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Advierten en Wall Street que el financiamiento que Milei busca para la dolarización es “inviable” en el corto plazo

Javier Milei, el candidato favorito a la presidencia, según las encuestas, ha dicho que planea conseguir esos fondos con financiamiento externo, pero en Wall Street advierten que recaudar dólares en el mercado parece “inviable” en el corto plazo, dado el humor de los inversionistas extranjeros con Argentina. Y advierten que una dolarización “no financiada” se haría a expensas de una “dolorosa recesión”.

“Para la versión más básica de la dolarización conseguimos rápido los fondos, porque implica un potencial de ganancias enorme”, dijo días atrás Milei, y calculó que se precisan unos 30 mil millones. “Hubo una presentación donde lo expliqué mejor y pasó algo increíble: nos empezaron a acercar inversores con sus propuestas”, reveló el libertario, sin dar precisiones porque era un tema “confidencial”.

Sin embargo, un informe de The Institute of International Finance (IIF), una prestigiosa consultora experta en la industria financiera, al que accedió Clarín, pone paños fríos al entusiasmo del libertario.

El reporte, titulado “¿La dolarización es viable para Argentina?”, está firmado por los expertos en Latinoamérica Martin Castellano, jefe de Latam Research, y María Paola Figueroa, jefa de Frontier Latam Research.

El informe coincide en que “la dolarización requeriría al menos entre 30.000 y 40.000 millones de dólares para absorber los pesos pendientes”, pero advierte que es “una propuesta inviable en el corto plazo dadas las reservas netas de divisas negativas y la falta de capacidad de endeudamiento”.

“Recaudar dólares en el mercado parece inviable en medio del poco apetito de deuda de los inversores extranjeros”, señala y agrega que la financiación multilateral adicional “no sería suficiente” ni tampoco que los argentinos lleven de regreso los activos que tienen en el extranjero.

Por eso, para dolarizar “se necesitaría financiación externa, un gran superávit en cuenta corriente derivado de la consolidación fiscal y el ajuste del tipo de cambio real”. Y que “dolarizar sin reservas de divisas hacen que el régimen sea demasiado costoso de implementar en el corto plazo”

El reporte señala que “el nuevo gobierno podría tratar de recaudar dólares en el mercado. Pero, inicialmente, sería difícil ver una mayor exposición de los inversores al riesgo argentino en medio de crecientes desequilibrios, un historial de incumplimiento y un endeudamiento soberano ya elevado, como se refleja en los precios de los activos”.

Añade que “la experiencia de Macri, cuando los mercados proporcionaron un amplio financiamiento inicial, no terminó bien, por lo que es poco probable que se repita pronto”.

“Incluso si los instrumentos de deuda incluyen garantías, los inversores esperarían a que las políticas se sitúen en una senda sostenible, lo que llevaría tiempo y consenso político. Mientras tanto, es probable que los mercados mundiales de deuda permanezcan fuera de los límites”.

Castellano, uno de los autores del informe, dijo a Clarín que “el apetito del inversor extranjero por mayor exposición a activos argentinos parece limitado. A diferencia de 2016-17, esta vez los inversores van a esperar a asegurarse que la política económica se encuentre en un sendero sostenible, lo cual lleva tiempo y requiere consenso político”.

Otras opciones de financiamiento son limitadas, dice el informe. “La deuda multilateral ya es elevada y un nuevo programa del FMI podría proporcionar, como máximo, 10.000 millones de dólares en dinero nuevo”. Pero esto sería insuficiente, advierten. Además, considera “poco realista” esperar que los argentinos traigan rápidamente al país sus activos en el extranjero sin mejoras institucionales radicales.

Al carecer de financiamiento externo, la única forma de reconstituir las reservas de divisas sería a través de un superávit en cuenta corriente en medio de un ajuste del tipo de cambio real. Esto requiere “un plan creíble para reducir la inflación, incluida la consolidación fiscal”, señala el reporte.

“El ajuste externo necesario para hacer más viable la dolarización significaría una caída del PIB real de alrededor del 3,5% en 2024, mucho mayor que las proyecciones actuales del mercado. Por lo tanto, la gran recesión necesaria para que las importaciones se ajusten, además del aumento inicial de la inflación, haría que el régimen fuera difícil de implementar rápidamente”, agregan.

“La dolarización requeriría varias medidas previas, como la reducción del gasto público, el levantamiento de las restricciones cambiarias, la adopción de reformas que mejoren la productividad y la eliminación de las rigideces del mercado de insumos. Dado que la mayoría de estas cosas deberían formar parte de cualquier programa de estabilización, llevarlas a cabo aumentaría la confianza, reduciendo los incentivos para optar por un régimen tan costoso” como la dolarización.

“La conclusión es que precipitarse hacia una dolarización no financiada se produciría a expensas de una dolorosa recesión”, culmina el reporte.

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