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Con penas drásticas, se acaban las pegatinas

Falta menos para el inicio de un nuevo proceso electoral en la República Argentina y, con tiempo, volvemos a pedirle a los partidos políticos, a sus autoridades, que recomienden a los militantes no violar el derecho de la ciudadanía a disfrutar de una ciudad limpia, en especial, visualmente hablando. ENERSA ha evidenciado una saludable preocupación por limpiar los armarios o roperos de control lumínico, ultrajados con execrables pintadas o violados con reiteradas pegatinas condenables.  

 

No es la primera vez que lo decimos a través de este medio: los carteles, bien hechos, logísticamente bien dispuestos, sin causar incomodidades ni riesgos, sin abusar de espacios públicos o privados, pueden ser una buena propaganda. El punto es cuando generan insatisfacción de quien luego va a votar.

Los políticos deberían ser más inteligentes, más astutos. La confección de carteles, volantes, trípticos puede ser útil cuando se diagrama una estrategia que debe ser manejada NO por la militancia sino por ASESORES en comunicación, en imagen.

La democracia tiene más de TRES décadas y parece que NADIE aprende. Se utiliza LO QUE VENGA para pegatinas tan indiscriminadas como FEROCES y luego, POCOS limpian lo que se ha deteriorado.

Daría la sensación que los candidatos desean “inmortalizar” sus rostros en diferentes superficies como para que se los tenga en cuenta por siempre y para siempre.

La realidad es que el 99 % de los vecinos NO LIGADOS a la política siente ASCO por esta manera, paradójicamente de HACER POLÍTICA.

La falta de respeto de muchos militantes o “carteleristas” es condenable y debería existir una Ley que los pene hasta con prisión y/o multas bien costosas. Pero son los PROPIOS CANDIDATOS los que podrían poner COTO, LÍMITE a ésta conducta abominable de pegar donde se les antoje.

Ahora bien… No culpemos solo a los candidatos, a sus partidos, a sus bases… También hay sindicatos, hay gremios que no vacilan en destruir lo ajeno, como hay organizadores de toda clase de eventos que recurren a este raid reprensible o punible, promocionando futuros acontecimientos (inclusive culturales) arruinando cualquier clase de espacio útil para sus propagaciones gratuitas.

Y también están organizaciones o colectivos que en distintas movilizaciones, en diversas marchas donde se esgrimen diferentes expresiones ideológicas, donde se revelan manifiestos heterogéneos, asumen al mismo tiempo conductas agresivas eligiendo superficies múltiples para revelar sus doctrinas, corrientes, tendencias sin contemplar el daño que perpetran.

Por ello, que no sea estéril el ejemplo de ENERSA, entre otras cosas buscando evitar que los equipos se recalienten por estar pintados o pegados con alevosía. Que el trabajo abnegado de estos operarios responsables de mantenimiento, no caiga en saco roto.

Es la Policía, mediante sus agentes, la que debe impedir se ejecute tan repudiable conducta. Pero somos los vecinos quienes debemos denunciar oportunamente y para ello contamos con la inmediatez que hoy otorga la tecnología de avanzada.

Mientras tanto, ediles, legisladores, deben ofrecerle a la Justicia un instrumento normativo fehaciente para poder imponer durísimas penas a quienes cometan esta clase de transgresiones o contravenciones abominables.