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Se puede “llegar a ser un deportista” sin la calidad profesional

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- A fines de julio, a través de la Red Social Facebook, la dirigencia del Club Atlético Talleres de Tafí Viejo, oficializó su preocupación por el futuro de su participación en el 2° Nivel de la Liga Nacional de Basquetbol, admitiendo que para confirmar ello es necesaria la ayuda del gobierno provincial tucumano. Más allá de no coincidir, y lo hemos aseverado respecto a nuestras representaciones, con la teoría de fijar prioridad al -por lo visto- “insoslayable” apoyo del Estado, muy peculiar fue leer en el cierre del comunicado que no jugar Liga Argentina podría configurar un “por sobre todo, perder la ilusión de los niños de llegar a ser un deportista”. Discrepamos respetuosa pero rotundamente.

 

El 24 de julio, la Comisión Directiva del Club Atlético Talleres de Tafí Viejo informó -textualmente- “que está en riesgo la participación del equipo en el próximo torneo nacional de La Liga Argentina, debido a la falta de recursos económicos que cuenta el club. Nuestra dirigencia está haciendo todo el esfuerzo necesario, pero también necesitamos la ayuda del gobierno provincial, por lo que todavía no hay respuesta. Debido a esto, es que está en dudas nuestra participación.

Esto significaría un gran retroceso para el club, para el futuro de los pequeños deportistas, para el basquetbol provincial y para la gente en general, ya que esto haría perder muchos trabajos, no solo a jugadores, cuerpo técnico, sino todo lo que genera esta competencia: comisionados, árbitros, seguridad, personal de logística deportiva, fábrica de indumentaria deportiva, prensa, sistemas de audio y televisión, comedores y hoteles, transporte, etcétera. Pero lo más importante, y por sobre todo, perder la ilusión de los niños de llegar a ser un deportista”.

 

O quien redactó esas líneas desde la bellísima Tucumán tiene una profunda confusión en cuanto a la relación deporte-profesionalismo, o tiene una idea confusa de ello, o solo le erró en el tipeo y no quiso expresar semejante sinrazón.

Vamos a ser sucintos para no cansar con peroratas. No mezclemos la formación, la salud, el desarrollo psicofísico, la socialización, la integración, la recreación, la diversión, el esparcimiento, lo lúdico, lo educativo del deporte aficionado o amateur con lo profesional.

 

El profesionalismo es un espectáculo aparte. Exige de una organización que propenda a no dejar nada librado al azar, a no improvisar, a evitar la precarización de toda índole, requiriendo de una estructura formal para la cual es imprescindible generar ingresos de trascendencia habida cuenta de los cuantiosos egresos que conlleva desarrollarlo.

El deportista profesional entrena y compite, recibiendo una retribución pecuniaria por ello. De este modo se le exige, se le imponen normas varias y están sujetos a toda clase de exigencias dentro y fuera de una cancha, presentándoseles innumerables obstáculos a lo largo de su carrera.

 

Los niños no necesitan como requisito imprescindible, forzoso o ineludible tener en el entorno donde se divierten haciendo deporte, un segmento paralelo profesional.

Ahora bien, si por condiciones económicas de la institución, por intereses empresariales, por contribuciones filantrópicas de socios “poderosos” y hasta, por qué no, por el caudal de jóvenes deportistas con proyección, se puede tender a incursionar en lo profesional, ¡albricias! ¡eureka! Festejemos todos que esos mismos chicos tengan UN ESPEJO donde el día de mañana reflejarse cotidianamente.

 

Pero una cosa es promover el estímulo, la motivación, estimular, incitar con una competitividad de rango profesional dentro de una entidad, y otra inventar absurdamente que por no intervenir en el profesionalismo, los niños de tal o cual club no podrán acceder al deporte.

Quizás la comunicación desde tan hermosas tierras tucumanas falla en un momento de ansiedad, de atribulación, o simplemente preexiste una carencia total de sentido común. Sobran, son cientos y cientos de casos en el básquet argentino, ni hablar en el fútbol… de sobresalientes estrellas que surgieron de clubes no insertos en el profesionalismo.

 

Invitamos a la esforzada y noble dirigencia de Talleres a rectificar la idea que se manifestó. Y en especial, ya no a la gente tucumana sino a todos los dirigentes del país, a que dejen de apoyarse tan férreamente en el dinero del Estado. ¡Sí! Ya sabemos, toda la Argentina lo sabe, que hay gobiernos que invierten fortunas en ciertos clubes (¿?) o equipos, de básquet y fútbol como hasta en el automovilismo y en el box por citar algunos ejemplos.

