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Clausura de AFA: Boca y River bajo agua

La frustración bien podría haber sido futbolística por la endeble actualidad de ambos, pero el superclásico se malogró por otra razón, ajena a los defectos y virtudes de River y Boca. La Bombonera no resistió los 26,4mm de lluvia acumulados desde el mediodía hasta poco antes de las 15.30, momento en el que Héctor Baldassi suspendió el partido a los 11 minutos del primer tiempo.

Una decisión que, en ese momento, no sorprendió a nadie, ya que lo poco que se había jugado estaba desnaturalizado por los numerosos charcos en los que quedaba atrapada la pelota.

Las urgencias deportivas de los dos equipos pasaron a un segundo plano ante la perentoria necesidad de la reprogramación. Ambos clubes se mostraron predispuestos a reanudar el encuentro pasado mañana, que será feriado nacional porque se conmemorará el Día de la Memoria, en recordación del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

BOCA RIVER RAIN

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, que se encontraba en uno de los palcos del estadio como hincha de Boca, acompañado por su hijo, desalentó esa posibilidad: “No es la mejor fecha. El 24 es una jornada destinada a la reflexión sobre lo que ocurrió en el país”. Operativamente también es dificultoso organizar el operativo de seguridad para el superclásico, ya que los actos oficiales del feriado ocuparán a muchos policías.

Desde el Gobierno, que mantiene una línea directa con la AFA a partir del convenio por los derechos de televisación del torneo de primera, se fijó el jueves, en un horario (sería las 15,45) que este lunes determinará el comité ejecutivo de la AFA.

El campo de juego de la Bombonera quedó anegado y Baldassi detuvo el partido a los 9 minutos 40 segundos. Cruzó los brazos por encima de su cabeza en el inequívoco gesto de “no va más”. Riquelme y la pelota volvían a quedarse empantanados, una imagen que se había repetido en varios sectores de la cancha. Baldassi informó que la suspensión fue a los 11 minutos. A los 79 minutos restantes, que se disputarán en dos tiempos, se les agregarán otros tres por la interrupción que hubo a causa de las serpentinas que desde la popular de Boca caían sobre el arco que defendía Daniel Vega.

Desde una hora antes que empezara el partido, la lluvia había borrado las líneas demarcatorias de la cancha. Minutos antes del comienzo, personal de Boca pintaba con cal los laterales y la línea de fondo.

Baldassi había inspeccionado la cancha dos horas antes de las 15. “Todo bien, todo ok”, fue la respuesta del árbitro a los periodistas media hora antes del comienzo, cuando iba a realizar los ejercicios físicos de calentamiento.

La intensa lluvia y el lento drenaje de la cancha modificaron la evaluación que había hecho Baldassi. Poco antes de que ingresaran los equipos, los rumores de la suspensión fueron en aumento. Bastó que empezara el partido para comprobar que la cancha se asemejaba a una laguna apenas oculta bajo el césped.

Quedó la sensación de que hizo jugar un rato para demostrarle al público que en esas condiciones era imposible. La suspensión, sin la evidencia práctica de esos 10 minutos, podría haber aumentado el malestar de los hinchas, que igual cuestionaron con cánticos la decisión de Baldassi.

A las innumerables peripecias que pasaron los simpatizantes durante la semana para conseguir una entrada ahora le deberán sumar la incertidumbre para asegurarse el ingreso el jueves. Son muchos a los que a raíz de la lluvia se les arruinó la entrada magnética. Boca informó que no volverá a imprimir las localidades de los socios y resta por conocer la postura de Ticketek, encargada de entregar las localidades a los hinchas de River que las compraron por Internet. A la espera de que baje el agua, Boca y River alargaron hasta el jueves la estrecha línea de flotación.