Al menos en el arranque de la temporada 2025, Colapinto no estará en la Fórmula 1

No pudo ser… Pese a todo lo bueno demostrado como joven piloto, sobre un auto a veces ingobernable, Franco Colapinto se quedó afuera de la Fórmula 1, al menos para el arranque de la temporada 2025. Anoche obtuvo el Olimpia de Oro en la Argentina, pero deberá seguir madurando y aspirar a una futura convocatoria.

Williams, Red Bull o Alpine eran las posibilidades. No obstante, las butacas serán ocupadas por otros competidores, lo cual no significa que se le cerraron definitivamente las puertas para seguir creciendo en “La Máxima”.

Todo dependía de negociaciones y de decisiones fuertes que finalmente no se dieron o no llegaron a buen puerto. Nada tuvo que ver su talento, personalidad, o la declinación de su auto tras aparecer de modo fulgurante y subyugar a propios y extraños.

“En la Fórmula 1, todo es posible hasta que el dinero está en el banco”, dijo Bernie Ecclestone, el empresario británico cuando se rumoreaba que Colapinto estaba en la mira de Flavio Briatore para llegar a Alpine en reemplazo de Jack Doohan. Y se quedó corto Ecclestone.

A veces no alcanza que el dinero esté depositado. Vale preguntarle a Sergio Checo Pérez, el piloto mexicano que fue desplazado de Red Bull cuando tenía, supuestamente, asegurado su lugar en la escudería hasta 2026.

¿Esto qué quiere decir? Que la confirmación de Isack Hadjar como hombre de Racing Bulls, la segunda escudería de la empresa de bebidas energizantes, es un duro golpe para las ilusiones de Colapinto. Sin embargo, lejos está de ser un acta de defunción para sus sueños de volver a manejar a 350 kilómetros por ahora.

Primero porque todo puede suceder en la Fórmula 1, que es una especie de Salvaje Oeste de los negocios. Capitalismo al palo. Tal como le ocurrió este año, cuando pocos lo esperaban, la oportunidad puede surgir de la nada. Porque nadie, más allá de la existencia de contratos, tiene garantizado su lugar en la parrilla. Y ahora todos saben -y no solo James Vowles, mandamás de Williams- que Colapinto tiene condiciones de sobra para brillar.

Es cierto que los fines de semana fatídicos en San Pablo y en Las Vegas horadaron su currículum. Pero también es cierto que, casi sin rodaje y sin conocer muchos de los circuitos que transitó, mostró su talento extra large para dar pelea con un auto ingobernable que estaba uno o dos escalones por debajo del resto.

Además, el argentino cuenta con otra carta que no es nada menor. Y no es simplemente su carisma, algo que quedó demostrado en la noche de los premios Olimpia, o su legión incondicional de fanáticos. El de Pilar representa para la F1 el mejor embajador para un mercado interesante y valioso que acaba de quedar huérfano con su salida y con la de Checo Pérez.

Y hay más: uno de sus principales auspiciantes, una empresa de servicios de tecnología digital argentina, es uno de los nuevos y potentes socios comerciales de la categoría.

A mediados de 2024 le tocó estar en el momento justo y en el lugar indicado para tener la oportunidad de llegar y mostrarse; lo hizo y si bien brilló y luego se estrelló, los entendidos saben que el mayor peso de culpa la tuvo Williams y su estructura en transición.

Sin ir más lejos, revisen las estadísticas y vean cuántos problemas también sufrió el inglés Alex Albon, compañero de Franco… 

Por eso, más allá que no son fáciles las irrupciones fugaces y los desencantamientos inmediatos para el pensar en un retorno a corto o mediano plazo, hay que ver la edad de Colapinto, sus ganas de seguir desarrollándose y el carisma que aún puede explotar para convencer que quienes no lo seleccionaron para el 2025, se equivocaron.

Obviamente, en un mundo de negocios tan cruel, va a tener que reflexionar sobre actitudes propias (demasiada exposición repentina y hasta rumores de “operaciones” como la de Red Bull…), y cómo estuvo rodeado para precisamente dar el perfil ideal y ser escogido nuevamente. El tiempo, lo dirá…