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Alumnos de colegio religioso hurtan en la ESSO

El título de por sí ya expresa mucho. Consterna. Atribula. Causa perplejidad. No tomó estado público, ni siquiera hubo denuncia policial o a la Justicia. Simplemente se dio una comunicación entre personal a cargo de la empresa damnificada y autoridades del Colegio religioso sito a pocas cuadras de la céntrica estación de servicio ESSO.

En el Shop de Buenos Aires y Cervantes, alumnos del establecimiento educativo -que no citamos precisamente por tratarse de alumnos MENORES de un reconocido instituto privado-, sustrajeron golosinas y snacks quedando delatados por las cámaras de seguridad del lugar.

La encargada del salón apreció algunas actitudes fuera de lugar de los chicos que ya habían concurrido en otras ocasiones plasmando similares conductas, poco acordes a portar un uniforme tan tradicional y transmitir con sus comportamientos las loables enseñanzas asimiladas en el Colegio como la formación indiscutible absorbida en sus hogares.

Lo que causó un desasosiego, una aflicción severa fue observar a través de las cámaras que algunos de ellos solapadamente hurtaban diversas golosinas y snacks aprovechando la distracción de las chicas que atienden en la barra no solo a los comensales del bar sino también operaciones de la playa de expendio de combustibles y otros derivados.

Constatado el ilícito y apreciando el carácter de menor de quienes tomaban artículos sin pagarlos, como en sí reconociendo además que algunos de ellos ya habían tenido procederes dudosos en otras ocasiones (aunque no se llegó a comprobar con tanta claridad), la responsable de turno en la Esso resolvió ponerse en contacto directamente con la dirección del Colegio radicándoles una exposición concomitante con el hecho.

Desde el establecimiento se registró el compromiso de tomar medidas tras citarse a los padres de los alumnos y habida cuenta que el suceso no cobró notoriedad solo pudimos enterarnos mediante los dos encargados principales de la reconocida estación de servicio céntrica que el añejo Colegio religioso adoptó resoluciones drásticas en materia institucional.

Cabe una reflexión… Nuestra sociedad desde hace varios años viene en franca decadencia en lo inherente a renunciar a principios éticos, a incurrir en significativas transgresiones de preceptos bíblicos como esencialmente códigos de convivencia, ordenanzas constitucionales, o derechos de toda índole.

Ahora bien…Induce sin hesitar al estupor que un grupo de alumnos pueda no solo auto-flagelarse y generar perjuicio altísimo a sus respectivos futuros con comportamientos inadecuados, sino también causen severo daño a la imagen de una institución educativa o de modo PRIMORDIAL a una FAMILIA que invierte no solo en amor o protección sino que asimismo en un alto y garantido nivel educativo.

No se portaron “mal” con actitudes plenas de picardía, con modos agresivos, con modales viles, con trastadas, o hasta con maldades que tristemente hoy en día PULULAN erigiéndose en paradigmas execrables, repudiables en absoluto.

Tuvieron una “travesura” ridícula pues seguramente NINGUNO de esos pibes sufre privaciones, carencias o mucho menos penurias en la faz económica ya que sus padres les han dado TODO en ese sentido.

Por eso, sus padres, sus hermanos y por qué no, hasta sus abuelos, no merecen lo que hicieron. O sus maestros, sus profesores, tampoco son acreedores a semejante injusticia desatinada e inadmisible. O la institución en sí no debería ser plausible de quedar al borde de una condena pública tras ofrecer a su alumnado una formación ostensible, claramente opuesta a todo lo que pueda conllevar una fechoría.

Eso sí, salvaguardado el honor de cada Familia y del Colegio, ¿no llegó el momento que los mayores asumamos el acometer drásticamente una profunda reflexión para ver dónde pueden estar nuestras fallas en lo concomitante al ejemplo, o por qué no, a los límites que debemos transmitirles a nuestros sucesores?.

Párrafo final para la encargada de la Esso. Pudo ser concluyente y llamar a la policía. Sin embargo tuvo una valiente postura, arriesgada. Y bien su superior que la respaldó. Y bien la Compañía que dio su amparo.

Quiera Dios que éstos chicos, los cuales aparentemente habrían sido sancionados con rigurosidad, NUNCA MAS adopten esa conducta flagrante. Hoy, solo fue un castigo educativo. Mañana puede ser la cárcel o hasta la muerte.

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