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Baldassi: “yo decidí suspenderlo pensando en el espectáculo”

Ningún baldazo de agua fría lo de Baldassi: la suspensión pareció lógica cuando vio que la pelota no circulaba y que lo que no se veían eran las líneas. Fue un intento que no prosperó. A los 9 minutos y 39 segundos llamó a los capitanes, les informó de la suspensión, les prestó el oído a Palermo y a Gallardo pero la decisión ya estaba tomada: Boca-River se terminó a los 11 minutos, según lo que consta en el informe de Héctor Baldassi.

El árbitro también dejó asentado que durante tres minutos estuvo parado porque la hinchada local arrojaba serpentinas incesantemente.

“Vinimos dos horas antes junto a mis colaboradores, recorrimos tres veces el campo de juego y creímos que iba a drenar mejor el agua. Me pareció prudente empezar a jugarlo por respeto a toda la gente que esperaba el partido bajo la lluvia. Pero el campo de juego no respondió y ahí tomamos la determinación de suspenderlo. Acá no tuvo que ver la televisación ni nadie: esto corrió por cuenta de Héctor Baldassi y sus colaboradores”, contó el cordobés.

BOCA RIVER RAIN CUATRO

Según explicó, “a los capitanes no los consulté sino que les informé. Gallardo me dijo si no era conveniente esperar diez minutos a ver si paraba un poco, pero mi decisión estaba tomada. Ustedes lo vieron: el juego no se desarrollaba en forma normal y hubo tres pelotas que se quedaron clavadas en el agua. Prefiero que me cuestionen por qué lo empecé y lo suspendí a que se lesionara algún jugador”. Y agregó: “Si seguíamos, no se hubiese visto fútbol ni un partido sino cualquier otra cosa”.

Los empleados de Boca intentaron pintar las líneas de cal, pero el agua se las volvía a borrar de inmediato: “Los muchachos me pedían disculpas, pero el agua seguía cayendo y las líneas desaparecían de nuevo”.

Además de convencido, a Baldassi se lo notaba apenado: “Sé que había mucha expectativa y que un montón de gente vino del Interior y se quedó con ganas de ver todo el partido”. Hasta contó que Santiago, un sobrino suyo, hizo los 715 kilómetros desde Córdoba y ahora debía volverse sin disfrutar el partido.