Footgolf: Un deporte que crece y sueña con ser olímpico
|El footgolf suma canchas y se acerca a la gente con el fin de lograr una mayor accesibilidad. La experiencia argentina en el último mundial desarrollado en Marruecos y el rol del entrerriano Fabián Roberto “Ratón” Ayala.
La pelota viaja. Vuela. Y en su recorrido lleva los ojos de los presentes. Atentos. Todos miran. El tiempo se detiene. Y en el césped se posa la figura de un avión. Como en el cielo, pero a la inversa. Y es que en cada golpe, el cuerpo se amolda a la necesidad.
Es de mañana, y los lunes hay sol. No hay reglas climáticas, pero sí sucesos emocionales. Los que juegan, piensan. Claro. Pero, sobre todo, sienten. El viento, el sol y el cantar de las aves. El tren pasa por ahí nomás. Cerca. Pero nadie tiene la fuerza de una locomotora y la pelota, finalmente, cae. Pica. Bota. Salta. Y se desliza hasta consustanciarse con la tierra mojada de un rocío que tal vez fue lluvia de domingo.
En el club Ferrocarril Mitre, en General San Martín, la tranquilidad es una condición elemental. La paciencia de una araña que no se posa en ningún ángulo, ya que aquí no hay arcos, ni líneas que delimiten. Entonces, el sueño sea hace más cercano. Como esa otra pelota que surca una nube (no siempre el cielo es el lugar ideal para un atajo de aire).
En el footgolf la demanda es la calma. Y la pasión, el sentirse parte de un hecho que comenzó como un juego, que logró quebrar ciertas barreras elitistas y que hoy ya alcanzó la categoría de deporte. Una realidad que permite compartir el verdadero fulgor: el amor por la pelota.
Con más de 15 canchas en todo el país, el footgolf avanza rumbo a su objetivo principal: la accesibilidad. Luego de un programa de televisión que logró darle mayor visualización, el deporte creció en llegada sin poder absorber la demanda. Las razones fueron muchas. Pero sobretodo, la poca cantidad de espacios para que todos puedan practicar para jugarlo.
El convenio firmado con la Asociación de Golf permitió dar un paso más en su intención y, en la actualidad, en las cercanías de la Capital Federal, ya se puede jugar de lunes a viernes en diferentes canchas en Pilar y Benavídez, por ejemplo.
“Estamos trabajando para conseguir 10 más y tener 30 canchas homologadas para que puedan jugar todos los que quiera y, además, se les pueda computar para conseguir hándicap”, dice Javier de Ancízar presidente de la Asociación Argentina de FootGolf.
¿Pero de qué manera es recibido por los golfistas? “Se bajó un mensaje con lineamientos de parte de la Asociación Argentina de Golf, la entidad madre de los clubes. Lamentablemente hay una federación paralela que no hace un buen laburo y eso puede perjudicar el trato, pero cuando se lo introduce de manera positiva es bueno para los dos. Nosotros utilizamos las canchas cuando ellos no las usan y viceversa, en los días de menor tráfico. Y, por supuesto, genera recursos que no genera el golf”, suma De Ancízar.
Una de las barreras principales es romper con la fantasía de que es inaccesible. Se trata de un deporte que no tiene barreras de entrada y que para jugarlo sólo se necesita de una pelota.
Las canchas se pueden utilizar por entre 100 y 300 pesos por persona para un tramo de juego que, en un principiante, puede llevar alrededor de dos horas entre dos o tres jugadores. Es un deporte dinámico, sin trabas y fácil de jugar. Claro que la calidad va por cuenta del jugador. Y los tiempos, también.
Fuera del rango amateur, todos los fines de semana se desarrollan distintos tipos de torneos en los que participan los mejores jugadores del país. Hay encuentros regionales en Mar del Plata, Córdoba, Santa Fe, el norte de Buenos Aires y la Patagonia. Con cuatro años desde su creación, la Liga profesional de FootGolf tiene como objetivo ser la referencia directa de todos los footgolfistas del país.
El vuelo internacional
El SportAccord, la Asociación que engloba a todas las federaciones de los diversos deportes, los reconoció como tal y desde entonces eso se convirtió en la posibilidad de recibir financiamiento de parte del Estado.
