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Apertura de AFA: Huracán frustró al campeón

El torneo Apertura se despereza y comienza a dar sus primeros pasos. El campeón no pudo tener un estreno feliz cayendo ante Huracán por 2 a 1. Estudiantes ganó por la mínima en Rosario. Racing tuvo un inicio alentador ante el ascendido All Boys y Quilmes amargó a Colón quitándole dos puntos de oro.

La emoción se convocó en La Paternal, donde el campeón, Argentinos, tuvo un debut que invita al recuerdo de los jugadores y el técnico que ya no están. Finalmente fue caída 1-2 con Huracán, un equipo que apostó por la continuidad del proyecto de Héctor Rivoira.

Si bien fue la presentación de Pedro Troglio, el reemplazante del Bichi Borghi, Argentinos no modificó algunas cuestiones estructurales en lo relativo al juego.

Exhibió solidez en el mediocampo, con Basualdo como ladero de Mercier ante la ausencia de Ortigoza. Sin embargo, al campeón le faltó crear sociedades, y eso se evidenció en la ofensiva, con Vargas y Romero más dispuesto a la acción individual que a la elaboración grupal.

No es nueva la función que cumple Darío Ocampo al surcar el costado izquierdo. Su rol a veces parece en extinción en el fútbol doméstico. Fue Ocampo el que activó la apertura del marcador, con una habilitación a Vargas, que estaba habilitado por Filipetto. El delantero uruguayo definió fuerte, como asegurando el grito de gol.

En desventaja, Huracán se despojó de sus temores y tomaron la manija algunos de sus hombres de mayor oficio, jugadores de mil batallas, como Matute Morales y Roly Zárate. El empate llegó ayudado por el azar, tras un rebote que le quedó a Mariano Martínez en el corazón del área solamente para empujar a la red.

Si la igualdad desorientó a Argentinos, el segundo tanto del Globo, anotado por Montiglio, dos minutos después, fue una suerte de golpe de knock-out. A esta altura, Huracán ya se había adueñado del poder de la pelota y gobernaba el juego a su antojo, con el viento a favor de jugar con un hombre de más.

En La Paternal, el campeón estrenó su título con una derrota. Huracán, con jugadores de oficio, supo reinvenatrse sobre la marcha y comenzar el Apertura con el impulso de la victoria.

Racing comienza a ilusionarse

Racing Club, jugando mal, siendo superado y sin merecerlo, venció esta noche 1 a 0 a All Boys, en un partido correspondiente a la primera fecha del torneo Apertura.

El único gol del partido, jugado en Avellaneda, con un mal arbitraje de Federico Beligoy, quien expulsó a Claudio Yacob, lo marcó Lucas Aveldaño.

Racing no tuvo fútbol pero en un rebote se encontró con la victoria, que no mereció, pero el fútbol no conoce de merecimientos y por eso los tres puntos, que debieron irse para Floresta, se quedaron en Avellaneda.

El partido comenzó siendo muy friccionado, trabado en el medio, donde Racing sólo incluyó tres volantes, con Claudio Yacob para marcar y Patricio Toranzo y Lucas Licht abiertos por las puntas.

El encuentro comenzó a destrabarse y a favor de All Boys gracias al criterio en el mediocampo de Lucas Rimoldi y el desequilibrio de un ex Racing, Sebastián Grazzini.

Antes del cuarto de hora el equipo visitante tuvo dos chances claras de gol: la primera se produjo luego de un error de Lucas Aveldaño y casi convierte Grazzini, quien minutos después dejó a Mauro Matos mano a mano con el arquero, pero salvó Roberto Fernández.

Sin nadie que genere fútbol, los tres puntas que incluyó Miguel Russo no pudieron ser abastecidos y, encima, cuando les llegaba la pelota no acertaban y por eso All Boys era más, al punto de merecer ir ganando.

Con Jonathan Ferrari subiendo por derecha, Juan Pablo Rodríguez por izquierda, Matos pivoteando y Grazzini creando los de Floresta superaron futbolísticamente a Racing en casi todos los sectores del campo.

Una combinación de Grazzini, Rodríguez y Rimoldi por izquierda casi provoca la apertura del marcador, pero sobre la línea la defensa de Racing lo impidió.

