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La Avicultura celebró su Día y brindó por ser la proteína animal más consumida de Argentina

El Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) y la Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA) realizaron una celebración conjunta por el Día de la Avicultura, que se conmemoró este martes 2 de julio.

Allí, el titular de CEPA, Roberto Domenech, destacó algunos puntos salientes de un rubro agroindustrial muy importante para nuestro país, por lo que aporta en términos de agregado de valor y también no solo en el consumo interno, sino a nivel exportador, con 75 mercados abastecidos a nivel global.

En ese sentido, Domenech apuntó: “La suma del consumo de carne de pollo y de huevos ha convertido a la producción avícola en la proteína animal más consumida en nuestro país con 68 kilogramos por habitante / año, compuesto por 47 kilos de pollo y 21,2 kilos de huevos (336 unidades)”.

De esta manera, la carne aviar le está quitando en este momento el primer puesto histórico que siempre tuvo la carne bovina, que en el último año tuvo un consumo interno de 45 kilos por habitante por año.

Por detrás se ubica la de cerdo, con 20 kilos. Eso significa 112 kilos per cápita entre estas tres carnes, pero si se agrega el huevo, el consumo de proteína animal se eleva a 133 kilos, uno de los más altos a nivel mundial.

AVICULTURA: EL DESAFÍO EXPORTADOR
De hecho, según recordó Domenech, Argentina es el octavo país del mundo a nivel de producción y 10° exportador de carne aviar, mientras que en ovoproductos se ubica 15°.

Asimismo, es el quinto consumidor mundial de huevos, y la producción avícola es súper federal: hay granjas en 18 de las 24 provincias que forman parte del territorio nacional.

En este marco, el titular de CEPA valoró también que “la avicultura es la producción que demanda menor espacio, tiene la mejor conversión alimenticia, el menor consumo de agua, la más rápida capacidad de multiplicación, menor huella de carbono y ninguna limitante de consumo”.

En este marco, hizo foco en que la forma de que el sector siga creciendo es a través de las exportaciones, debido a que el consumo de proteína animal en Argentina difícilmente tenga margen para crecer más.

“El mercado interno de carnes está completamente abastecido. Los aumentos de consumo de cada carne se compensarán con las bajas que resignen las otras carnes en un contexto de suma cero. Como consecuencia, esta es la base por la cual el desarrollo de nuestro sector y todas las carnes se apoyará en la exportación o se mantendrán con riesgo de crisis recurrentes”, enfatizó.

Y continuó: “El camino de la exportación es una decisión y un camino sin retorno, consolidarlo nos ha demandado un permanente esfuerzo de más de 25 años, sumado a tener las condiciones públicas, políticas y económicas adecuadas. Es la única dirección a tomar para consolidar un crecimiento constante, que haga previsible al sector”.

Al respecto, repasó también que las exportaciones del sector no se limitan solamente a huevos comerciales, ovoproductos y pollos en todas sus formas, sino que también están ganando un importante lugar las harinas proteicas de subproductos de la carne, de plumas y sangre.

Del mismo modo, el desarrollo de vacunas, antígenos, núcleos vitamínicos y minerales, todos productos desarrollados para la industria avícola argentina, se envían a distintos países del mundo.

AVICULTURA DE PRECISIÓN Y PEDIDOS A LA POLÍTICA
En otro párrafo de su alocución, Domenech hizo referencia a la importancia de, al igual que en otras cadenas agroindustriales, “profundizar el trabajo de avicultura de precisión, incorporando y aplicando todos los desarrollos de equipamiento y tecnología que permitan obtener los máximos resultados naturales que las genéticas de nuestras aves nos ofrecen”.

“Sino lo hacemos, la ventaja comparativa de tener maíz y soja se perderá. Con ello se perderá trabajo”, puntualizó.

En este contexto, enumeró que para profundizar los máximos resultados productivos y sostener un crecimiento de 2% anual, la producción de pollos necesita incorporar 200 galpones de última generación por año (500.000 m2) sobre 13 millones (4%), además de reemplazar granjas y modernizando ya las existentes.

En tanto, “para el caso del huevo, con una mirada de futuro en el corto y mediano plazo, precisamos bajar el IVA del 21% al 10,5%, equiparando el pago de dicho tributo a otros alimentos como la carne vacuna, la carne de cerdo, el pollo, cordero y la leche, como así también trabajar fuertemente para reducir los costos de laborales, de logística y fiscales que solo generan pesadas cargas a los productores y a los consumidores”, mencionó.

Asimismo, en el terreno de los pedidos al sector político, subrayó que estas grandes obras necesitan inversores y para ellos “es prioritario el crédito”.

Además, tras valorar los resultados logrados junto al Senasa en medio de lo que fue el problema de la gripe aviar en 2023, Domenech reclamó que ese organismo “debe ser un ente autárquico, no solo desde lo técnico sino también desde lo económico”.

“Tiene capacidad suficiente para ser autosustentable, hoy continuar dependiendo desde lo económico del Ministerio de Economía lo ata de pies y de mano en muchas de sus gestiones. La avicultura contribuye con las tasas del Senasa por mucho más de lo que recibe, y para eso precisamos una situación más justa, donde el Senasa pueda tener las herramientas para responder cabalmente a cada sector en función de lo que aporta”, declaró.

LA HUELLA DE CARBONO DE LA AVICULTURA
Llegando al final, el ejecutivo insistió en la sustentabilidad que aporta la cadena avícola.

“Nuestro sector entre la producción de huevos y pollo consume seis millones de toneladas de maíz y 2,2 millones de toneladas de pellet y poroto de soja, y da trabajo en forma directa e indirecta a 130.000 personas que son familias. El huevo y el pollo argentino poseen la menor huella de agua y carbono de toda la producción pecuaria, dando así a la sociedad alimentos de alta calidad, económicos y amigables al medio ambiente”, reforzó.

En esta línea, citó que cuatro empresas ya han certificado internacionalmente a través del EPD, que es la Declaración Ambiental de Producto (EPD), documento verificado y registrado por terceras partes independientes, que comunica de manera voluntaria información objetiva y comparable sobre el impacto ambiental de un producto o servicio durante su ciclo de vida, de conformidad con la norma ISO 14025.

“Argentina es uno de los pocos países que ha conseguido la certificación del EPD en Avicultura”, destacó Domenech, y también remarcó: “Los profesionales de nuestro sector continúan renovando cada dos años los certificados sobre las condiciones tratamiento de bienestar animal”.

“A ustedes, Ministros, Senadores, Diputados, Secretarios, Subsecretarios y autoridades, decirles que sabemos que estamos ante una situación difícil, que tenemos el desafío interno y el de poder impulsar sostenidamente el crecimiento de nuestras producciones y las exportaciones. Para lo cual hay acciones que necesariamente deben ser abordadas desde el estado y en ustedes confiamos”, cerró.

Fuente: InfoCampo.-

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