Maran Suites & Towers

Nos dejó el Gran Maestro Edgardo Román Gilabert

Tras soportar durante algunos años el cruel embate del cáncer, con severas complicaciones pulmonares, a los 82 años de edad, falleció uno de los decanos del periodismo, Edgardo Román Gilabert. Los restos de este Gran Maestro para muchos comunicadores del básquet serán velados en la Compañía de Sepelios Ibarrola en Liniers, Ibarrola 6644, (esquina Lisandro de la Torre) después de las 17.

 

Linierense de pura cepa: amante de su barrio de toda la vida, hincha y ex jugador de fútbol y básquet de Vélez y -sobretodo- un enorme profesional, un extraordinario comunicador, Edgardo Ramón Gilabert nos deja como legado una sucesión de antecedentes pletóricos de honradez, de probidad, de rectitud, de solidaridad.

Un verdadero prócer de la prensa, de abnegada y desinteresada participación en diversas instituciones de bien público.

 

Pasó por varias emisoras porteñas, sobresaliendo en Rivadavia y Splendid, desempeñándose además en Cablevisión y Canal 2 con su inolvidable programa Compact Deportivo y aportando valiosa información a las tiras de noticias.

Para quienes aprendimos de su particular modo narrativo, fue “La Voz del Básquet” aunque a la vez supo ser periodista partidario de Vélez Sarsfield y engalanar las noches de box en el Luna Park con su programa “Entre las Sogas y el Tango”, transmitiendo desde el mítico escenario ilustres peleas de otros tiempos.

 

Pero Edgardo, a la vez supo dar pasos por “las tablas” como actor, siendo parte de la compañía del Departamento de Cultura de Vélez allá por la década del ’50, bajo dirección de Hilda Bernard y Ricardo Lavié.

Asimismo, como incontables, innumerables periodistas del básquet argentino que no conseguimos “vivir profesionalmente gracias al basquetbol”, Gilabert trabajó en el Banco Crédito Liniers, como responsable de Marketing y Comunicación.

 

Antes que agudas complicaciones de salud lo estremecieran, hasta hace un lustro atrás, se dio el lujo de conducir el ciclo “Liniers un barrio con Historia”, emitido por Radio Porteña (AM 1530) Cadena Eco.

 

En cuatro Juegos Olímpicos y cuatro Mundiales de Básquet su voz, su estilo, fue inconfundible, acompañado por el leal analista Dante Zavatarelli.

 

Hoy, su muerte, nos consterna profundamente. Edgardo dignificó su labor, ennobleció la profesión contagiando ese sentir a nóveles colegas que aprovechamos su savia y sabiduría para seguir ese género sin perder contemporaneidad.

 

La pena que nubla y humedece nuestros ojos, conmoviendo la fibra anímica más íntima, transmitiendo con férrea energía sus convicciones, y transfiriendo sin soberbia su firmeza de concepciones para referir con fundamento cada tema conveniente de desmenuzar con una marca magnífica.

 

Nos deja un símbolo NO RECONOCIDO adecuadamente y quiera Dios que el Gobierno, la CABB, la AdC, le otorguen post mortem el merecido homenaje, como cuando se lancen las primeras bolas al aire de este sábado se otorgue un pertinente Minuto de Silencio, explicando cada Voz del Estadio quién partió rumbo al descanso eterno un día de noviembre.

 

Como es típico en nuestro sello, no caímos en la fácil de cortar y pegar lo que están diciendo de él los colegas en la Capital del Básquet, optamos por expresar lo que en este mismo momento nos atribula, nos estremece no tanto por la tristeza sino por el orgullo de haber conocido su sentido de la responsabilidad, de la eficiencia, del compromiso, del no dejar jamás de blandir la bandera del honor, de la resistencia, de la pasión no exenta de ética, de honradez, de moral profesional intachable.

 

Acaba de morir una de las máximas instituciones del baloncesto nacional y muchos quizás no toman magnitud de quien nos acaba de dejar.

 

Es que con el correr de los años, el ser periodista de básquet, para una amplia proporción pasó a ser la excepcional chance de sumar poder, y viajar por todo el país y el mundo, sin comprometer una ideología definida que pueda entorpecer sus conexiones, relaciones, vínculos con quienes manejan la estructura profesional a nivel institucional.

Desde Paraná, lo aplaudimos y le decimos “gracias” por el legado que nos aportó en vida. Nos embarga la angustia, el desconsuelo. Pero también estamos convencidos que debe estar orgulloso pues jamás claudicamos, ni renunciaremos, al deber de reprobar todo acto o paso nocivo contra el engrandecimiento del básquet, sea a nivel rentado como amateur.

 

No nos mueve ningún interés espurio, mucho menos mezquino. No nos casamos con NADIE, como él nos enseñó, quizás por ello, nos sintamos por momentos tan solos en nuestro humilde derrotero, aunque ahora sabemos que siempre nos acompañará y nos dará fuerzas para no arriar las banderas pletóricas de decencia profesional que él supo enarbolar.