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Acuerdo INTA Paraná y Actier: investigan sustancias químicas para repeler aves

Científicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se encuentran trabajando en una investigación que forma parte de un proyecto denominado “Bases ecológicas, sociales y tecnológicas para disminuir los conflictos entre las actividades agropecuarias y las especies silvestres”, y cuenta con el financiamiento otorgado por la Agencia de Ciencia, Tecnología e Innovación de Entre Ríos (Actier).


El proyecto prevé un lapso de un año para su ejecución y comenzó a desarrollarse en octubre del año pasado, por lo que aún está en sus primeras etapas.

En Entre Ríos, provincia de marcado perfil agropecuario, los daños a los cultivos producidos por las aves se consideran como problemas importantes, aún cuando no existen evaluaciones de daño realizadas a nivel regional o que hayan sido medidas en términos económicos.

La bióloga Sonia Canavelli, responsable científico-técnica del proyecto señaló: “En este último año hemos recibido muchas consultas de productores, por palomas medianas que han causado problemas en plantaciones de girasol y sorgo maduro y de soja en emergencia.”

Tradicionalmente, esta situación condujo a la aplicación de técnicas de manejo centradas en métodos letales, con éxito relativo y un alto impacto ambiental. En este panorama, los expertos consideran que se requiere la búsqueda constante de alternativas más eficientes para el manejo de las aves, con técnicas de menor impacto ambiental que las que están en uso actualmente. Una de estas opciones la constituyen los repelentes químicos y particularmente, los bio-repelentes derivados de sustancias de origen biológico, que por sus características no-letales y su bajo impacto ambiental constituyen una alternativa de manejo cada vez más requerida por la sociedad.

En la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del INTA Paraná se viene trabajando en el tema utilizando pruebas con aves en cautiverio. Por el momento, la investigación se centra en una especie en particular, la paloma mediana (Zenaida auriculata) que junto a la cotorra común (Myiopsitta monachus), ocasionan frecuentemente problemas en los cultivos de la región.

La bióloga Sonia Canavelli indicó que una vez concretado este desarrollo tendrá impacto no sólo en nuestra provincia sino en toda la región, ya que esta especie está distribuida en un territorio que abarca provincias y países limítrofes, incluyendo Uruguay, Bolivia, Paraguay y parte de Brasil.

Objetivos

El objetivo de la investigación co-financiada por el Actier es determinar la repelencia de sustancias químicas de origen biológico para aves en cautiverio. De este modo, contribuye al proyecto INTA que, entre los resultados esperados incluye la generación de modelos para la distribución de la cantidad de especies animales perjudiciales y vegetales invasoras, modelos socio-económicos orientados a las decisiones de los productores en relación a determinadas opciones de manejo, y alternativas de control de aves perjudiciales probadas en condiciones controladas.

Desarrollo del proyecto

Con el aval obtenido por el programa de Investigación y Desarrollo de la Actier, los equipos de investigación han comenzado la etapa de investigación destinada a desarrollar una alternativa de manejo para cada especie. Canavelli señaló: “Este programa nos permite trabajar en el desarrollo de tecnología, pero hay que considerar que es sólo el puntapié inicial en este sentido: no se trata de una investigación que va a dar soluciones inmediatamente, sino que es una primera instancia para que después se complete el desarrollo y pueda ofrecerse al público”.

La bióloga indicó que el desarrollo tiene varias etapas, donde se trabaja en condiciones controladas: se seleccionan químicos que tienen probadas propiedades repelentes y se prueba las concentraciones que efectivamente repelen a las aves. En esta investigación se ha trabajado específicamente con palomas medianas en cautiverio y con girasoles, testeando un producto formulado con probadas propiedades repelentes. “Así sentamos la base de referencia para esta especie (no disponibles previamente) y, a partir de allí, comparamos con aceites esenciales derivados de vegetales”, puntualizó la responsable científico-técnica del proyecto.

Equipo de trabajo

En total son ocho personas trabajando en el proyecto. Cuatro de ellas están en Paraná: dos son personal de planta del INTA, una es contratada por el programa y otra part-time, aportada por el INTA. Una persona más contribuye desde INTA Castelar y las tres restantes son de la Universidad de Córdoba, institución que colabora con este proyecto realizando evaluaciones de repelencia con codornices evaluaciones químicas de los aceites esenciales de los que no se tiene información de referencia. Canavelli indicó que “las pruebas se realizan con codornices como modelo experimental para aves, de manera similar a los ratones en pruebas de laboratorio con mamíferos.”

El programa de la Actier contribuye, de este modo, al desarrollo de investigaciones tendientes a responder a una demanda permanente del medio, con transferencia potencial a organismos públicos y/o privados en el futuro.