Los de Avellaneda se fueron al descanso del primer tiempo llenos de preocupaciones, porque en una jugada perdida de Hauche estuvo cerca de convertir, ante la decepción de la multitud que lo fue a acompañar al estadio Presidente Perón.

En el arranque del segundo tiempo se vio lo mismo que pasó en la etapa inicial, con All Boys con una idea clara de juego, buscando llegar mediante un buen trato de pelota, mientras que Racing siguió a la deriva, buscando pero jugando realmente mal.

Además, el equipo de “Pepe” Romero siempre tuvo superioridad numérica en todos los sectores del campo y donde había un jugador de Racing dos o tres de All Boys lo presionaban y recuperaban la pelota.

Pero el fútbol no conoce de justicia, cuando All Boys era mucho más que Racing llegó la apertura del marcador, con el gol de Aveldaño, quien aprovechó un rebote luego de un tiro libre ejecutado por Bieler.

All Boys sintió el impacto, encima tuvieron que dejar la cancha, ambos agotados, Rimoldi y Grazzini, y quedó muy solo Barrientos, de buen partido, pero la historia comenzó a ser diferente hasta que Yacob fue expulsado.

A partir del hombre de más el “albo” se fue con todo a buscar el empate, lo tuvo en una jugada con muchos rebotes en el área, pero luego de un remate de Ariel Zárate salvó Marcos Cáceres en la línea.

No tuvo tiempo All Boys para empatar el partido, pese a que lo mereció largamente. Racing al final ganó, jugó mal, pero empezar sumando de a tres fue largamente festejado por sus hinchas, quienes vuelven a ilusionarse por más que el equipo no les haya mostrado nada.

Por una mano

En el día de San Cayetano, Newell’s Old Boys “le dio una mano” a Estudiantes de La Plata, que lo venció con un gol de su capitán y a la sazón figura de la cancha, Juan Sebastián Verón, de tiro penal, en un aburrido encuentro jugado ante unos 35 mil hinchas, en el estadio Marcelo Bielsa, en la tarde-noche de Rosario.

En realidad, Newell’s ayudó literalmente a Estudiantes a los 24 minutos del complemento, cuando Leandro Benítez cruzó una pelota desde la izquierda para la entrada de su tocayo González y el debutante defensor venezolano Gabriel Cichero, de buen partido hasta entonces, no tuvo mejor idea que sacar la pelota con la mano izquierda.

El penal sancionado fue cobrado por el árbitro Néstor Pitana y la `Bruja` Verón lo cambió por gol, con un derechazo furibundo, alto y apenas a la derecha del “Flaco” Sebastián Peratta.

Antes, Newell’s y Estudiantes se las ingeniaron para aburrir a sus hinchas durante más de una hora, en la que apenas patearon al arco en tres oportunidades.

Una chilena de Alayes a las manos de Orión, a los dos minutos del primer tiempo, un derechazo de la `Pulguita` Rodríguez a los 32m., que también contuvo el arquero visitante, y una entrada franca de Enzo Pérez por la izquierda que gambeteó a Alayes, pero Peratta atajó bien el derechazo, a su izquierda.

Newell’s fue más incisivo en el primer tiempo, cada vez que ganó la pelota en el medio con la mayor presencia de sus volantes, y la jugó por afuera con la velocidad de Sperduti y Estigarribia, pero careció de profundidad en el área, primero, y de definición, después, en sus escasas llegadas.

Y Estudiantes, que jugó sólo con Leandro González como delantero y con Gastón Fernández de mediapunta, trabajó el partido con paciencia de artesano, como si supiera que podría ganarlo en cualquier jugada por el solo peso de sus individualidades.

El primer tiempo sufrió un par de interrupciones a los ocho minutos y a los 23m., porque las dos torres de la vieja visera `Tata` Martino se apagaron, en el segundo caso a pedido del arquero rojinegro Peratta.

El complemento repitió el partido del primero, entre un Newell’s que buscaba la victoria por obligación y un Estudiantes que esperaba agazapado la ocasión de definir el partido con una jugada en la que participaran Pérez, Verón, Benítez y González.

El gol llegó justamente por un cambio de Benítez a González y cambió el partido, aunque Newell’s pudo empatarlo a los 35m. cuando el ingresado Leandro Velázquez pareció peinar una pelota hacia el también suplente Iván Borghello, a quien Orión le cometió un penal que Pitana sancionó, pero luego invalidó, a instancias de la supuesta posición adelantada anterior, cobrada por su segundo asistente Claudio Rouco.