Es que hay un negocio que la falta de transparencia ayuda a manejar cuentas de modo singular (por no decir otra palabra…). Entonces, no es descabellado ver funcionarios-dirigentes, y hasta funcionarios-“agentes” y a no dudar que podrían haber plazas donde el dinero de otros negociados subvencionan al profesionalismo

 

Es el Pueblo el que no debe permitir eso. Mucho se habla hoy de “aportantes truchos de Cambiemos” o “cuadernos del Kirchnerismo”. Se opina, se interactúa en Redes Sociales, surgen chistes, “memes” y toda clase de humoradas mientras algunos políticos astutos (podríamos ponerles otra calificación…) acrecientan sus arcas y la República está en llamas.

Con el básquet profesional sucede algo parecido. Hay clubes que PUEDEN jugar Liga Nacional, Argentina o Federal, por diferentes argumentos en cuanto a “bolsillo”, y hay otros que QUIEREN y en realidad no están en condiciones de hacerlo.

 

Por eso debe primar la coherencia, la introspección, la autocrítica y SI NO SE PUEDE, NO SE PUEDE… Pero no esperar la promesa del Gobierno para decidir si se juega o no, armando un plantel con lo que queda en Bolsa de Trabajo.

Peor todavía… esperar que el Gobierno ayude y componer un equipo casi sin representantes de la ciudad, provincia o región. O sea… toda la plata puesta por el Estado, se va, no se reinvierte en lo autóctono.

 

Es el viejo HORROR de décadas. Depender del Estado, cuando ese Estado debería PRIORIZAR educación, salud, seguridad, obras, planeamiento estratégico, gestión, trabajo, pensiones.

Y si ese Gobierno aporta al Deporte debe CONTROLAR el destino de esas subvenciones. REGULARLO. Crear estatutos en cuanto a la utilización de los dineros públicos.

 

No puede ser que los Gobiernos inviertan en el deporte profesional para pagar sueldos de jugadores foráneos (no de la provincia o ciudad) o hasta de extranjeros. Es INAUDITO.

El Gobierno puede incentivar al profesionalismo, pero DEBE SUPERVISAR en que se invierte el dinero tributado.

 

Por eso nos sorprende año a año el desparpajo de tantos directivos que ponen en duda intervenciones en circuitos profesionales por no tener el “sí” oficial de intendencias o gobiernos de Provincias.

Así concluimos aseverando que TODO CAMBIARÁ el día en que los contratos se transparenten, los números se visualicen, y cada club/franquicia comunique formalmente en qué se destina los fondos otorgados por los gobiernos.

 

Acá en la Argentina seguimos ocultando la trama legal del profesionalismo… ¿Saben por qué? Por una simple razón… Porque hay muchos puntos negros, oscuros, indeterminados en cuanto a norma. Y hablando de Liga Nacional, creada a mediados de los ’80, todo continúa casi igual.

Más de tres décadas no sabiendo lo que ganan jugadores, entrenadores, condiciones contractuales, etc, etc… En el Primer Mundo sí se sabe y aun así hay estrellas reconocidísimas, casos resonantes, de rutilantes figuras que evaden a los fiscos y acaban de ser halladas culpables.

 

Imaginen… Si en un círculo virtuoso donde se difunden los montos de traspasos, ganancias mensuales, ingresos por sponsors, etc, etc… hay evasión, lo que puede suceder en un ámbito donde todavía las pautas, las reglas, los patrones, son ultra difusos…

Para pensar, ¿no? ¿Y queda clara la idea? Haya o no profesionalismo en Talleres de Tafí Viejo, con la dedicación, el esmero, el sacrificio humilde y abnegado de sus dirigentes, de padres, de ex jugadores, DEPORTE SIEMPRE HABRÁ. Claro está… Ojalá, de corazón, puedan volver a jugar en Liga Argentina ya que dejaron una saludable imagen en su reciente incursión. Pese a cómo está el país, en una temporada SIN DESCENSOS, en la cual se puede promocionar como lo supo hacer Weber Estudiantes de Bahía a su cantera, con números sinceros, prudentes, mesurados y sobre todo INTELIGENTES… sí, se puede…