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Macri, del ridículo a lo grotesco… ¿Qué dirá la UCR?

El presidente Mauricio Macri aseguró que el 2018 fue un año “muy duro”, pero destacó que “crecimos, porque aprendimos y comprendimos que de setenta años de fiesta no se sale en tres”. El problema es que en esos “setenta años de fiesta” el mandatario englobó a procesos de facto y amén de pretender ser mordaz con presidentes Justicialistas, fue cáustico con demócratas indiscutibles como Arturo Frondizi, Arturo Illia y el mismo “Padre de la Democracia”, como el radicalismo pone de relieve, Raúl Alfonsín. Una vergüenza nacional la del mandatario que sigue destacándose por su verborragia desatinada.

 

El presidente aseguró que “pasamos esa tormenta y no tiramos todo por la borda” sino que “nos agarramos al timón, mantuvimos el rumbo y vamos a cumplir” con las promesas de campaña.

Macri habló de una “obsesión”que tiene y apuntó que se trata de “lograr que la Argentina se ponga en marcha otra vez, que empecemos a crecer, que baje la inflación”, se genere empleo y se reduzca la pobreza.

 

En declaraciones a radios de Córdoba y Neuquén, en medio de sus vacaciones, Macri aseguró que decidió “trabajar día a día incansablemente para que un argentino más tenga otra oportunidad para salir adelante” y poner la transparencia en el centro de la escena.

 

Desde la Patagonia, Macri le echó la culpa a la “pesada herencia de estos últimos 70 años” y aseguró que su Gobierno heredó “un país con una economía muy desequilibrada, sin energía, gastando mucho más de lo que se tiene” y reveló que “sin el Fondo hubiésemos estado mucho peor”.

 

Macri involucró en la fiesta a Juan Domingo Perón, a los militares José Domingo Molina Gómez, Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu, a demócratas de la Unión Cívica Radical Intransigente como Arturo Frondizi, José María Guido y Arturo Illia; a otros gobernantes de facto como Juan Carlos Onganía, Roberto Marcelo Levingston, y Alejandro Agustín Lanusse; a Héctor José Campora y Raúl Lastiri presidentes previa vuelta de Perón, a Estela Martínez de Perón; y nada menos que a los máximos referentes de la más aberrante dictadura, tales los casos de Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Carlos Alberto Lacoste, Leopoldo Fortunato Galtieri, Alfredo Oscar Saint-Jean, y Reynaldo Benito Antonio Bignone.

Finalmente, Macri incluyó en los “70 años de fiesta” a Raúl Alfonsín, Carlos Saúl Ménem, Fernando De la Rúa, Federico Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde y sí buscó rectificar la metida de pata paupérrima haciendo hincapié en los tres últimos lustros del Kirchnerismo, con Néstor Carlos Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

 

Una vez más… y van… Macri quedó en ridículo. Muchos de los presidentes democráticos que involucró supieron salir de crisis graves y con indicadores económicos que lograron reencauzar.  Otra vez, Macri -responsable de este presente patético de la República y precursor de un futuro visiblemente funesto- fue grotesco y lo más llamativo que al parecer nadie se percató de semejante burrada.