La televisión pública mostró luego que Velázquez no llegó a peinar la pelota y que, entonces, Borghello no cayó en posición adelantada porque, además, pifió la pelota en el mano a mano con el arquero. Pero en una jugada tan fina hubo que darle la razón al asistente, quien cobró por lo que vio en el momento, y a casi 40 metros de la jugada.

El mismo asistente y el árbitro tampoco vieron un penal de Diego Mateo a Leandro Desábato, al que `camiseteó` en el área, tras un córner de Verón y un rebote, cuando el defensor se tiró en palomita, a los 32m. del primer tiempo.

Otro gol imposible se perdió el ingresado defensor “pincharrata” Marcos Rojo, a los 44m., cuando Enzo Pérez lo dejó solo por la izquierda y el pibe la tiró de zurda por arriba.

Un párrafo aparte merecen las dos faltas descalificadores que el delantero derecho rojinegro Mauricio Sperduti, de buen partido, le cometió a Rodrigo Braña, a los 28m. del primer tiempo, y en el descuento.

Así, Newell’s jugó bien en la recuperación y se adueñó del partido, pero careció de juego asociado y de definición, ante un Estudiantes tan sólido como paciente, que esperó su momento y aprovechó la mano que le dio Cichero, en el día de San Cayetano.

Quilmes salvó la vuelta en el último sorbo

En el regreso a primera, rescató un empate con Colón con gol de J. J. Morales a un minuto del final; Fuertes, el grito santafecino

La tarde se consumía a puro nervio, con una derrota que dejaba un trazo de incertidumbre. La fiesta por la vuelta a la máxima categoría se apagaba en medio de la impotencia ofensiva. Pero, a un minuto del final, Quilmes consiguió el empate que le permitió cerrar con una tenue sonrisa el primer episodio de este regreso a primera; el 1-1 representó un bálsamo para un equipo tan voluntarioso como impreciso, que todavía necesita reacomodar unas cuantas piezas, y le dejó una mueca a un Colón con una propuesta escasa de ambiciones.

Por ahora, Quilmes acumula 19 nombres nuevos en su plantel. De los que consiguieron el ascenso, sólo el arquero Emanuel Trípodi mantuvo su lugar. Por eso es entendible que el DT Hugo Tocalli pida tiempo para realizar los ajustes necesarios. Los andamios están a la vista; su equipo todavía necesita mucho trabajo para encontrar el funcionamiento adecuado. El problema es que, como equipo recién ascendido, Quilmes necesita engrosar su promedio desde ahora, y la urgencia de los resultados conspira contra la consolidación de un proyecto. Por lo pronto, apostó a varios nombres con experiencia, en busca de una adaptación lo más rápida posible al ritmo de la división mayor.

En el Sur, al local le sobró entusiasmo y despliegue, pero también abundó en los errores no forzados típicos de la falta de competencia y labor conjunta. Santiago Raymonda se mostró siempre como eje creativo, y también ofreció sacrificio y empuje para sacar adelante al equipo, cuando el Cervecero naufragaba en la intrascendencia. Casi en tiempo cumplido, apuró un lateral desde la derecha y envió el centro que Romeo no pudo cabecear, pero sí capturó Juan José Morales para desatar la tensión acumulada.

Para entonces, Colón ya se había acomodado a un triunfo por el que había mostrado más eficacia ?merced al oficio goleador de Fuertes? que argumentos sólidos, con una estructura en la que se destacó el manejo de Damián Díaz y el atrevimiento de Lessman. El joven delantero tuvo una gran ocasión pero Sebastián Martínez le ahogó el grito con un despeje en la línea, y luego le cometieron un penal que no sancionó el árbitro Luis Álvarez, que fue muy permisivo y debió expulsar a Roselli por una fuerte falta sobre Ledesma. Lo cierto es que a Colón no le costaba mucho crearle peligro a una defensa frágil, pero tampoco se preocupó mucho por echarle candado al partido. Y Quilmes, aun con pocos recursos, encontró un punto por el que ya había acumulado méritos suficientes.

Vale acotarlo, Quilmes acumula siete partidos sin triunfos, con seis empates y una derrota. El último éxito fue el 14 de abril, ante Tiro Federal (1-0).