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Bullrich y una polémica frase que reabre un profundo debate en el seno de la abogacía

Algunas bandas criminales “pueden no parecer importantes, pero se definen por la capacidad que tienen de generar un dominio y estar por encima de la ley”, sostuvo la ministra de Seguridad Patricia Bullrich en Paraná.

“Muchas veces, puede haber profesionales, abogados y contadores que trabajan para las organizaciones. Uno mira el nivel de abogados que tienen algunas organizaciones, que aparentemente son chicas o que parece que no son importantes, pero tienen los abogados mejores pagos del país. Es decir, eso demuestra que pueden parecer organizaciones que no son importantes, pero se definen por la capacidad que tienen de generar un dominio y estar por encima de la ley y la Constitución”, afirmó Bullrich.

Ética profesional

La pregunta sobre si es moralmente válido que un abogado defienda a narcotraficantes plantea un dilema ético complejo. Por un lado, todo acusado tiene derecho a una defensa justa ante la ley. Pero, por otro lado, defender a narcotraficantes podría ser visto como ayudar a criminales peligrosos a evadir la Justicia.

Esta pregunta ha provocado polémica y debate dentro de la profesión legal. Algunos argumentan que es antiético defender a acusados que claramente son culpables de delitos atroces. Otros sostienen que es un deber profesional dar la mejor defensa posible a cualquier cliente, sin importar su culpabilidad.

Lo concreto es que el papel fundamental de un abogado dentro del sistema legal es representar los intereses de su cliente ante la Justicia, independientemente de su inocencia o culpabilidad.

Los abogados cumplen un rol esencial en el debido proceso y el derecho de defensa, garantizando que toda persona acusada de un delito cuente con asesoría legal competente y objetiva.

Defensa de derechos y garantías

En ese sentido, la labor del abogado no es juzgar la conducta de su cliente ni determinar su moralidad, sino defenderlo jurídicamente y velar por que se respeten sus derechos y garantías procesales. Esto aplica igualmente cuando se trata de casos polémicos que involucran a narcotraficantes u otros acusados con graves delitos.

Más allá de los prejuicios que puedan existir, los abogados de narcotraficantes ejercen un papel legítimo y necesario. Su función es presentar los mejores argumentos posibles ante la Justicia en nombre de su cliente, promoviendo un juicio justo aún en los casos más complejos.

Esto no implica aprobar o participar en actividades ilegales, sino simplemente cumplir con el deber ético de ofrecer defensa jurídica profesional.

En síntesis, el abogado de narcotraficantes actúa dentro del marco legal, velando por el derecho de defensa y un debido proceso para cualquier acusado. Su rol es indispensable dentro del sistema de Justicia, aun cuando se trate de defender a clientes controversiales.

La ética profesional es un tema clave en el debate sobre la defensa legal de narcotraficantes. Los abogados tienen el deber ético de representar a sus clientes de manera diligente, competente y leal, sin importar quiénes sean o qué hayan hecho.

Sin embargo, los códigos de ética para abogados también contemplan excepciones. Por ejemplo, no se puede ayudar o facilitar actividades ilegales de los clientes. Tampoco se puede dar información falsa o engañosa ante un Tribunal.

Dilemas éticos

Existe un delicado equilibrio entre el deber ético de defender a un cliente acusado de narcotráfico y la responsabilidad de no facilitar sus actividades delictivas. Se deben sopesar principios como el derecho a un juicio justo, la presunción de inocencia, la confidencialidad de la relación abogado-cliente y el bienestar de la sociedad.

Los códigos de ética buscan guiar a los abogados en cómo navegar estos dilemas éticos. El reto es encontrar el punto medio para cumplir con la ley y la ética profesional sin comprometer los derechos de cualquier acusado.

Un principio fundamental del sistema legal es que toda persona acusada de un delito tiene derecho a una defensa adecuada. Esto se considera un derecho humano básico y una parte esencial de un juicio justo.

El derecho a la defensa está consagrado en instrumentos legales internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Según estas convenciones, el acusado tiene derecho a ser informado de la naturaleza de los cargos, a disponer del tiempo y los medios para preparar su defensa, a comunicarse con un abogado de su elección y a ser juzgado sin dilaciones indebidas.

Independientemente de la gravedad del delito o de la repulsa que pueda generar el acusado, el derecho a la defensa debe ser garantizado. No se puede privar a una persona de este derecho elemental por motivos morales. El abogado defensor cumple un rol esencial al asegurar que el acusado pueda ejercer su derecho a defensa técnica, sin la cual no podría haber un juicio justo.

Perspectivas

Los abogados tienen el deber de proveer la mejor defensa posible a sus clientes, sin importar quiénes sean. Su rol es garantizar un juicio justo y proteger los derechos de los acusados. Esto es un imperativo categórico dentro de la profesión legal que no puede ser ignorado.

Los críticos argumentan que defender narcotraficantes facilita el daño social del narcotráfico. Pero desde la ética del deber, el abogado no es responsable por las acciones de su cliente, sino solamente por cumplir con su deber profesional de brindarles una defensa competente. No hacerlo violaría principios fundamentales de Justicia y debido proceso.

Así, es éticamente válido para un abogado defender narcotraficantes, ya que cumple con su deber primario de proteger los derechos de los acusados. Esto no implica aprobar sus crímenes, sino simplemente cumplir con la función esencial de abogado dentro del sistema legal.

Claro que otra postura es juzgar la moralidad de una acción en base a sus consecuencias. Desde este punto de vista, el hecho de que un abogado defienda a un narcotraficante puede tener efectos positivos o negativos para la sociedad.

Algunos argumentan que permitir que criminales tengan representación legal fortalece el estado de derecho y el debido proceso. Si se niega la defensa judicial incluso a los acusados más impopulares, se podría sentar un precedente peligroso que erosiona los derechos fundamentales. Además, obligar a un abogado a rechazar la defensa de alguien debilitaría el derecho de presunción de inocencia.

Sin embargo, otros señalan que defender a narcotraficantes envía un mensaje equivocado y puede perpetuar la actividad criminal. Si los abogados ayudan constantemente a que los narcotraficantes evadan la justicia, se genera impunidad y se promueve indirectamente el narcotráfico. Esto tendría graves consecuencias sociales como aumento de la violencia, la adicción y la corrupción.

Conclusión

En conclusión, yendo al grano con la frase de la ministra Patricia Bullrich que generó polvareda… No hay una respuesta definitiva sobre la moralidad de defender a narcotraficantes. Los abogados tienen el deber ético de proteger los derechos de cualquier acusado, pero no es sencillo desligar este rol de las posibles repercusiones negativas.

Cada abogado debe sopesar cuidadosamente estos dilemas éticos y actuar según su conciencia, dentro del marco legal. Lo importante es que ejerzan su profesión con integridad, respetando los derechos humanos fundamentales.

El abogado tiene como deber básico cooperar con la administración de Justicia defendiendo en derecho los intereses que se le confíen. Por lo tanto, consolidamos la idea: corresponde al abogado la defensa del derecho, y no del delito.

Vaya nuestro más profundo respeto hacia quienes ejercen la profesión de abogado con lealtad, probidad, integridad y buena fe, contribuyendo a afianzar la Justicia y el fortalecimiento del estado de derecho.

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