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Declaró Blaksley: “solo defendí un negocio”

El empresario Enrique Blaksley, acusado de cometer la mayor estafa de la historia argentina, afirmó ante el tribunal que lo juzga que “jamás en la vida” imaginó defraudar a sus clientes.

Lo hizo este jueves, en una declaración en la que buscó mejorar la situación del resto de los acusados, algunos de ellos familiares suyos, al asumir haber sido el dueño de la totalidad de las acciones de la empresa Hope Funds.

Blaksley fue apodado como el “Madoff argentino”, en referencia a Bernie Madoff, el asesor financiero fallecido este año, condenado por estafar a cientos de clientes y provocar un agujero de más de 65.000 millones de dólares.

El empresario realizó su indagatoria por videoconferencia desde la cárcel de Ezeiza, donde sigue detenido porque aún no pagó la fianza establecida por la justicia para obtener la prisión domiciliaria.

En su declaración, Blaksley sostuvo que la crisis de su empresa comenzó con los cuestionamientos a su emprendimiento inmobiliario “Verazul”, en Nordelta, hasta que lo “destruyeron”.

De esta manera, Blaskley continuó con su declaración indagatoria en el juicio que se le sigue ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 4 y en la jornada respondió preguntas de los abogados de otros acusados y de la fiscalía.

El empresario no dudó al responder “yo” cuando le preguntaron quién era “el verdadero dueño del ciento por ciento de las acciones” de Hope Funds, la empresa mediante la cual se realizó la supuesta estafa.

“Jamás en la vida imaginé una estafa a los clientes”, dijo además en la audiencia a la que asiste por Zoom desde la cárcel de Ezeiza.

El empresario sostuvo que muchos de los juzgados junto con él, entre ellos una hermana, tenían “una actividad meramente administrativa” y que las decisiones “respecto a la plata, qué comprar y la mecánica de los mutuos” se tomaban entre él y los “‘brandmanagers’ de la estructura comercial, Joaquín Romero Victorica, Jaime Bullrich y Juan Quevedo”.

“Los administrativos que están acá (acusados con él) eran todos empleados o ni siquiera. Uno era un profesor de gimnasia al que le hice un favor para darle un trabajito más y terminó en un problema”, dijo Blaskley.

“Lo único que hice fue tratar de defender un negocio”, explicó el empresario cuando recordó que la crisis de su empresa empezó con el emprendimiento Verazul, el proyecto “más importante que tuvo Hope Funds”.

“Era el 25% de Nordelta, iban a vivir diez mil personas, estábamos viendo si poníamos una estación de tren”, dijo sobre ese emprendimiento inmobiliario que concretó con un fideicomiso y venta de terrenos.

Además, el empresario cuestionó las trabas que le pusieron para llevar a cabo el proyecto, ya que “cada vez que hacía un estímulo comercial, desaprobaban la propuesta” y “aprobaban y desaprobaban” todo lo que proponía.

Luego se refirió a las inundaciones en la zona por las cuales se responsabilizó a Verazul, ubicado a la vera del río Luján. “Lo destruyeron”, dijo Blaksley, quien agregó: “Me usan a mi para hacer operaciones publicitarias para ellos, que son los que hoy están administrando Verazul”.

“Jamás moví un bien, nunca hice ninguna actividad con ningún bien desde que fui inhibido, nunca vendí un bien ni quise ocultar ningún paquete accionario de nada”, explicó el acusado ante los jueces Néstor Costabel, Jorge Gorini y Ricardo Basílico.

Más de 300 estafados

El empresario es acusado de liderar la mayor estafa de la historia argentina, contra unos 300 inversores, por un monto estimado por los investigadores de alrededor de $ 1.500 millones.

Además está acusado por “lavado de activos de origen delictivo, asociación ilícita y captación de ahorros del público no autorizada agravada por haber sido cometido mediante oferta pública”.

En el juicio hay otros 16 imputados. Además de Blaksley son juzgados su cuñado y gerente administrativo de Hope Funds, Federico Dolinkué; el encargado de formar las sociedades en el exterior, Alejandro Miguel Carozzino, y la gerente comercial Verónica Vega, entre otros.

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