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El gobierno sigue sin evitar la “Teoría Goebbels”

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Al parecer, respetar cargos, categorías, funciones varias, perpetuidad en responsabilidades políticas de la Administración Pública no basta para acallar ciertas voces eternamente listas para desestabilizar, para dividir y -obviamente- sacar provecho de ese “poder” conferido por sucesivas herencias. Siguen, a diario, publicándose diversos artículos “explosivos” en diferentes medios, todos ellos emanados de fuentes enquistadas en distintos Organismos del Estado provocando dudas sobre la gestión y precisando salir al cruce hasta con sostén de autoridades nacionales.

 

Tras cada asunción gubernamental, provincial o comunal, los nuevos mandos cometen el grosero y hasta inhumano error de ni siquiera evaluar aptitudes y actitudes de personal con contrato vencido al cierre de la gestión saliente, metiendo a todos “en la misma bolsa” y eliminando dichas contrataciones para crear nuevos espacios para militantes o compromisos variados.

 

Un acto brutal, desalmado, pues en incontables ejemplos se causa sensible perjuicio a padres o madres de familia que solo tienen por consuelo frases tan inoportunas -como hasta crueles- relativas a que “así es la política…hoy estás, mañana no se…”

 

Y no solo se da en Contratos de Obra o Servicios, se da en afectaciones, adscripciones, y hasta horas cátedra.

 

Así es como cada 4 años, la apertura de gestiones en cada área tienen dificultades inconmensurables para arrancar procesos pues se hallan en la encrucijada de capacitar personal, aceitar mecanismos en lo inherente a tendencia o modalidad de trabajo, y hasta propensión a cambios estructurales, edilicios o sin ir más lejos de oficinas.

 

Pero no acontece ello solo en el inicio, también se da una problemática singular a los pocos meses de asumir responsabilidades, cuando se ha confiado en designaciones idóneas y de modo disparatado, irreflexivo, INCOHERENTE, se anula esos nombramientos despóticamente sin reflexionar en lo concomitante al hondo detrimento que se causa al desafectado, explicando con una mezcla de ingenuidad indignante “son tiempos políticos… ni bien superemos determinada crisis te llamamos de nuevo…”

 

Situación tan ridícula como execrable. La cual nos genera el deseo profundo de promover que lo mismo suceda con el voto del Pueblo, ese que llevó a tal o cual autoridad al puesto que detenta, y sembrar la convicción entre los electores que también se puede remover de los cargos a quienes se eligió, por la simple razón de estar PROBADAMENTE haciendo las cosas mal.

 

Nuestros gobernantes siguen sin meditar algunos pasos a dar o dados. Peor aún, no solo que en determinadas circunstancias carecen de HONESTA AUTOCRÍTICA para el rol que ocupan, sino que adolecen el no contar con consejeros, asesores, que les permitan adoptar ciertas resoluciones con criterio excelso y sobre todo FUNDAMENTADO.

 

Por eso es que, aparte de INJUSTICIAS, las autoridades provinciales y municipales siguen incurriendo en desaciertos ridículos a la hora de PREMIOS y CASTIGOS.

 

Galardones para inservibles, inútiles, inoperantes, cómodos, vagos, incapaces y PEOR aún… TRAIDORES o VENDIDOS, FALSOS, HIPÓCRITAS SÁTRAPAS que son capaces de ENTREGAR la más ínfima dosis de DIGNIDAD por dos mangos con cincuenta.

 

Castigos para quienes han trabajado PROBADAMENTE con capacidad, aptitud y actitud paradigmáticas y se los deja de lado pues, precisamente, al ser IDÓNEOS y al trabajar a destajo son PELIGROSOS para los improductivos, para esos infecundos que PERENNEMENTE practican para colmo EXITOSAMENTE la prédica de Joseph Goebbels, aquel INFAUSTO ministro encargado de la propaganda del gobierno de Adolf Hitler en la Alemania Nazi.

 

Ese NEFASTO personaje de la historia decía: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad… Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosímil… Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”

 

Y eso viene sucediendo por éstos días… medios que sacan a la palestra versiones periodísticas que solo pueden tener forma inicial mediante murmullos descuidados originados desde heterogéneas fuentes de la Administración Pública, algunas con cierto asidero pero mutadas con ingredientes tan inverosímiles como ridículos, y otras decididamente imaginarias.

 

Esto es lo que nuestros gobernantes permiten INCREIBLEMENTE. Dejan afuera, echan como a perros, se olvidan, son desmemoriados, o ELIJEN eliminar a los CAPACES, a los PROBOS, y soportan la INESTABILIDAD, el DESEQUILIBRIO, que de modo espurio, fraudulento, producen esos INGRATOS CONSPIRADORES encapsulados en la Administración Pública.

 

La Argentina, y en especial, Entre Ríos, sería una tierra extraordinaria para vivir de no ser por tanta mediocridad, tantos renegados, tantos perjuros, tantos impíos recompensados, distinguidos, por una clase política -segundo a segundo- cada vez más contradictoria que vaya a saber uno, si no quiere que tarde o temprano la coyuntura social desemboque en un caos, en una anarquía similar a la de tétricas épocas.