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El ministro Rubinstein admitió no saber cuándo volverá a aplicarse la vacuna contra la meningitis a los 11 años

El ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, se mantuvo firme y decidido sobre la suspensión, desde el jueves pasado, de aplicar un refuerzo de la vacuna contra la meningitis a los chicos de 11 años. Pero, aunque ya lleva varios días el intento de aportar alguna claridad desde el Gobierno, todo se da en un terreno pantanoso que se presta a la especulación sobre el porqué de la medida, que además no tiene ninguna fecha estipulada de normalización.

 

Hay varios protagonistas en esta película. Por un lado, el laboratorio, GSK, que se despegó del problema con un statement, un comunicado en el que aseguran que el abastecimiento de la vacuna “es normal y no hay demoras en la entrega de los lotes”. “

Pero nosotros no le compramos al laboratorio directamente”, aclaró Rubinstein, y detalló: “Como en la mayoría de las vacunas del esquema oficial -salvo la antigripal-, el Ministerio de Salud le compra al Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Todo se compra a través de ellos porque son mejores los precios”.

 

O sea que el laboratorio le vende a la OPS y la OPS a la Argentina. Sin embargo, en Salud dicen que la OPS no tiene la culpa, que el laboratorio tampoco, y ellos, menos. ¿Entonces? En el Ministerio de Salud atribuyen todo a “temas de logística propios de un mecanismo poco aceitado”. E insisten: “No hay un culpable”.

 

Sin embargo, justo cuando se está impulsando la medida de que para tramitar el DNI sea condición tener las vacunas al día, unos 750.000 chicos se quedan sin la dosis de la tetravalente para los meningococos A, C y W, estipulada en el esquema oficial. Difícil resignarse a buscar un responsable…

 

Rubinstein ahondó un poco más en el origen del problema. Sin embargo, más que no haber responsables pareciera regir una desafortunada serie de accidentes: “Esta vacuna fue introducida en el esquema oficial en el segundo semestre de 2017. Y como ocurre muchas veces, hubo temas en la entrega, temas de logística, que tuvieron que ver con que el laboratorio no le daba a la OPS, y la OPS no nos daba a nosotros, y también hubo temas de Aduana en el medio”.

 

Fuentes de la cartera de Salud explicaron que, contra lo que podría pensarse, no hubo una desinteligencia en el número de vacunas solicitadas: “Se pidió la cantidad que se iba a necesitar. No fue ése el problema”.

Desde el área de prensa de la OPS explicaron que “las personas que podrían responder sobre este tema están en una misión esta semana”.

 

Entonces, como no queda del todo claro quién no le dio en tiempo y forma a quién, todo se presta a la especulación política: que se quiere recortar, también, en materia de Salud, algo que Rubinstein negó enfáticamente.

 

El ministro señaló varias que “de las 20 vacunas del esquema oficial, la única que tuvo problemas de atrasos fue ésta”. Explicó que intentaron hacer “un catch up para tratar de recuperar el atraso”, pero admitió que, siendo fines de agosto, “había que pensar en si se llegaría a fin de año con las dosis para todas las provincias, y por eso se decidió priorizar los grupos de riesgo”. Se refiere a las dos dosis de la vacuna que reciben los menores de un año, y el refuerzo que se da a los bebés de 15 meses.

Un giro argumental polémico es cierta relativización de parte de Rubinstein acerca de la importancia de la vacuna en el contexto epidemiológico argentino.

 

“Hay que recordar que esta vacuna sólo protege en un tercio de los casos de meningitis”, detalló. Además subrayó lo que ya habían plasmado desde Salud en un comunicado la semana pasada: que el valor de vacunar a los chicos de 11 años no es tanto su propia protección; se los vacuna porque podrían ser portadores de la bacteria y contagiar a los más chicos.

 

Sin embargo, médicos como Roberto Debbag, pediatra e infectólogo, coordinador de Relaciones Instituciones del Hospital Garrahan y miembro del Comité Científico de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, consideran que la medida “es un retroceso en la política de la población global”. El experto comentó que “cuando se decidió incluir esta vacuna en el esquema oficial, todo estuvo basado en distintos modelos matemáticos. Así es como se va generando poblaciones que se van protegiendo unas a otras”.

 

Debbag remarcó que “hay dos picos de la enfermedad: uno es el de los bebés menores de dos años, y otro grupo más chico, que es en la adolescencia. Cuando vacunás a los de 11 años, no sólo protegés a los más chicos; también a ellos mismos y, en consecuencia, a toda la población”.

 

Este fenómeno es el que Rubinstein llamó “efecto rebaño”, pero insistió en remarcar la atención hacia los más chicos: “Tenemos que ser serios y tener un esquema que podamos sostener”.

 

Pero, ¿por qué primero surgieron las noticias de las provincias que no tenían stock suficiente de esta vacuna y luego apareció el anuncio oficial de Nación? ¿Hubo un delay en la comunicación? “Es información hipersensible”, se excusó el ministro. “No podíamos tomar una decisión de arriba hacia abajo sin tener un consenso. Primero se anunció entre todos los ministros de Salud provinciales. Ahí dejamos clara nuestra recomendación de priorizar los grupos de riesgo. Después hubo una reunión con la OPS. Era la decisión más racional”.

 

La pregunta del millón es cuándo se normalizará el stock de vacunas contra la meningitis, algo que nadie quiere responder. Tampoco el ministro Rubinstein, que repite: “Tenemos que garantizar que llegue a todos los grupos de riesgo. No te quiero decir una cosa… nosotros tenemos que garantizársela a los grupos de riesgo”.

 

“Pero no es un retroceso”, aclaró: “No estamos diciendo que bajamos la vacuna del calendario. Esperamos que todo se normalice pronto”.

 

Y cuando este revuelo quede en el olvido, ¿recibirán la vacuna los chicos que ahora se la están perdiendo? Según Rubinstein, “en cuanto esta situación se normalice, esperamos que sea pronto, nos vamos a reunir con las sociedades científicas, los jefes de inmunizaciones de todas las provincias, y vamos a definir qué hacer. No hay razones para preocuparse”.