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Ping pong al aire libre: ¿no había otras prioridades?

El Honorable Consejo Deliberante de Paraná aprobó construir mesas de ping pong en paseos públicos. Países desarrollados, con cultura e idiosincrasia diferente al nuestro, dieron el paso inicial luego de una experiencia no muy positiva en China y Japón. Tres preguntas: a) ¿era prioritario?; b) ¿estamos preparados como sociedad para que la inversión no termine siendo blanco predilecto de los vándalos?; c) los placeros tendrán horas extras o se dispondrá personal policial para dar seguridad.

En España, Francia y Baja California lograron superar algunas cuestiones de seguridad y protección. Hoy disfrutan del ping pong al aire libre como una alternativa deportiva y de recreación muy apreciada.

Londres comenzó éste año y lentamente concita atención aunque asimismo arrecian las críticas por la superficie de las mesas y la red metálica fija.

Además, pese a ser el Primer Mundo, debieron pergeñar distintas ideas y/o procedimientos para evitar un mal uso, abuso o hasta conductas violentas de ciertos inadaptados que pusieron en riesgo la original idea oriental.

Sucede que, a priori, se eligieron parques y paseos no muy protegidos cargando de responsabilidades a responsables de los mismos y así en dichas plazas o sectores parquizados comunales se fueron deteriorando otros juegos o hasta la misma vegetación por tener que el placero entregar paletas, pelotas, recibir documentos, controlar que no sean apócrifos y regular el comportamiento y utilización del área.

Las mesas fueron atacadas con graffittis, por skaters y hasta fueron ocupadas para hacer improvisados campings.

Ello implicó reforzar control en esos sectores y por ende otra inversión en cuanto a mantenimiento de esos parques.

Si ello aconteció en Europa y Estados Unidos es inevitable proyectarse a qué pudiera ocurrir en una Paraná donde muchos desavenidos, crueles destructores de lo ajeno, viven haciendo tropelías diversas, sin ir más lejos, a horas de inaugurarse el manda peatón hubo skaters y/o bikers que no tuvieron mejor idea que romper un banco en Plaza de Mayo.

Más allá de éstas especulaciones, el ping pong, o tenis de mesa, es un deporte muy completo ya que estimula y desarrolla las capacidades tanto físicas como mentales del ser humano. Con su práctica se mejora la velocidad y sincronización de movimientos; además, se necesita una gran concentración durante el desarrollo de los puntos.

Combina deporte, facilidad de aprendizaje, diversión en familia y amigos, y una gran capacidad de superación. Es una disciplina que aporta condición física y ayuda a mejorar los reflejos, ya que hay que seguir con la mirada una pelota mucho más pequeña que una de tenis.

Hasta allí todo bien en lo inherente a éste Proyecto de Ordenanza, impulsado por la concejal Marta Alem, que promueve la construcción de mesas de Ping Pong en diversos paseos públicos de esta capital, como el Parque Urquiza y el Balneario Thompson, entre otros.

Sin embargo surgen interrogantes varios como en torno a la inversión que se dispondrá para la construcción de las mesas, lugar y forma de establecimiento de las mismas en lo concomitante a la variabilidad de vientos que conspirarían con lo liviano de las pelotas, y como se administrará la utilización de las mesas y adminículos.

A diario vemos como en distintas plazas de la capital se destrozan bancos, canteros, cartelería… ¿No era prioritario trabajar en mancomunión con la Policía para lograr mayor seguridad, y sí invertir en dar limpieza, podas oportunas y controles de estado de troncos (inclusive de roedores), iluminación óptima, trayectos parejos para caminantes, juegos nuevos para los más pequeños, optimizar areneros para evitar enfermedades transmitidas en especial por animales, etc, etc…?

Si la idea era promocionar deporte y recreación al aire libre, ¿por qué no apostar a inversiones de menor costo y menos complicadas de mantener como aros de básquet, arcos de fútbol, potenciar bici-sendas y aparatos para realizar gimnasia o hasta montar circuitos de destreza?

Sin ir más lejos… No culpamos a TODOS los skaters o bikers, pero hay algunos que cometen tropelías graves por el simple hecho de no tener un lugar que los contenga fuera de las buenas intenciones trazadas en Parque Gazzano, y así uno es testigo de las improvisaciones de éstos chicos que a veces hasta ponen en riesgo no solo sus vidas sino la de transeúntes ocasionales. ¿No se podía contemplar ello para erradicarlos de plazas como la Alvear, Carbó, Sáenz Peña y Plaza de Mayo, o del anfiteatro?

Claro que como hablamos de recreación y deportes, no abordaremos tantas otras insatisfacciones del vecino paranaense, pero a pocos meses de concluir sus mandatos nos resulta increíble que los ediles -a ésta altura y habiendo tantas necesidades postergadas- pongan atención en proyectos de frívola apariencia y no ataquen temas de honda preocupación y dejen antes de finalizar sus gestiones una impronta de mayor trascendencia en lo inherente a servicios para la comunidad.