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Desde la Municipalidad de Concordia se culpa a los vecinos y en especial a la gestión de Cresto por ser “la ciudad más sucia de Entre Ríos”

Constanza Montoreano, subsecretaria de Medio Ambiente, admitió que en la ciudad hay 120 micro y macrobasurales censados por la Dirección de Higiene Urbana. La decisión política es de erradicarlos ya que hay casos de dengue autóctono en la ciudad. La mayoría se ubica en la zona noroeste, desde la ex ruta 4 al norte, en los barrios Fátima, Gobernador Cresto, etc.

“Concordia es la ciudad más sucia de Entre Ríos”, indicó. “Vas a Chajarí, vas a Federación, vas a Concepción del Uruguay o vas a Federal y no es así. Miren las calles, alguien va comiendo un caramelo y tira el papelito. Te lo digo por lo que barremos. Es increíble. Tendría que mostrar lo que se barre por día. Comen una galletita y tiran los paquetes en el piso, fuma un cigarrillo y lo pisa. No hay cultura ni empatía con el vecino. Hay que abordarlo de raíz, con campañas en las escuelas”, sostuvo. Aunque señaló también que además de la prevención, las multas cumplirán un papel importante. “Es la única manera”.

Uno de los lugares denunciados es calle Córdoba, entre Villaguay y La Pampa, donde el 50 % de la calle se transformó en un basural a cielo abierto donde incluso se queman residuos. La subsecretaria dijo que ya la limpiaron tres veces. “La gente es una cosa increíble”, dijo. Algo similar sucede en el barrio Fátima. “Estuvimos cuatro días la semana pasada y el sábado ya había no sé cuantos carros tirados en el medio de la plaza que se ve desde Ruta 4. El vecino ya no sabe qué hacer”, indicó.

El otro lugar que recorrieron los colegas de Diario Junio es el ex Punto Limpio de calle Catamarca, entre Néstor Kirchner y Corrientes. La funcionaria sostuvo, en primer lugar, que ese es un lugar turístico y no se debió haber utilizado como punto limpio. “En un lugar que nunca debió haber estado habilitado”, dijo. Además, sostuvo que han dispuesto hasta cinco viajes en camión sacando residuos en un día, pero la basura sigue llegando. “Les dimos palos para que se cerquen a los que están ahí y los pusieron para hacer su… es terrible”, dijo sin terminar la frase, pero dejando entender que no fueron utilizados para el fin previsto sino en beneficio propio. “Hay gente asentada ahí y es todo un tema ese lugar”, dijo. Montoreano ratificó que la idea es que el lugar se transforme en un espacio verde. Pero hay una edificación (un viejo aserradero) y eso es un problema. “Hay que estar limpiándolo o hay que tirarlo abajo… tenemos que ver bien que hacemos con todo eso”, dijo. Además, sostuvo que ya intentaron apostar personal de la Dirección de Seguridad Ciudadana para que nadie arroje basura, pero no pudieron detenerla. “Yo he estado ahí con la gente tirando y rogando… y va el carro y te pasa por arriba”.

Otra de las áreas es la esquina de J.J. Valle y Gobernador Cresto, detrás del hipermercado. La funcionaria dijo que la intención es sanearlo como se hizo en los últimos tiempos. “En el Manzores es increíble la cantidad de ropa que hay metida en la tierra. No sé dónde viene, quien la ira, pero están todos tapados los puentes”, sostuvo. Para ello, están a la espera de una dragalina para comenzar el despeje del cauce del arroyo desde su inicio hasta la desembocadura.

En esa línea, remarcó que van a haber otros puntos limpios de contenedores que ya llegaron a Concordia. “Van a ir a poder tirar solo el papel, o solo la botella, pero no con la bolsa. Va a ser diferenciada directamente. No para ir a tirar bolsas con el carro”, dijo. Además, sostuvo que se adquirieron dos chipeadoras para poder triturar las ramas que se han convertido en un problema debido a la cantidad que se han caído (incluso árboles enteros) con las últimas tormentas.

Montoreano sostuvo que charlaron el miércoles pasado en la parroquia Gruta de Lourdes con aproximadamente 50 carreros. Allí les explicaron que muchos acarrean arena, otros juntan los residuos orgánicos y húmedos para alimentar caballos y chanchos. “Son poquitos los que reciclan. Veo que muchos descargan en carro en Néstor Kirchner y Salta”, indicó. La subsecretaria les pidió que solo junten lo que les sirve y que dejen el resto. Pero lo usual es que pasen un rato antes que el recolector, se llevan lo que encuentran y lo tiran por cualquier lado. “Eso no nos sirve”, dijo. El descargo de quienes circulan a bordo de los carros es que no son los únicos que tiran basura. “Acá andan camiones, camionetas. Más que nada en la Defensa Sur porque la mayoría era de ahí”, acotó.