De esta manera tanto el equipo nacional como los jugadores que participaron representando al país en forma individual pudieron participar del último mundial disputado en Marruecos en diciembre pasado. El argentino Matías Perrone se consagró campeón del máximo torneo internacional mientras que el segundo puesto fue para Ben Clarke, primero en el ranking de 2018.
El dato de color está en el hombre que se quedó con el tercer puesto. Nada menos que Roberto “Ratón” Ayala, el excapitán de la selección argentina que, desde hace un tiempo, le tomó gusto al deporte y se convirtió en una de sus caras más visibles. “Estuvo entrenando como loco. Se lo toma muy en serio. Se preparó para salir campeón y quedó en el podio”, sostiene De Ancízar.
En la categoría de equipos, Argentina también fue animador y quedó eliminado en cuartos de final. Pero el resultado no fue el esperado ya que a nivel internacional está entre los cuatro mejores junto a Inglaterra, Francia y Estados Unidos.
“Tengo una espina clavada y todavía me duele” asegura Alejo Mendivel, entrenador del equipo nacional, quien viaja por el país testeando jugadores. “No siempre el mejor rankeado forma parte de la Selección. Hay una serie de criterios y de momentos. A veces necesitás diferentes tipos de jugadores”, suma.
No necesariamente un jugador profesional de fútbol es mejor que el resto. Pero corre con ventajas a nivel técnico. Aquellos que tienen fuerza sirven para las distancias largas y los que tienen un pie más fino para las más cortas.
Objetivos
El próximo sueño ya tiene destino y según el presidente de la AAFG es “poder ser parte de los Juegos Olímpicos”. El objetivo está trazado. Sólo falta que, en el país, y luego de los cambios generados por la asociación, el deporte crezca y consiga ganar terreno.
En la cancha, los hombres siguen jugando. Son tres. No llevaron cada uno su pelota por lo que patean una vez cada uno y dejan marcado dónde quedó su tiro antes de pasarle la pelota al compañero. O al rival, en este caso. Está el que le pega fuerte, el que tiene más técnica, el que se queja de alguna lesión. Pero los tres disfrutan entre mate y charlas de ocasión. Y es que el deporte también tiene esa misma característica del golf: un lugar de encuentro, ideal para los negocios, las charlas sentidas o un simple pasatiempo.
El que le pega fuerte patea más fuerte de lo que le pega. O al revés. Lo cierto es que el balón choca contra un árbol y vuelve. Los pájaros vuelan de entre las copas de dos árboles que brindan por el momento.
El que estaba lesionado de golpe puede. O quiere. Se entusiasma al ver cómo fallan sus compañeros. Parece que se copa, pero no termina bien. Y es ahí cuando el hombre del pie más fino se acerca, se pone a tiro y se consagra campeón antes de que el resto pueda ejecutar.
Llama la atención que luego el festejo corra por cuenta de otro de los concursantes, pero quizá esté celebrando una humorada. A la distancia, la realidad es difusa.
Y entonces, otra vez. La posición, la imaginación del vuelo perfecto, el avión como sombra, el tren que se escucha esta vez más lejos y un silencio que atraviesa el instante previo de tocar la pelota con el pie. El verdadero sueño. Patear. Ser parte. Partir hacia otra aventura.
Claves para jugar al footgolf
¿Pero de qué manera funciona el deporte? Para entender mejor hay que salir del fútbol e irse al golf. La vestimenta, por caso, asegura que los hombres deben usar chomba, pantalón corto, medias largas y boina o gorra. Las mujeres pueden utilizar calzas.
Se practica en una cancha de golf que tiene los hoyos más grandes que el tamaño de una pelota de fútbol cinco. A diferencia del golf, en el desarrollo amateur no hay green con el fin de no perjudicar el césped. Los banderines cuentan con otro color para diferencias los hoyos a la distancia de los que son utilizados para el golf. Cada jugador debe patear las veces necesarias hasta introducir la pelota en el hoyo.
Cada tramo cuenta con una cantidad de golpes para dar el par. Los tiros se anotan en una tarjeta y al final del recorrido, el que menos disparos utilizó es el ganador. Como aclaración, vale decir que la pelota no puede ser corrida de donde cayó, pero sí marcada en caso de que entorpezca el juego del otro competidor.
Además, siempre patea el jugador que está más lejos del hoyo sin importar las veces ya disparó. Si en el recorrido, la pelota cae al agua se debe dropear la pelota detrás del hazard de agua sin límite de distancia en línea recta al hoyo y el lugar por donde entró al agua.