Caminar por el centro de Paraná es un asco
|ESPECIAL (Por Francisco Pancho Calderón).- Algo está ocurriendo en el seno de la Municipalidad de Paraná. Y algo malo, por cierto. Sobre todo en cuanto a servicios. Está bien… Ya hemos hablado desde hace un año, de la pesada herencia, del complejo legado. En verdad, fuimos unos de los MUY pocos medios que criticaron férreamente la Gestión Osuna. Sin embargo, desde la asunción de Sergio Varisco, poco o nada ha variado. Caminar por la Peatonal por estos días es un asco. Olor nauseabundo despiden los contenedores de basura y los cestos.
Uno escucha por radio, ve por la tele, lee notas de medios gráficos o web’s y es inevitable creer que el actual intendente vive en otra ciudad.
Sí, es absolutamente veraz, no se le pregunta sobre temas claves, neurálgicos, acerca de las demandas más implacables de los vecinos. Por lo tanto, el presidente de la Comuna capitalina se explaya sobre lo que desea expresar, el contenido -para su mandato- conveniente.
Una pena, Varisco surge de un partido que pregona una férrea defensa de lo democrático. Y no solo es hijo de un gran demócrata, de un ejemplar funcionario público que liderara con suma dignidad el Palacio Municipal décadas atrás, sino que él mismo ha tenido otro manejo en su anterior ejercicio.
Hoy, da la sensación que hay una digitación inquietante, perturbadora de lo periodístico, de lo que se difunde, de lo que se da a conocer.
Por ello es que no hay explicación congruente a tanta dejadez, a tanta desidia que se denota en cuanto ya no solo a transitabilidad, accesibilidad, sino en especial a limpieza.
Es inevitable suponer, lo afirmamos por enésima vez (como lo hicimos con Blanca Osuna…), que el intendente NO ESTÁ AL TANTO de innumerables padecimientos de los paranaenses.
Si hoy Sergio Varisco hubiera recorrido las calles del micro-centro hubiese constatado “in situ” el olor asqueroso, fétido, inmundo que despiden los contenedores y tachos de basura.
Bastaría con que salga a caminar como supo él mismo supo hacerlo, como lo hizo EJEMPLARMENTE su padre, y -no nos cabe la menor duda- tomaría cartas en el asunto e instrumentaría inmediatamente una solución.
Pero, ésta gestión pareciera evidenciar una amnesia impresionante. Y es una pena. Una sensible desilusión.