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Emilio Ocampo, economista clave de Javier Milei afirmó que San Martín “no fue el Padre de la Patria ni el Libertador de América”

La opinión del referente económico clave de Javier Milei, Emilio Ocampo, en el sentido de que “San Martín no fue el Padre de la Patria ni el Libertador de América” levantó una polémica en las redes sociales. Ocampo sostiene que “el mito sanmartiniano” lo creó Bartolomé Mitre con su libro “Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana” (1887) y que “recibió instrucciones del gobierno británico” para su campaña militar.

Ocampo escribió varios libros con esa polémica posición, que la reiteró en una entrevista con el diario El Cronista en el 2017. El reportaje fue republicado esta semana por el diario Los Andes de San Juan.

Ocampo es graduado de Economía en la Universidad de Buenos Aires en 1985 y cinco años más tarde obtuvo un Master of Business Administration (MBA) en la Universidad de Chicago. Desde 2007 es profesor adjunto de Historia Económica y Finanzas de la UCEMA. Es autor de una docena de libros entre ellos “La Independencia argentina, de la fábula a la historia” y “De la doctrina Monroe al destino manifesto”.

Ocampo primero, investigó el rol de Carlos María de Alvear, ex Director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata en la guerra con el Brasil, y lo plasmó en uno de sus libros. Ocampo es descendiente de Alvear (1789-1852). San Martín y Alvear eran rivales internos en esa época.

Luego en una investigación en los Archivos Nacionales del Reino Unido, contó, “empecé a descubrir una historia que no tenía nada que ver con la que me habían enseñado. Una historia que, precisamente, no sacraliza a José Francisco de San Martín, el ‘Santo de la Espada’”.

“San Martín lo tenía clarísimo. Es más: fue el personaje histórico más coherente del proceso revolucionario. Desde el primer día en el que llegó hasta el que se fue, sostuvo lo mismo: que estos pueblos no podían regirse por sí mismos”, agregó.

Para el Libertador “la democracia era una utopía; había que buscar ‘a los demonios de afuera’ para que nos gobiernen. Impulsó todos los proyectos monárquicos que se plantearon en el Río de la Plata, en Chile y en Perú, que fueron la búsqueda de un protectorado”, agregó.

Afirmó que el “mito sanmartiniano , surgido a partir de la historia de San Martín que escribió Bartolomé Mitre, escrita en 1869 y editada dos décadas después”.

“Alberdi habló de la ‘historia vanidosa’: una en la que se ensalza y se busca alimentar la vanidad de los argentinos. Hacerles creer que tienen una excepcionalidad. Que son un pueblo, prácticamente, elegido por Dios para una misión especial. Toda esa excepcionalidad se centra en lo militar. Y, particularmente, en un personaje central: San Martín” , explicó.

Mitre creó el “mito sanmartiniano. ¿Cuál es el mito? El del Libertador de América y el Padre de la Patria. Tiene connotaciones muy importantes. Si uno es el Libertador de América, ya, de por sí, mira a los demás países desde otro escalón. Alimenta un poco más la idea de excepcionalidad y superioridad, algo que, a los argentinos, se les critica desde tiempo inmemorial”, indicó Ocampo.

Ocampo definió la historia de Mitre como “visión provinciana de la historia . Sobre todo, por lo útil que le resultaba (resulta) a lo que Ocampo define como “el caudillismo populista autoritario , en cuya visión hay un pueblo explotado, que necesita un líder fuerte que lo defienda de la perversidad de los opresores extranjeros y sus aliados locales, fundamentalmente, la oligarquía apátrida”.

“Desde que tenemos uso de razón, se nos martilla con que tenemos un Padre de la Patria. Ese es un personaje ficticio”, aseguró Ocampo.

“Primero, San Martín no fue el responsable de la independencia argentina. La independencia lo precedió. Se originó en 1810 y se declaró en 1816. En gran parte, porque San Martín no quería ir a Chile sin que se la hubiera declarado. Si no iba como jefe de un ejército de un país independiente, España lo consideraría un reo, un traidor. Habría ido directamente a la horca, de haber sido capturado” sostuvo.

“Después, desde que tenemos uso de razón, nos dicen que su genialidad fue haber descubierto que la mejor manera de llegar al Alto Perú, que era la región más importante, poblada y rica del Virreinato del Río de la Plata, era a través de Chile. Cuando uno lo mira, se da cuenta de que eso es un absurdo. ¿Cómo la forma más indirecta es la mejor? planteó.

“Sólo puedo conjeturar. De lo que sí tengo pruebas es que San Martín no fue a Chile sin consultar con los británicos. Y, para ellos, Chile, que tenía 11 puertos sobre el Pacífico, era mucho más importante que el Alto Perú”, se respondió.

Ocampo contó que San Martín una vez que venció a los españoles en Chacabuco, en vez de perseguirlos y aniquilarlos, retornó a Buenos Aires. Los historiadores argentinos nunca explicaron por qué”, preguntó.

“Lo hizo para conferenciar con su amigo, el Comodoro Bowles, para que le dijera qué pasos debía seguir. Como Bowles, en ese momento, no estaba en la aldea, San Martín se reunió con el cónsul británico, Robert Staples. “Él escribió a Londres e informó que San Martín le había dicho que Chile sería un país independiente. Y que, además, le pidió que se le comunique en forma privada qué camino debía seguir porque no quería desandar sus pasos” aseguró Ocampo.

“Los historiadores argentinos quisieron darle todo tipo de interpretación benigna a esto. Que, claramente, es un pedido de instrucciones de San Martín al Gobierno británico”, aseveró el economista.

“Si San Martín fue el Padre de la Patria, nos dejó cuando más lo necesitábamos: cuando había que formar un país. Echar a los españoles era un tema. La mitad de la revolución, como decía Alberdi. La otra era construir una nación, un país, instituciones. Y faltó eso: justamente, lo que hizo George Washington en los Estados Unidos”, destacó.

A Washington, agregó “se le reconoce más eso que su gloria militar. Por eso, en los Estados Unidos, no hablan de un ‘Padre de la Patria’, sino de ‘Los Padres Fundadores’: siete civiles y un militar que, además, se ganó ese lugar por su acción de combate pero, más, por su participación cívica”, contrastó.

“No se trata de criticarlo a San Martín, sino de ponerlo en el lugar correcto”, indicó.

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