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Macri con Mirtha nos hizo acordar a De la Rúa con Tinelli

Millones de televidentes vieron este sábado un presidente lleno de dudas, con muchas dificultades para construir una frase coherente y con una visión de la Argentina que nada tiene que ver con el país que administra. Pobreza, inflación y desempleo fueron los temas más calientes a los que el presidente no pudo dar respuesta congruente. Tampoco lo ayudó la Primera Dama, Juliana Awada, luciendo muy superficial, no tan frívola pero sí insubstancial.

 

Resulta complejo pero inevitable hacer un análisis sucinto de las afirmaciones vertidas por el presidente Mauricio Macri y la primera dama, Juiana Awada.

En primer lugar se erige en un borrascoso desafío el traducir sin incurrir en profunda subjetividad de qué habla el mandatario.

 

Su articulación es tan pobre que por momentos no se logra comprender con claridad lo que dice, y en segundo lugar, porqué tratándose de quien debe conducir los destinos del país, observar la visión distorsionada que tiene de la realidad y de las miserias que atraviesa el Pueblo que lo votó, es como mínimo alarmante.

 

El matrimonio presidencial fue anfitrión de Mirtha Legrand en la residencia de Olivos para cenar con la diva en su habitual programa de los sábados por la noche. Conociendo vagamente como funciona la interna y la mecánica comunicacional alrededor del Mauricio Macri, uno pensaría que todas condiciones estaban dadas para que el presidente y su bella esposa, encantaran al público y lograran revertir la monumental caída de la imagen y confianza en la gestión que encaró en diciembre de 2015. Pero el diablo mete la cola y todo salió mal. Tan mal que podemos presagiar que, si usted lector todavía tenía dudas sobre acompañar una vez más a Macri y sus aliados en las elecciones de octubre, luego de la transmisión lo descartó de plano.

 

Lo primero que hay que resaltar es que la diva de la mesa más famosa de la pantalla chica no pudo contener su mala costumbre de interrumpir y no dejar hablar a sus invitados, con la particularidad que su interlocutor en este caso, era el presidente de la Nación, algo que mostró a Mauricio Macri incapacitado para redondear una sola idea. Esto dejó al presidente muy mal ubicado, por ende ¿cómo conducir un país, si no puede manejar una charla en televisión?

 

Mirtha, astutamente, sagazmente no se guardó nada. Dio chirlos y mimos en idéntica medida. Preguntó sobre aquellas problemáticas que hoy afectan de lleno a los argentinos. “Vos prometiste pobreza cero”, le tiró en la cara a Macri.

 

“¿No estamos en crisis?”, “Mauricio, no les alcanza el sueldo para vivir”, fueron algunas de las frases que “La Chiqui” soltó durante el programa.

 

Macri intentó responder y cada respuesta desnudó una alta dosis de ignorancia y/o falta de comprensión de la realidad que aqueja a la Argentina: “Yo sé lo que pasa en nuestro país y lo sufro”.

 

“La pobreza está bajando y su causa es la inflación”, sostuvo el presidente, a pocos días que la UCA afirmó que pobreza e indigencia crecieron exponencialmente en los primeros 9 meses de su Gobierno, hay 1,5 millones de nuevos pobres y más de 600 mil nuevos indigentes.

 

El presidente no entiende o le cuesta comprender lo que significa no tener para poner un plato de comida en la mesa y sigue culpando a administraciones anteriores por este flagelo en lugar de tomar el toro por las astas y resolver de la mejor manera posible, el hambre que sufren millones de argentinos y la creciente o irrefrenable inseguridad que soportamos a cada segundo a lo largo y ancho del país.

 

Al referirse al “tarifazo” que impacto de lleno en el seno de las familias y las pymes, la mejor respuesta que encontró fue que el precio de la electricidad que hoy pagan los usuarios es “el 45 por ciento” de su valor y defendió el aumento de tarifas al sostener que “no había otra manera”, dejando bien en claro que pronto vendrán nuevos incrementos en todos los servicios.

 

“Estamos cobrando la electricidad el 45 por ciento de lo que vale. Le busqué la vuelta (al problema tarifario) pero no había otra manera”, dijo el jefe de Estado.

 

También trató de golpistas a los maestros que hoy reclaman un sueldo digno, “Estos señores se creen dueños de la educación pública, no puede ser que tengan de rehenes a los chicos” y definió al líder gremial Roberto Baradel como “alguien a quien le falta autocrítica”.

 

“Este tema (paro docente) no me deja dormir, hace más de diez años que hacen paros, no hacen autocríticas, estos señores se creen los dueños de la educación pública, no puede ser que tengan de rehenes a los chicos“, criticó.

 

“La Provincia ofreció (un aumento igual a) la inflación”, sentenció, pero omitió decir que desde marzo del 2016 a hoy los docentes, y en sí todos los argentinos, soportamos estoicamente toda clase de aumentos que derrumbaron las economías hogareñas, desvalorizándose por completo los de por sí exiguos salarios. De esto habla especialmente la clase docente. No discute el 18% pensando de hoy en adelante. Debate que no hubo compensación respecto a lo que se acordó en el 2016 y a partir de allí sucedieron en cadena innumerables crecidas de tarifas en todos los rubros mientras los sueldos quedaron por el piso.

