queridos, apreciados y valorados por su entrenador, por sus compañeros, por sus padres y hasta por los otros mayores que van a la cancha.

No duden que los chicos aprenden mejor cuando uno es cariñoso y considerado con ellos. Puede haber algunos chiquitos que no tienen muchas cualidades deportivas, pero que si se les demuestra que para nosotros son tan importantes como el más apto se van a entregar en un cien por ciento y van a dar lo mejor de sí y creo que en definitiva eso es lo que perseguimos en estas categorías Formativas, no es el ganar o perder sino la entrega, la diversión y el entusiasmo.

Si todos nos comprometemos con el accionar educativo del minibásquet, más que con la necesidad de obtener resultados deportivos, veremos a muchísimos niños felices y habrá menos deserciones.

Para ello, es absolutamente prioritario que las personas que trabajen en el minibasquetbol entiendan y comprendan el valor educativo que tiene el deporte en estas edades para de este modo desarrollar todas las actividades con intenciones verdaderamente docentes. (AMPLIAREMOS.-)