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Apertura de AFA: a Boca no lo salvó ni Riquelme

Juan Román Riquelme generó expectativas harto positivas con su vuelta, pero ni siquiera el retorno del gran ídolo salvó a Boca Juniors que cayó por 2 a 0 ante Argentinos. Racing igualó 2-2 en Avellaneda con Arsenal. Godoy Cruz no pudo doblegar al arquero de Newell’s y fue 0-0 en Mendoza. GELP se impuso a Quilmes 1-0 en el Bosque.

La primera mitad no estuvo a la altura de las expectativas. Después del gran recibimiento que mereció Riquelme, el conjunto de Claudio Borghi (estuvo en la platea por haber sido expulsado en la fecha pasada) volvió a bajar a la realidad con el correr de los minutos: Pedro Troglio mandó a Germán Basualdo a marcar al diez y el gran protagonista de la noche intervino menos que lo esperado, siempre buscando el hueco y con su habitual clase. Después, se le sumó Matías Giménez y Martín Palermo ayudó con sus apariciones. Del otro lado, Néstor Ortigoza tampoco lograba sumar para sortear la última línea local, y el desarrollo se centró en un mediocampo muy poblado y trabado.

Sebastián Battaglia avisó desde lejos con un tiro alto, Palermo con un cabezazo que tapó Nicolás Navarro y otro disparo afuera tras pase de Riquelme, y nuevamente Román complicó con un desborde que obligó a Navarro a sacársela del buche a Giménez. Sobre el descanso, se adelantó más la visita, aunque le costó mucho ser incisivo en los últimos metros: sólo amenazó con un remate de Ortigoza de media distancia que se fue cerca.

Pero en el complemento Boca salió más decidido. Entró más en acción Gary Medel, y un Riquelme mucho más suelto y determinante lo sumó a su sociedad con Giménez. Este tuvo la primera con un intento alto y después se topó con Navarro, Lucas Viatri también le dio trabajo dos veces al arquero y en otra le faltó puntería, Román estrelló un córner en el ángulo y luego definió por arriba desde la medialuna, además de que Palermo amenazó con un remate apenas desviado. Los de La Ribera eran mucho más ante un estático Argentinos que ni atinaba a pararse de contra, y parecía que el gol estaba al caer.

Así, cuando llegó el minuto 41, el Bicho sólo se había arrimado con un cabezazo afuera de Sergio Escudero y ensayaba una reacción final. Y en ese instante empezó la pesadilla xeneize: en un córner desde la derecha, la pelota le pegó a Juan Sabia y le cayó a un Santiago Gentiletti solo para que definiera fuerte y a la izquierda de Luccheti, quien alcanzó a rozar el balón sin modificar su destino. El cachetazo ya era un hecho, pero le faltaba la frutilla al postre: a los 43, en una veloz contra que desnudó las distracciones locales, el ingresado Andrés Romero disparó, dio rebote Lucchetti y Ciro Rius definió para el segundo.

La rapidez y contundencia de los hechos no le dio a Boca ni siquiera tiempo para descontrolarse o sacar a relucir espíritu alguno. Una vez más, aparecían los fantasmas, caprichosos, esos que demuestran no distinguir si entre las camisetas azules y amarillas figura un futbolista de apellido Riquelme.

JR fue figura pero no tuvo socios

El enganche volvió tras 181 días y se erigió en la figura de un equipo que, de la mano de Claudio Borghi, nunca entendió a qué jugar. Riquelme se ensambló en una estructura descompensada y fue el mejor porque se sobrepuso a la teoría e impuso su potrero.

Pases en cortada, de primera, visión de juego, anticipación, cobertura de la pelota, desmarque, asistencia, definición, pegada y hasta casi un gol olímpico fueron parte de su repertorio, todo junto en una sola persona para avergonzar al resto.