 

Durante toda la entrevista se vio a un Macri inseguro, dubitativo y falto de bagaje político para responder con algo de seguridad sobre la coyuntura. Uno de los puntos más polémicos tuvo lugar durante el tramo que le dedicaron a los jubilados. El presidente no tenía idea cuánto cobran los abuelos con la mínima.

 

Ante la consulta de la diva, Macri le respondió “creo que están en 9 mil y pico de pesos”. Pero pronto vino la corrección, $6354, o sea… ¡3 mil pesos menos! Uno no podía imaginar el asombro de los “viejos” al escuchar al mandatario.

 

Otro capítulo fue la retórica de la “desestabilización” que tanto promueve el gobierno a la hora de explicar la tensión social que se vive en estos días.

 

El presidente asegura que la oposición “está haciendo lo imposible” para frenar su gestión y acusó a esos dirigentes de “poner palos en la rueda”, pero dijo que “no van a lograr” sacarlo del Gobierno.

 

Al ser consultado sobre si el kirchernismo busca desplazarlo del Gobierno, Macri respondió que sus dirigentes “están haciendo lo imposible para que el cambio no avance, pero no lo van a lograr”.

 

“Hay que entender que en este proceso hay muchos que tienen miedo al cambio, y otros que no quieren saber nada con el cambio, que nada avance, hay un núcleo muy fuerte que sigue poniendo palos en la rueda, pero no lo van a lograr”, reiteró el presidente.

 

En referencia con la huelga anunciada por la CGT para la primera semana de abril, Macri dijo que los dirigentes gremiales “no han podido explicar por qué hacen el paro”.

 

“Lo peor ya pasó, la Argentina no crecía desde hace cinco años, y desde octubre se está generando empleo todos los meses”, afirmó Macri.

 

Nada más lejos de la realidad, sin ir más lejos, mientras Macri visitó la planta remodelada que tiene PSA-Peugeot en Villa Bosh, donde fue abucheado por los operarios y le gritaron “aguante Cristina” en la cara, la empresa dejaba 70 familias en la calle.

 

Sobre la marcha de la economía, el presidente reconoció que el país no puede seguir endeudándose en los mercados internacionales, algo que resulta incomprensible en boca del mandatario, habida cuenta que motorizó un endeudamiento sin precedentes en solo un año. Se estima que alrededor de 70 mil millones de dólares.

 

“No podemos seguir endeudándonos, hay que ir bajando el déficit de a poco”, dijo risueñamente.

 

Macri admitió que tuvo que “tomar decisiones difíciles y rápidas”, como “salir del cepo y del default”, lo cual “trajo como consecuencia empezar a restablecer la confianza con el mundo”.

En este sentido, ponderó el éxito del blanqueo de capitales, que podría prorrogarse “un mes” más, y dijo que no habrá cambios en su Gabinete en el corto plazo.

 

Respecto a los ya cotidianos piquetes y movilizaciones se limitó a decir: “Lo que vivimos en los últimos 15 días ya es inaceptable, es un desborde”, pero… no analizó la problemática y menos proyectó soluciones lógicas.

 

“Estamos mejor que hace un año y medio. Hemos comenzado a crecer lentamente, pero hemos comenzado a crecer. Que no significa que el señor que está viéndonos esté todavía sintiéndolo. Algunos que sí, otros que no. Porque esto es un proceso”, lo que omitió expresar es que el único sector que está mejor es la clase “alta” o “media alta”, mientras que somos millones los que estamos cada vez peor y con pocos estímulos, alicientes, acicates como para creerle.

 

Sobre el final, la diva lo sometió a un ping pong de preguntas y respuestas donde definió con críticas y descalificaciones a sus detractores y enalteció a sus funcionarios, los que forman parte del “mejor equipo en los últimos 50 años”, que en la realidad no lograron anotar un solo gol, por ponerlo en términos futboleros.

 

Acerca de Cristina Kirchner, aseveró que “Habla sola, se cree la dueña de la verdad, no tiene compromiso con la verdad”. ¿Y él? Hete aquí la cuestión…

 

Respecto a Sergio Massa también espetó: “El problema es que muy difícil creerle, es demasiado cambiante, y soy de los que me gusta la credibilidad y la previsibilidad”. ¿Se preguntará o se formulará la más ínfima cuota de autocrítica de la imagen que tributa y cómo en tan breve lapso se ha retractado de decisiones controvertidas?

 

Tanto el presidente como su esposa, salieron muy lastimados de esa intervención televisiva, fuentes cercanas al matrimonio manifestaron -en voz baja- una profunda preocupación por el resultado de la entrevista.

 

“Tampoco hay que estar todo el día llorando por lo que heredaste”, lanzó Macri en un momento del coloquio gastronómico sin reflexionar que a cada instante, en cada uno de sus discursos cita el legado kirchnerista.

 

Lo que quedó claro es que el líder del PRO, no está a la altura de las responsabilidades que pesan sobre su espalda y promete un futuro cargado de incertidumbres para aquellos que vieron en la llegada de “el cambio” una solución para los problemas cotidianos que atraviesa el país.

Irremediablemente, su cena con Mirtha recuerda el papelón de Fernando de la Rúa en el programa de Marcelo Tinelli cuando el ex jefe de Estado comenzó a cavar la tumba de su gestión.