El Consorcio de Médicos Católicos expresa su rechazo total al agravio de Javier Milei contra el papa Francisco
|El Consorcio de Médicos de Buenos Aires expresa su total rechazo al agravio emitido contra el papa Francisco, en medio de los intereses de una campaña electoral, que “lejos de llevar paz y alivio a las penurias que atraviesa nuestra abnegada población, sólo sirve para poner de manifiesto la actitud de intolerancia y desconocimiento” del candidato presidencial, Javier Milei.
“Se está atacando a la investidura papal y con ello la ofensa no sólo es a la persona en sí, sino que la misma se hace extensiva a todas las personas que nos consideramos católicos, en el mundo entero”, advirtió en una declaración.
“Cuesta racionalmente comprender el nivel de error no sólo humano, sino hasta político de la ofensa realizada”, agregó.
La declaración lleva la firma de la presidenta de la Corporación de Médicos Católicos, doctora Elena Passo, y del secretario de la entidad, doctor Alejandro Martínez Wagner.
Texto de la declaración
El Consorcio de Médicos de Buenos Aires expresa su total rechazo al agravio emitido contra el Papa Francisco, en medio de los intereses de una campaña electoral, que lejos de llevar paz y alivio a las penurias que atraviesa nuestra abnegada población, sólo sirve para poner de manifiesto la actitud de intolerancia y desconocimiento de un candidato a la presidencia de la República Argentina.
En primer lugar, se está atacando a la investidura papal y con ello la ofensa no sólo es a la persona en sí, sino que la misma se hace extensiva a todas las personas que nos consideramos católicos, en el mundo entero.
El Papa Francisco es el Vicario de Cristo (latín Vicarius Christi) título que hace referencia a la suprema y universal primacía, tanto de honor como de jurisdicción sobre la Iglesia de Cristo.
Tiene su fundamento en las palabras de Jesús, Divino Maestro, a San Pedro: “Apacienta mis corderos… apacienta mis ovejas” (Jn. 21,16-17), por medio de las cuales el Señor, constituyó al Príncipe de los Apóstoles como guardián de todo su rebaño ocupando su propio lugar, convirtiéndolo así en su vicario y permitiendo dar cumplimiento a la promesa hecha en San Mateo:
“Díseles Él: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro contesto : Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Replicando Jesús le dijo: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mt. 16, 15-19).
Con el paso del tiempo, otras designaciones han sido atribuidas al Papa, como vicario de San Pedro o vicario de la sede apostólica (Papa San Gelasio I ) pero el título de vicario de Cristo es más expresivo de ser la suprema cabeza de la Iglesia en la tierra, oficio que cumple en virtud de la comisión de Cristo, y con poderes vicarios derivados de Él.
¿Sabrán entonces, que la ofensa proferida no es sólo a la persona del Papa, en este caso el Papa Francisco y a todos los que integramos la Iglesia Católica, sino al mismísimo Señor Jesucristo?
¿Tendrán idea cabal del nivel de la ofensa realizada?
¿Y todo esto, para qué?
¿A cambio de 30 monedas de plata?
O sea, ¿alguien en su sano juicio puede pensar que esto abre puertas para ganar un rédito electoral?
Cuesta racionalmente comprender el nivel de error no sólo humano, sino hasta político de la ofensa realizada.
Otro tema, no menos preocupante, es el referido a las personas en situación de pobreza, ya que se desconoce nuevamente, que el servicio de amor caritativo al necesitado responde a un mensaje evangélico, impartido en forma directa por Jesús, Divino Maestro.
Así lo vemos, por ejemplo, en el sermón de la montaña, donde se proclama un Nuevo Evangelio.
Ahora, son bienaventurados los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Como vemos, la pobreza tiene muchas caras y ¿quién puede decir que en algún momento de la vida, no se ha sentido atravesado por la misma?
Acaso, el mensaje dado por Jesús, no es el del amor del Padre por todos aquellos que sufren. Un amor incondicional, que llega a todos, sin ningún tipo de discriminación.
La Iglesia Católica ha dado testimonio de esta vocación de servicio al vulnerable a lo largo de más de 2000 años de historia y el Papa Francisco, como vicario de Cristo en la tierra, no hace más que dar testimonio de las enseñanzas impartidas por el mismísimo Jesús: Signo de los tiempos.
Nuestro Alfa y Omega.
Nuestro principio y fin…
Entonces, ¿serán capaces de reconocer que la ofensa es al propio mensaje evangélico?
¿Con qué necesidad se cuestiona un mensaje evangélico?
¿Cuál es el para qué?
¿Para ganar 30 monedas de plata?
O sea, ¿todo esto por tres votos?
En cuanto, a los agravios e injurias, Jesús en el mismo sermón de la montaña, ya nos enseñó y preparó para recibirlos:
“Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos, pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros” (Mt. 5, 11).
Pidamos a nuestra Madre, la Virgen de Luján, que interceda ante su Hijo, para que otorgue sabiduría a la clase política, para que esté a la altura de las circunstancias y que con responsabilidad, trabaje para contribuir al restablecimiento de la paz social.
Y que el pueblo argentino se mantenga unido y en oración.
Que así sea.
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