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Asalto a pañalera céntrica

Poco después del mediodía de éste miércoles, la pañalera Eluney -sita en San Martín al 1485- sufrió un robo. El propietario del negocio, Rubén Sattler, fue abordado por dos individuos que lo encañonaron y, tras dominarlo, le sustrajeron dinero de la caja registradora, como así también que él portaba en uno de sus bolsillos y el celular. Antes de darse a la fuga, tomaron bolsones de pañales. El comerciante no abrió por la tarde y quiere cerrar el local.

 

Los dos malvivientes, que se trasladaban en una moto Honda XR 125 negra, salieron raudamente por calle San Martín hacia el Sur de la ciudad y por segundos no se cruzaron con un móvil policial que pasaba por la zona, cuyos funcionarios –apreciando la consternación del vendedor en la puerta del local- realizaron las primeras diligencias hasta la llegada de Personal de la Policía Primera y luego de Criminalística.

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Una vez más, calle San Martín al 1400 es escenario de un asalto a mano armada. El atentado perpetrado tiene por culpables a dos masculinos robustos, de entre 25 y 30 años de edad, que circulaban en una Honda negra XR 125, sin patente.

 

Ambos ingresaron a la pañalera Eluney, sometieron al dueño del negocio con un arma calibre 38 y le robaron cerca de 400 pesos en efectivo y pañales por un valor aproximado en los 400 pesos.

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El ilícito duró no más de tres minutos y los delincuentes, amenazaron de muerte al comerciante quien inicialmente se negó a exponer por temor represalias, cumpliendo con las actuaciones a pedido del personal policial actuante precitado.

 

En breve diálogo con Cuestión Entrerriana, Sattler contó con elocuentes signos de atribulación: “todo fue muy rápido. Entró uno primero preguntando precios de pañales y cuando ví que entraba el otro me dí cuenta que era un asalto. Al amenazarme con el arma constantemente entendí que estaban dispuestos a todo por lo que les demostré tranquilidad y resignación. No me opuse al asalto no solo por temor a que me ocurra algo sino hasta por los habituales clientes que vienen a ésta hora y/o por los vecinos. Preferí que se lleven lo que había y olvidarme del mal trago”.

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“No me golpearon, pero fueron muy firmes, enérgicos, y en todo momento me decían que no los mirase porque era ‘boleta’ y antes de irme me intimidaron diciendo que no los corra y mucho menos que llame a la Policía pues venían al otro día y me mataban. Así de simple”, añadió.

 

“Pienso que ya me venían observando. Los horarios. La forma de atender. Pensé que estando abierta la Cadetería, la rotisería o los negocios de más arriba como la despensa y la otra casa de comidas no ocurriría nada. Pero bueno… Me pasó lo mismo que a los demás comerciantes. Esta calle es un peligro. Fijate que pasa la Policía cuando ya me habían robado. Antes no. Hemos pedido custodia por los arrebatos y otros incidentes que hasta produjeron cierres de locales, pero nada. Ahora el que me voy soy yo. Ya le avisé al dueño del local. Una más de ésta no se si podría bancarme. Al final no reaccioné y me siento re mal pese a estar con vida para contarlo. Ya está decidido. No abro ésta tarde y mañana me voy”, concluyó Sattler.

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Así estamos en Paraná, muy especialmente a dos cuadras de la Peatonal. Una inseguridad que recrudece día a día. Los vecinos pidieron una cámara del 911, una garita en la esquina de San Martín y Feliciano. La Policía, bien gracias. ¿Quién será el próximo? ¿Espera un asesinato la cúpula policial entrerriana? ¿O se pretende que el vecino imponga Justicia por mano propia?