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Día del Profesor: Enseñar es aprender dos veces

ESPECIAL, por Francisco Pancho Calderón.- Pocos son conscientes… Que un Profesor comienza su trabajo mucho antes de entrar a un aula… Que para los Profes la clase termina mucho después de concluir el horario formal… Que la noche anterior, un Profe procura combinar, coordinar, aceitar su caudal de conocimientos para que los alumnos disfruten al día siguiente de una clase inolvidable…
Que en su tiempo libre buscan elementos, para promover la investigación, la imaginación, la curiosidad…
Que seleccionan con cuidado las palabras justas para cada particularidad o singularidad de su grupo heterogéneo de alumnos…
Que además de cualquier materia enseñan a compartir, a superar el fracaso, a caminar por el camino correcto, a soñar…
Que su legado no son solo conocimientos, sino también valores como solidaridad, respeto, compañerismo, amistad…
Pocos saben que del compromiso que tiene un Profe con la responsabilidad, la justicia, la igualdad, ateniéndose a las mismas expectativas y estándares que se exige a los alumnos.
Como si ello fuese poco, debe ser flexible, lo cual implica que ante una situación especial o problema tiene que exhibir la capacidad de hacer cambios en las lecciones o actividades en el momento.
Pocos deducen que un Profesor debe realizar el mayor esfuerzo para conocer personalidades, intereses y hasta dificultades de sus educandos, y poder incorporar esos componentes para conectar individualmente con cada uno, gestando lecciones cautivantes y dinámicas, divertidas, frescas y energéticas, que atraigan la atención de sus alumnos y los incentive a continuar asistiendo a clase.
Asimismo, un buen educador debe poder reconocer y empatizar con las luchas de los estudiantes, aunque no puedan relacionarse personalmente con ellas. Tiene que tratar de ponerse en el lugar de sus estudiantes y ver las cosas desde su perspectiva suele ser esencial para ayudar al alumno a triunfar.
Hoy quiero homenajear a tres docentes extraordinarios: mis padres y mi hermana…
Mamá, la Prof. Lilia Esther Vico, me decía que no concebía una educación que no busque como último fin la libertad. Y me enseñó que la educación, como la verdad, te hace libre. “Cuando enseñes no pienses que enseñas contenidos. Lo que estás haciendo es más libres a tus alumnos”, sintetizaba.
Otra de sus citas inolvidables consistía en que “No hay educación sin imaginación. No hay educación sin creatividad”. Por ello, destacaba que fomentar la imaginación y la creatividad creaba ciudadanos capaces de hacer frente a un futuro con la mejor de las predisposiciones.
Papá, el Dr. Pedro Máximo Nicasio Calderón Díz, me inculcó que: “si querés aprender, enseñá”; y reafirmaba que ser docente es un enorme ejercicio de responsabilidad, partiendo esa responsabilidad del deseo de aprender, de la curiosidad por todo aquello que nos rodea, de nuestro inconformismo.
Y por eso me infundía que: “Enseñar es aprender dos veces”, poniendo acento en la Retroalimentación; entendiendo que nunca se debe entrar a un aula con la única idea de que estrictamente se va a enseñar, sino en lo mucho que tienen los alumnos que ofrecernos, que enseñarnos.
En tanto, mi hermana Lilia María del Carmen Calderón hasta el día de hoy destaca que una parte de la función de la Educación consiste en ayudarnos a escapar -no del tiempo que nos toca vivir, pues estamos atrapados en él-, sino de las limitaciones emocionales e intelectuales de nuestro tiempo; lo cual me hizo ver que la educación del futuro debe pasar obligatoriamente por la educación de las emociones, unas emociones que, por desgracia, no aparecen en los currículos de tus asignaturas.
También Lilita exteriorizaba cuando yo era más joven que: “El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira”. Indudable: un docente que sea capaz de inspirar, deja huella indeleble a sus alumnos.
Estoy seguro que mamá, papá y Lilita se prodigaron por regar la inteligencia emocional. Esta es la verdadera inteligencia que se debe cultivar todos los días en el aula a través de la empatía.
Conclusión: Muy Feliz Día a TODAS y TODOS las/los profesoras/es que tuve, a quienes me formaron en casa (mis maravillosos padres y hermanos) y un saludo especial a los docentes de la Lic en Criminalistica – FCyT Uader Lic. en Criminalística – FCyT UADER Facultad de Ciencia y Tecnología – UADER, como de la Lic. de Accidentología Vial, con quienes he tenido el honor de compartir uno de mis entrañables ámbitos profesionales. Dios los bendiga!!!

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