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Apagón: en plena caída de la demanda eléctrica, advierten sobre la falta de control estatal

Las responsabilidades del mayor apagón de la historia argentina, que dejó ayer sin luz a todas las provincias argentinas -con excepción de Tierra del Fuego-, a Uruguay y algunas zonas de Paraguay, aún no fueron esclarecidas por el Gobierno. El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, se limitó a confirmar que el origen del siniestro fue una falla en el sistema de transporte del Litoral, que traslada la energía generada en Yacyretá y que es operado por la empresa Transener. Un colapso total de la red, en plena caída del consumo de energía, que pone la lupa en la falta de control.

 

Según precisaron las autoridades, el corte ocurrió a las 7:07. Un desperfecto local no fue encapsulado por la red energética y se extendió a todo el Sistema Argentino de Interconexión (SADI). “Esa falla no es algo extraordinario. Lo que sí es anormal es la cadena de acontecimientos posteriores que causaron la desconexión total”, dijo Lopetegui. Y explicó que esa desconexión fue automática ya que el sistema evita daños mayores en las usinas de generación. “No hubo intervención humana”, aseguró y desmintió la existencia de señales de alerta que hayan sido ignoradas.

 

Así, casi 50 millones de personas se quedaron sin luz en el Cono Sur. El impacto habría sido aún mayor si hubiera ocurrido un día hábil. Con todo, el incidente afectó el desarrollo de las elecciones en Santa Fe, Formosa y San Luis. En territorio fueguino, donde también había comicios, no hubo cortes ya que la provincia es la única que no está integrada al SADI. El restablecimiento del suministro fue lento y al término de esta edición más del 10% del país todavía estaba a oscuras.

 

Por el momento, el Ejecutivo descarta la hipótesis de un sabotaje. “Tenemos que entender por qué no se encapsuló la falla”, señaló el secretario en conferencia de prensa. Ahora, las empresas deberán presentar informes sobre lo ocurrido y, a partir de ellos, Cammesa realizará la investigación.

 

Lo seguro es que no hubo una sobrecarga de la red. Al momento del incidente, se consumían unos 11.000 megavatios, cuando el sistema argentino tiene capacidad para más de 25.000. De hecho, al compás de la recesión, el consumo de electricidad cayó 7,5% interanual en el primer trimestre.

 

Consultado por BAE Negocios, Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, explicó que la clave es saber si “hay un error de diseño en la red de transporte, que no prevé aislar las posibles fallas, es decir, que no se extiendan a nivel global, o si se debió a un problema de mantenimiento”. El especialista apuntó que este preocupante episodio evidenció “la importancia estratégica del segmento de transporte porque, a diferencia de la generación y la distribución, puede provocar problemas en todo el sistema al conectar todas las instancias”.

 

Ese servicio estratégico fue privatizado en los noventa y hoy es operado por Marcelo Mindlin, uno de los empresarios más cercanos al presidente Mauricio Macri (ver aparte). Bronstein planteó la necesidad de “un rol más activo del Estado” en la regulación para evitar que estos eventos se repitan: “En Argentina, el mecanismo es que ante una falla se aplica una multa. Teóricamente, las empresas se cuidarían para evitar penalidades, pero esto ya no funcionó. El Estado no sólo debe trabajar sobre fallas, sino revisar directamente los sistemas que se implementan y, así, detectar los puntos débiles previamente y reforzarlos para evitar que ocurran estos eventos”.