Maran Suites & Towers

Del Método CABB se animan a hablar los grandes medios

Mediante una nota firmada por el periodista Marcelo Gantman, el diario La Nación se refiere al flamante Método CABB, un manual cuya finalidad es convertirse en herramienta para homogeneizar línea de trabajo, conducta y principios, desde las categorías formativas hasta la Selección Mayor del básquet argentino. Vale la pena su lectura. Se subraya allí varios conceptos que a lo largo de tres décadas venimos tributando sobre el rol de los entrenadores, esencialmente en la etapa donde se deberían profundizar los enfoques didácticos-pedagógicos en la enseñanza del baloncesto.

 

El básquetbol argentino decidió poner sus melodías exitosas en una partitura. Enlazar los talentos individuales y el alto flujo de información táctica en un archivo PDF que se complementará con 70 videos subidos a YouTube.

En un país que suele creer que los buenos resultados llegan porque en un momento determinado llovieron “cracks” sobre los campos de entrenamiento, hablar de un sistema de formación es un hecho contracultural. La CABB decidió dar ese paso y finalmente creó su propio método.

 

El autor es Silvio Santander, entrenador y asistente técnico de Sergio Hernández en el seleccionado. Pero se trata de un trabajo colaborativo con formadores de todo el país, ideas aportadas por jugadores de la Generación Dorada y hasta pensamientos todavía actuales de León Najnudel.

El diagnóstico inicial es común para todas las categorías formativas que van desde los U-13 hasta los U-19: el basquetbolista argentino tiene buenos fundamentos técnicos, tiene un alto conocimiento de la información táctica global y da muchas ventajas en la parte física. Una de las primeras conclusiones es que los juveniles juegan mucho pero se entrenan poco.

 

“Tenemos chicos que juegan hasta en cuatro categorías diferentes, incluso en primera división. Y encima esa cantidad de partidos está desbalanceada: algunos llegan hasta los 180 partidos por año, cuando en otros países como Francia, los basquetbolistas en edad formativa tienen un límite de 50 partidos. Nuestra idea es llevarlos a un piso de 70/75 partidos anuales”, comentó en su presentación Santander.

 

“Cuando se juega mucho hay poco tiempo para quitarles los vicios a un jugador. Eso se consigue en los entrenamientos, no en los partidos”, agrega “Oveja” Hernández. Una de las premisas del Método CABB es lo que se define como “Limpiar la Semana”: que los juveniles jueguen sábados y domingos, para que en la semana tengan menos partidos oficiales, más tiempo de entrenamiento y que los estudios no sean sacrificados para cumplir con un esquema de exigencias sin sentido a determinada edad.

 

El Método CABB no es un libro impreso. Es un trabajo dinámico de textos, fotos y videos que cada entrenador puede descargar desde internet. El trabajo de años de investigación arroja números sorprendentes que permiten apreciar que los resultados exitosos del deporte argentino son más que nada una excepcionalidad: apenas el 4 por ciento de la población activa en la Argentina juega deporte federado. Y menos del 0.5 por ciento juega al básquet. En números concretos eso representa casi 150 mil jugadores de básquet en todo el país. Llegar al alto rendimiento es un camino que deja enormes daños colaterales: se estima que en el fútbol profesional solo llega un futbolista por cada 18 mil que lo intentan.

 

“Precisamos más cantidad de jugadores de básquet. Sería ideal tener por lo menos 400 clubes más en toda la Argentina. Con más gente que juegue al deporte, no es necesario que los más chicos terminen alimentando las categorías superiores. Es al revés: cuanto menos suban a jugar, mejor formados estarán”, comentó Santander en otro momento de la presentación. La relación es que por cada estímulo competitivo (el partido oficial) que tiene un juvenil precisa de tres estímulos de entrenamiento. La secuencia suele ser al revés.

 

Otro apartado de la investigación señala que el promedio de altura de los hombres en la Argentina es de 1,74 metros. La aparición de jugadores que ronden los 2 metros es un material escaso. “Tenemos ahora juveniles que nos llegan con 2,07 y hasta 2,09 metros. Ese es un bien del básquet argentino, no es de ninguno de nosotros en especial. Hay que saber cómo llevarlo, como tratarlo y como integrarlo para que luego no sea una deserción que sufre el básquet”, señala Santander. La investigación también cuenta con capítulos dedicados a la preparación física y a la nutrición, contemplando aún a los clubes y zonas del país que no cuenten con recursos sin límites para conformar equipos.

 

El método invita a los entrenadores a imaginar cómo será el básquet, por ejemplo, en 2025. “Hace poco antes de un partido entre Boston-Utah por la NBA, dieron un último cuarto de cuando jugaba Larry Bird contra Stockton-Malone. Es un básquet con una dinámica que ya no se juega. En la última Euroliga un grupo de entrenadores españoles estudió que aumentaron entre un 15 y 18 por ciento los tiros entre los 20 y los 24 segundos de la posesión. Nuestro pase madre cuando enseñamos sigue siendo el pase de pecho, en tiempos en que las marcas ya se hacen encima del dribbling y deberíamos enseñar como pasar la pelota con una sola mano. Ahora podemos mostrarle a los chicos como hacer el eurostep de Manu (Ginóbili) y los movimientos de amagues de Scola antes de tirar. Antes eso no se enseñaba. El Método CABB es un proyecto que permite la participación de todos los entrenadores que tengan su aporte para hacer…”, dijo Santander al presentar el trabajo que cuenta con conceptos de Rubén Magnano, Julio Lamas, Luis Scola y Pablo Prigioni ,entre muchísimos actores fundamentales de la historia del básquet argentino.

 

El Método CABB es una bengala lanzada al aire por el básquet. Un contenido propio que es aviso para otros deportes. Veremos a cuantos ilumina.

 

Reflexión

 

Nos genera profundo orgullo el coincidir con la visión de Silvio Santander y de Sergio Hernández. Abundan en nuestro Archivo editoriales profundos, conteniendo de modo preponderante hondas críticas hacia la metodología del Básquet Formativo en la Argentina, y ese frenesí por ganar a cualquier costo desde el Mini, aun sacrificando a decenas y decenas de pibes que con el correr de los años dejan el deporte despreciados por sus entrenadores.

No solo en Cuestión Entrerriana hablamos de ello. Lo expresamos desde la década del ’90 en diferentes espacios periodísticos, aunque sí, hemos puesto especial ahínco desde hace poco más de un lustro.

 

El Método CABB concuerda, armoniza, con nuestra óptica. Y, obviamente, ello genera un acicate, un estímulo luego de tantos años hablando de lo que hoy se destaca, nada más y nada menos por un columnista de La Nación, como una especie de dogma para el básquet Confederativo.

Evidentemente, no estábamos tan locos como se nos llegó a vilipendiar, denigrar, deshonrar en una reunión de altos dirigentes del basquetbol paranaense.

 

Evidentemente, siempre estuvimos en lo cierto, en lo veraz, en lo incuestionable. Costó imponer la idea, pero, gracias a Dios, hay grandes técnicos en nuestra Patria Basquetbolera que hoy apuntalan nuestros fundamentos.

Ojalá, algún día, alguien lo reconozca. Más allá que, nadie se resiste a los Archivos. Y lo escrito, escrito está…