En 57 intervenciones, el diez “xeneize” dio 49 pases correctos, 8 mal y metió 3 pases de gol, uno a Martín Palermo, uno a Lucas Viatri y otro a Matías Giménez, y fue dueño, además, de la pelota parada.

A su talento innato, Riquelme le agregó ambición. Le hacía falta a Boca su regreso. Para recuperar la esperanza, pero para exponer, también, que a este equipo le sobran nombres y le faltan ganas.

Racing logró un dramático empate ante Arsenal

Racing y Arsenal protagonizaron un emotivo y dramático 2-2 en el Cilindro de Avellaneda, en uno de los encuentros válidos por la 13ª fecha del Torneo Apertura. Pese a que la Academia fue superior, el conjunto de Sarandí sacó a relucir todo su oportunismo y estuvo dos veces en ventaja. Un gol de Lucas Aveldaño, a cinco minutos del final, sentenció el marcador. Los visitantes no pudieron acercarse demasiado al líder Estudiantes, que los supera por seis unidades.

Concentración en la marca, presión sobre el colombiano Giovanni Moreno y velocidad en los contragolpes. En el pizarrón de Alfaro, sobresalían esos tres conceptos entre la nebulosa de números con el reparto de marcas. Y Arsenal cumplió a rajatabla con las premisas de su entrenador: cedió la iniciativa, cerró los caminos y lastimó con las réplicas. La disciplina tuvo su recompensa a los 18 minutos: Leguizamón comandó un contraataque y asistió a Mauro Obolo. Racing, que atacaba más pero sin claridad, sufrió un golpe inesperado que le nubló aún más la visión.

Para desarticular el granítico trabajo de su rival, el equipo de Miguel Ángel Russo tenía que agilizar el juego con pases cortos y evitar los traslados excesivos. Sin embargo, la Academia hizo todo lo contrario y, ante cada pelota perdida, se expuso a sufrir un nuevo gol. El doble cinco compuesto por Marcone y Leiva les quitó libertades a Moreno y a Toranzo, los cerebros albicelestes.

El colombiano apareció por ráfagas, aunque clarificó con su talento. En cambio, el Pato se ganó la reprobación de la gente con un show de imprecisiones. Los únicos que lograron inquietar en velocidad fueron Fernández y Hauche. Pero a la hora de definir, Bieler no pudo quebrar su malaria. Todo quedó resumido a disparos desde muy lejos que le ahorraron trabajo a Campestrini.

Racing exhibió una cara renovada en el amanecer del complemento y arrinconó a Arsenal sobre su área. Toranzo levantó el nivel, se calzó el traje de conductor y rubricó esa deliciosa sociedad con Moreno. A los 9, el local fabricó una chance clara de gol: el colombiano sacó un remate de zurda, Bieler tomó el rebote de Campestrini y buscó a Hauche, quien no pudo definir ante el cierre de los defensores.

Más tarde, Toranzo recibió de Moreno y sacó un disparo que salió cerca del palo. La contención del visitante empezaba a flaquear ante la mayor precisión de los creativos de la Academia. A su vez, el visitante avisó a los 25, cuando De Olivera se lució al ahogarle el gol a Aguilar en el área chica.

La merecida igualdad en el marcador llegó a los 28 minutos: Lugüercio apareció por izquierda para recibir una cesión de Toranzo y venció a Campestrini con un remate preciso. El Payaso había entrado poco antes en lugar de Cahais, con el respaldo popular. Sin embargo, Cristian Alvarez silenció a todo el estadio a los 33 con un tremendo zurdazo desde fuera del área, tras el despeje en un tiro libre. Pese a que no lo merecía, Arsenal volvía a estar adelante.

Racing no bajó los brazos, continuó con los embates y fue a matar o morir. Y encontró el empate a los 40, gracias a una aparición de Aveldaño por el segundo palo. En el final, los hinchas anfitriones se relamieron con el triunfo en un par de ataques, pero se quedaron con las ganas. Igualmente, los jugadores de la Academia se llevaron una merecida ovación por su entrega y los retazos de buen juego demostrados en el complemento.

