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Acida y divertida comedia con primeras figuras

Luego del éxito en la ciudad de Buenos Aires, en el marco de una gira por el país, llegará a Paraná “Lo que vio el mayordomo”. La obra teatral protagonizada por Enrique Pinti, Luis Luque y Alejandra Flechner podrá verse este viernes a las 21 en el Teatro Municipal 3 de Febrero. Las entradas para apreciar este trabajo pueden adquirirse en la boletería del Coliseo de calle 25 de Junio 60 de 8.30 a 12.30 y de 16.30 a 20.30.

 

“Lo que vio el mayordomo”, una comedia escrita por Joe Orton, con puesta dirigida por Carlos Rivas, marcará el regreso a escenarios locales de un grupo de actores de resonancia nacional. El elenco, encabezado por Enrique Pinti, Luis Luque y Alejandra Flechner se presentará este viernes desde las 21 en el Teatro Municipal 3 de Febrero.

 

El grupo, que se completa con Abián Vainstein , Paula Castagnelli y Andrés Portaluppi, encarna a los personajes de una comedia de este dramaturgo británico que en el transcurso de su breve vida, (1933-1967) logró sobresaltar, enfurecer y asombrar al ámbito teatral británico, primero, y al mundo entero después, con sus comedias macabras en las que se burla de todas las convenciones burguesas (lo que en Occidente equivale a civilización), sus formalidades, sus prejuicios, en política, religión, economía, o lo que fuere. Sobre todo y muy particularmente en materia sexual.

 

Estrenada en Buenos Aires en 1984, con dirección de Norma Aleandro, esta farsa acumula tal cantidad de equívocos, generadores de una escena disparatada tras otra, que intentar desenredarla sería un esfuerzo inútil. En esencia, es una formidable requisitoria contra la medicina psiquiátrica entendida como un negocio muy lucrativo.

 

La historia se centra en la lujosa clínica del doctor Feldman (Luque), un profesional más preocupado por el éxito mundano y erótico que por la salud mental de sus pacientes, llega un inspector del ministerio de sanidad, el doctor Gatti (Pinti), encargado de comprobar la verdad de los rumores que corren sobre ese establecimiento. Y llega en el momento crucial en que Feldman está a punto de enredarse con una inocente aspirante a secretaria (Zanotta) y su mujer, ninfómana militante (Flechner), viene de pasar una noche de sexo salvaje, dentro de un armario, con el aprovechado groom adolescente (Portaluppi) del hotel vecino, un personaje que recuerda al inescrupuloso protagonista de la obra maestra de Orton, Atendiendo al señor Sloane. No falta el atolondrado sargento de policía (Vainstein), otra institución contra la que el autor dispara sus dardos.

 

Estas criaturas (que no son sino marionetas movidas no por sí mismas sino por el gran titiritero que fue Orton) entran y salen sin pausa por múltiples puertas, rasgo típico del vodevil, en frenética persecución de diversos objetivos que tal vez podrían resumirse en la búsqueda de amor, fortuna y fama (los quince minutos pronosticados por Andy Warhol, cuyo fantasma no anda muy lejos del de Orton). Por momentos, la velocidad de la acción recuerda a un dibujo animado, y éste es un mérito del director Rivas, que marca este perpetuo ir y venir sin caer en el empastelamiento. Tiene a su disposición un elenco por demás idóneo que, además, se divierte enormemente con lo que le toca hacer, y contagia la diversión al público.