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Alberto Rodríguez Saá no aprueba el pago de la deuda con el FMI

“Negociar con el Fondo, con la catástrofe que significa para los próximos años y la condena a las futuras generaciones, y no denunciar esa deuda como odiosa, como una estafa, es un camino equivocado que no comparto. Disculpen, sé que es una verdad incómoda”, dijo Alberto Rodríguez Saá el miércoles en su intervención durante la reunión en la que Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentaron ante los jefes provinciales el estado de la discusión con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El cacique puntano propuso dos caminos: denunciar al FMI ante el Corte Internacional de La Haya o convocar a una consulta popular para que sean los argentinos quienes decidan por la vía del voto si quieren que se siga negociando una reestructuración del préstamo que contrajo Mauricio Macri en 2018 o si se desconoce el pago por considerar que el dinero “se usó para la fuga de capitales”.

Dijo que la propuesta de Guzmán está “plagada de buenas intenciones”, pero insistió que él no está de acuerdo. Se encargó también de criticar la reestructuración de la deuda privada que cerró el ministro en 2020. Habló de una “pérdida inconcebible de soberanía”, en relación con la cláusula que fija a los tribunales en Nueva York como lugar de resolución de eventuales conflictos.

La postura crítica de Rodríguez Saá fue celebrada por dirigentes del kirchnerismo más duro, como la exdiputada Fernanda Vallejos, famosa por los audios injuriosos hacia Alberto Fernández que se filtraron después de las PASO, y la exembajadora Alicia Castro. La agrupación Soberanxs, que integra también el exvicepresidente Amado Boudou, publicó un tuit de apoyo: “Soberanxs abraza la intervención de Alberto Rodríguez Saá en reunión con @alferdez y @Martin_M_Guzman insistiendo con consulta popular y llevar al FMI a la Corte Internacional por sus responsabilidades antes de un acuerdo q condene al ajuste”.

Rodríguez Saá habló por Zoom desde su provincia, mientras lo oían 12 gobernadores sentados a una mesa en la Casa Rosada. En su discurso de 10 minutos aludió al inca Atahualpa, a San Martín, a Juan Manuel de Rosas y a Simón Bolívar para construir un particular hilo temporal de sostén de su argumentación.

“En el año 1531 aproximadamente en la plaza de Cajamarca, Perú, le llevaron al Inca Atahualpa una Biblia, que no la aceptó. Los españoles lo tomaron como una ofensa y fue el ardid para ponerlo preso, tomar el gobierno de los incas en Perú y para liberarlo le pidieron llenar una pieza con oro y con plata. El inca va preso y empieza a mirar a los carceleros que juegan al ajedrez, un juego que no entendía. Un día le ofrecen jugar y él ganó. El carcelero le cuenta a Pizarro, asustado, y Pizarro ordena que lo maten. Ahí nació la deuda externa, el pensamiento único, la represión contra los pueblos”, dijo, al empezar su relato.

Dijo después que “en 1821 el general San Martín, protector del Perú, dicta un reglamento provisorio en el que pone el tema de la deuda externa. Y dice que la deuda que no ha sido para beneficiar a los pueblos, que ha sido un instrumento de colonización no se debe pagar”. De Rosas rescató un discurso de 1835 en el que pidió poner delante la deuda interna a la externa. Y citó finalmente una supuesta frase de Bolívar : “Odio más a la deuda que a los españoles”. De ahí llegó a la teoría de la “deuda odiosa”, aquella que es contraída por una dictadura y que por eso puede ser cuestionada su legitimidad.

“En la Argentina el señor Macri y su gobierno duplicaron la deuda externa. Ese préstamo con el FMI fue una estafa y se usó como ardid; la apariencia legal para producir una fuga de capitales que no solo se comió los 45.000 millones de dólares del préstamo sino otros 45.000 millones más. La fuga se calcula en 90.000 millones. Con la plata no se ha realizado una alcantarilla, un cordón cuneta de una cuadra. Es una deuda absolutamente odiosa, con la doctrina que se rige el mundo”, denunció.

Aunque dijo que no se sentía incómodo por esas palabras, el presidente Fernández se sintió compelido a responder. “Es tu parecer, absolutamente respetable. Solo quiero hacer un par de observaciones. Yo denuncié penalmente por administración fraudulenta a quienes contrajeron esta deuda. No es una causa indeterminada, tienen nombre y apellido quienes fueron denunciados”, dijo. Y se mostró en contra de la tesis de la deuda odiosa: “Hay algunos otros aspectos más discutibles de lo que vos planteas. Es difícil considerar deuda odiosa a la que ha tomado un gobierno elegido popularmente. Y en este caso además la contrajo inmediatamente después de haber ganado las elecciones de 2017″.

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