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AFI: el kirchnerismo convirtió en ley la creación de la nueva SIDE

Tras un extensa jornada y un encendido debate, el kirchnerismo transformó en ley la creación de la nueva Agencia Federal de Inteligencia (AFI), en reemplazo de la Secretaria de Inteligencia, por 131 votos positivos y 71 negativos. Uno de los puntos más discutidos de la norma fue el otorga a la Procuración General de la Nación, encabezada por Alejandra Gils Carbó, la potestad de manejar las escuchas telefónicas.

 

La sesión comenzó cerca de las 21.30 con incidentes ya que el radical Ricardo Buryaile pidió pasar a un cuarto intermedio hasta mañana, pero la propuesta fue rechazada por la titular de la bancada del Frente para la Victoria, Juliana Di Tullio.

 

Una de las principales voces del kirchnerismo en el Congreso fue Diana Conti, quien garantizó que la AFI “va a quedar subordinada totalmente al poder político y al Poder Judicial, cuando corresponda” y enfatizó que con este proyecto del oficialismo apunta a “democratizar” los servicios de inteligencia.

 

Conti aseguró, en un punto cuestionado por Bazze, que “la disolución de la SIDE no significa el paso automático de los agentes a la nueva agencia”, y anticipó que “pueden producirse distintos tipos de purgas”, “jubilaciones extraordinarias” y “el apartamiento de agentes”.

 

Por su parte, la diputada nacional Elisa Carrió (Coalición Cívica-ARI) cuestionó el proyecto oficial y consideró que, si se quiere “transparentar, eliminemos” el organismo de inteligencia, “pero no le demos más poder” al jefe del Ejército, César Milani, ni a Fernando Pocino, funcionario de la SI.

 

En tanto, Teresa García (FpV), que preside la Comisión Bicameral de Inteligencia, anticipó que se habilitará un plan de retiro jubilatorio para los empleados de la Secretaría de Inteligencia que cumplan con los requisitos. “En todo organismo del Estado hay mucho personal en condiciones de jubilarse y en este caso se los va a invitar a hacerlo”, adelantó García, quien estimó que “hay un 60 por ciento del personal que va a estar dentro de la norma jubilatoria” sobre una base de unos 2.500 empleados entre administrativos y agentes.

 

Aunque,  aclaró que “va a quedar un residual” de lo que fue la ex SIDE porque “no se puede paralizar” el servicio de inteligencia. Y en torno a los fondos reservados describió que “hay gastos que se van a poder dar públicamente”, mientras que otros que tendrán el carácter de secreto, que sólo serán conocidos por la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia.

 

Por su parte, el titular del bloque por Unión PRO, Federico Pinedo, alzó la voz y planteó un reclamo común entre los diputados opositores al afirmar que con la creación de la AFI “están cambiando el nombre” a la Secretaría de Inteligencia “mientras empeoran el contenido”.

 

“El oficialismo dio un tratamiento fugaz a este tema tan delicado especialmente en este contexto. No hubo voluntad alguna de llegar a un consenso, que es lo mínimo que se puede esperar tras la oscura interna de los organismos de inteligencia que emergió”, agregó el legislador en sintonía con varios bloques opositores.

 

Al borde de la madrugada, el vicepresidente del bloque radical, Miguel Bazze, cuestionó como “poco profundo el cambio” al pasar el sistema de escuchas a un Ministerio Público “cuestionado y parcial”. También criticó que “no se pueda tener un control mayor en los presupuestos de los servicios”. ​

 

Cerca de las 3 de la madrugada, los dirigentes, ante la prolongada y extenuante sesión, votaron una moción para sancionar a las 3.30 de la madrugada, sin cierres de bloque, la creación de la “nueva SIDE”.  Apenas dos semanas atrás, el Senado había dado media sanción a la Ley de inteligencia en una asamblea donde la oposición brilló por su ausencia. Sin embargo, el peronismo federal había sido clave para que el oficialismo pueda dar inicio al debate.

 

La “nueva SIDE” fue impulsada directamente por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien atribuyó la muerte del fiscal, que según ella “no fue suicidio”, a la guerra de espías desatada por el exespía, Jaime Stiuso.