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¡Alerta! La leche está a punto de hervir

En el campo se sabe que si la soja no viene bien, los productores pueden volcarse en el mismo año hacia otro cultivo de verano o reemplazar el trigo por la cebada durante el invierno. Pero esa flexibilidad es menor en el caso de la ganadería y casi no existe si se trata de un tambo. Primero, porque la leche es perecedera y es difícil acumular stock. Segundo, porque la inversión para las instalaciones y el manejo en los tambos es alta y pocos quieren abandonar ese capital hundido.

 

En estos últimos tiempos la producción de leche, que precisa estabilidad y regularidad, se ha convertido en un negocio contrariado.

En 2018 los expertos hablaban de una actividad en terapia intensiva por la doble tenaza de un mercado interno en el que el consumo de la leche en sachet cayó 8% y el de yogures, 4%, por citar dos ejemplos.

 

La industria tampoco encuentra respuesta en la exportación con empresas endeudadas a tasas insoportables.

Argentina contabiliza 11.326 tambos y 760 procesadoras en un sector con dos o tres firmas líderes y a la vez muy atomizado con numerosas pymes lácteas.

 

El valor de la producción llega a los US$ 6.500 millones. Claro que el 85% se consume internamente y se exporta poco y de bajo valor agregado como la leche en polvo cuya cotización internacional está en baja desde la desaceleración de la economía china. Actualmente se oferta en US$ 2.705 la tonelada.

 

El grueso de la producción se destina en un 29% a la leche en polvo, 36% va para la elaboración de quesos, 5% para yogures y un magro 2,2% para el dulce de leche.

Los tamberos en noviembre, último dato disponible, recibieron casi 15 centavos de dólar por litro de leche en promedio. A modo de comparación, en Francia les pagan 33 centavos.

 

Aun así, la participación del productor en el precio de la leche a la salida de fábrica llega a 53,2%. Esto es porque en pesos y en promedio, los productores recibieron el último diciembre $ 9,28 por litro, representando un incremento de 62,5% anual, lejos de la inflación de 2018.

 

En ese escenario, la asunción al frente de La Serenísima de Carlos Agote del fondo Dallpoint, con una buena porción accionaria en la compañía, es leída como el comienzo del fin de la familia Mastellone en La Serenísima, tras la llegada de Arcor a la emblemática empresa de General Rodríguez.

 

La sorpresa llegó de la mano de Ciro Echesortu, el argentino que fue CEO mundial en la gigantesca  Louis Dreyfus. Acaba de aterrizar desde Ginebra para hacer pie con la compra de Alimentos Santa Clara en Villa María.

Allí producen leche en polvo para distintos mercados.

 

A su vez la local Vicentín, que se quedó con la línea completa de postres y yogures de SanCor, incursionaría en las góndolas con otros productos lácteos. Y lo que quedó de SanCor , entre lo que se vendió a Vicentín y las plantas que le compró Adecoagro en 2018, seguirá dando que hablar este año.

 

Aunque desde Brasil viene un llamado de atención: su región sur tuvo un crecimiento fenomenal, convirtiéndose en la mayor productora, superando a Minas Gerais, que era con holgura el mayor estado lácteo del país vecino.