Onda, onda… Buena onda…

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Mediodía del miércoles en Paraná. Esquina de Buenos Aires y Garay. Tránsito de locos por la zona. Los que circulaban de este a oeste todo bien. Pero los que iban hacia el centro se encontraron con un obstáculo infranqueable.

 

A centímetros de tocar Garay, un camión de caudales de Prosegur evidenció problemas mecánicos. Por protocolo, los conductores no podían bajar y siguieron todos los pasos de rigor propendiendo a reanudar la marcha. Sin embargo, la mecánica de la pesada unidad transportadora de capitales estaba empacada.

Lo paradójico fue que, tras el camión de Prosegur se desplazaba una unidad de Brinks, otra transportadora de indudable prestigio. Con el primer camión trabado por un mal funcionamiento elocuente, está claro que era imposible aspirar a que pase el de Brinks u otros vehículos habida cuenta del estacionamiento de más coches sobre la vereda derecha de calle Buenos Aires.

 

Las bocinas comenzaron a hacerse oír y de pronto lo inimaginable. La gente de Brinks ayudando a los de Prosegur. Una onda extraordinaria. Un gesto de camaradería digno de resaltar. Y el aventón sirvió. Primero se temió que el “Tanque” color amarillo no pueda agarrar primera, pero felizmente arrancó y la extensa caravana pudo descomprimir esa arteria tan neurálgica habida cuenta de la necesidad de otorgar prioridad a ambulancias que llegaban o salían del Sanatorio La Entrerriana.