Multas

Para evitar eso, Montoreano advirtió que los vecinos pueden sacar fotos de la patente de los vehículos utilizados para arrojar residuos, existe una ordenanza que establece multas que son “muy caras”. En ese sentido, sostuvo que rondan los $ 300.000. “Les aviso que ya la implementamos y ya ha habido multas”, dijo. En ese sentido, sostuvo que hubo gente que se quejó, pero cuando les piden que no arrojen basura, hacen caso omiso.

La funcionaria recordó que el lugar habilitado para arrojar ramas o residuos similares es el «Punto Limpio Baggio», que se encuentra en calle Prospero Bovino. De allí son cargadas por una pala mecánica en un camión y enviadas al Campo del Abasto.

No podemos ir detrás de la basura. Tenemos que hacer que la basura llegue al Abasto para la disposición final de una manera separada”, sostuvo. De hecho, sostuvo que hay mucha gente que trabaja en el reciclado y los sueldos se obtienen de lo que se recupera. La idea es incrementar la ganancia para poder emplear más gente en esa tarea.

En el Abasto, las bolsas se suben a una cinta, pero las personas que reciclan esa carga abren las mismas y sufren la inhalación de gas metano (producto de la descomposición de los residuos orgánicos). “Es súper contaminante. La gente está acostumbrada a ese olor porque la gente deja dos días la bolsa en su casa. La idea es que la gente no esté absorbiendo eso”, indicó.

Recolección diferenciada

Montoreano anticipó que va a comenzar la separación de residuos en origen los días martes y jueves. Eso significa que materiales como vidrio, aluminio, cartón, papel, etc. vayan en una bolsa separada de lo orgánico que debe ser almacenado en otra bolsa.

“La recolección diferenciada va a comenzar cuando recuperemos los 150 contenedores que tenemos destrozados”, indico. “Estamos en la compra de las ruedas, estamos pintando”, dijo. Se trata de los viejos contenedores de hierro pintados de naranja o verde que estaban “tirados” en el Corralón, en Próspero Bovino o en la recolección de residuos. No todos se pueden reutilizar, ya que muchos fueron incendiados y las chapas, tras ser expuestos a altas temperaturas, quedaron irrecuperables. Otros tienen las ruedas o las orejas (donde se levantan) rotas o están completamente abollados. “La idea es que esos sean solamente para secos y los otros para húmedos”, dijo.

Montoreano sostuvo que la gente recuerda donde había contenedores por un hecho sencillo: siguen tirando la basura allí como si aún estuviesen. “Por más que lo dejes limpito, que pongas un juego, la gente vuelve a tirar”, indicó.

Además, repartieron bolsones a los gastronómicos, ya que son grandes generadores de residuos para que hagan recolección diferenciada al igual que los edificios además de hoteles, sanatorios y hospitales.

Montoreano indico que la ciudad es muy grande, abarca desde Osvaldo Magnasco hasta El Martillo y Benito Legerén. En algunas zonas, de la recolección se encargan algunas cooperativas que siguieron por licitación y en otras hay nuevas. “Hay mucha deuda desde agosto. Estamos muy atrasados con esos pagos. Por eso hay mucho malestar. No se está llamando a muchas cooperativas porque no se les ha pagado a las anteriores. Hay mucho material que falta como las moto guadañas”.

Los ‘kioscos’ en el Corralón

En ese sentido, la funcionaria sostuvo que cuando ingresaron se encontraron con un parque automotor muy grande, pero con un detalle: muchos vehículos no funcionaban. Algunos estaban sin componentes importantes de sus motores. La mayoría, sin baterías. De hecho, se produjo el desguace de muchas unidades, ya que en lugar de comprar repuestos, los arreglaban con partes de otros.

Otros estaban sin cubiertas. De hecho, dijo que se hizo una compra de neumáticos importante que no se pagó. “Y encima no están los neumáticos”, dijo. “Si vas y recorres el Corralón, vas a ver un montón de camiones sin ruedas”, indicó.

Pero lo más llamativo es que se encontraron con mucha gente que prestaba servicios que utilizaban repuestos de las retroexcavadoras viejas. Se las sacaban y se las ponían a las que hacían el servicio y les alquilaban el servicio. “Era bárbaro el kiosco. Muchos kioscos encontramos, muchísimos”, sostuvo. Para cortar con esas prácticas, dijo que sacaron mucha maquinaria a la calle, pero costó un montón ya que había mucha deuda con los proveedores y buscar proveedores nuevos no es sencillo con el antecedente del atraso en los pagos.

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