Godoy Cruz no pudo contra la resistencia de Peratta

Godoy Cruz y Newell´s empataron 0-0 en Mendoza en el marco de un partido entretenido y con muchas opciones de gol y que tuvo como excluyente figura de la tarde al arquero rojinegro Sebastián Peratta, quien cumplió otra actuación sobresaliente para que su equipo no se vuelva a Rosario con las manos vacías.

En el primer tiempo la iniciativa fue del local, que salió decidido a imponer condiciones ante el equipo alternativo que puso en cancha Roberto Sensini. Antes de los cinco minutos, dos veces debió exigirse al máximo Peratta, para evitar la caída de su valla: primero le sacó el gol a Olmedo y luego desvió un buen cabezazo de Salinas.

La visita, replegada en su campo, apostaba sus fichas a explotar el contragolpe con la velocidad del Pulguita Rodríguez y el Bebu Velázquez, quien estuvo cerca de romper el cero a los 13 minutos con un buen remate que atrapó Torrico.

Con paciencia, fútbol y pases cortos, Godoy Cruz siguió haciendo méritos, pero falló en la última puntada. Y esa tendencia no varió en el complemento pese a que el dominio mendocino se acentuó, fundamentalmente por el buen trabajo de Diego Villar y David Ramírez, quien a los diez minutos estrelló un derechazo contra el palo.

Pero la más clara fue a los 21, cuando Salinas quedó cara a cara con Peratta, en el área chica, y el uno realizó una tapada brillante arrojándose sobre su izquierda, aunque con cierta ayuda por la impericia del delantero para definir con mayor atino.

Newell´s, que se abrazó al empate como un borracho a la última copa de la noche, también tuvo dos posibilidades para ganarlo, pero en la primera el palo devolvió un tiro libre de Rodríguez y sobre el cierre Sperdutti pecó de egoísta y perdió lo que hubiese sido una insólita victoria.

Gimnasia batió a Quilmes y sumó más que tres puntos

Gimnasia volvió a la victoria luego de cinco fechas y lo hizo ante Quilmes, en un duelo muy importante para la tabla de los promedios. No jugó bien, pero acertó en una pelota parada y obtuvo más que tres puntos en el Bosque. El cabezazo de Agüero le permitió al Tripero lograr su primer triunfo bajo la conducción de Morant y hundir un poco más a su adversario, que acumula dos caídas con Madelón y aún no ganó en lo que va de la temporada.

En 45 minutos, el Lobo y el Cervecero demostraron por qué jugadas 13 fechas son los peores equipos del Apertura. Protagonizaron un primer tiempo ordinario, para el olvido, en el que la pelota no tuvo dueño y en el que escasearon ideas y audacia para escapar de la mediocridad. Los arqueros fueron espectadores de lujo, ya que no hubo situaciones de peligro.

En la segunda parte, levantó el nivel, aunque no mucho. Pasado el cuarto de hora, los dos se animaron un poco y llegaron las emociones. A los 17 minutos, Quilmes generó la primera chance clara del encuentro: Morales apiló rivales por la banda izquierda y le cedió el balón a Aránguiz, quien desde la medialuna sacó un remate que se fue desviado.

Sin ideas por abajo, Gimnasia encontró el gol por vía aérea a los 24. Aued envió un tiro de esquina desde la izquierda y Agüero metió un gran cabezazo que se clavó contra el poste derecho del arco defendido por Trípodi. Dos minutos más tarde, el uno visitante mandó al córner un disparo de Córdoba.

El Cervecero fue en busca del empate con más vergüenza que fútbol y no supo cómo entrarle a un Tripero que se refugió cerca de su arco para cuidar el valioso triunfo. La única opción que tuvo el conjunto de Madelón en el tramo final del encuentro fue un cabezazo de Gerlo que Sessa controló bien.