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Docente secuestrada y torturada en Moreno: “la olla no la dejamos”

Aún conmovida y pensando cada palabra que salía de su boca, la docente Corina De Bonis evitó este jueves dar precisiones del momento en el que fue secuestrada y torturada en Moreno pero reveló que el episodio duró “lo suficiente para asustar y mucho”.

 

Después de un primer contacto con los medios al llegar a su casa, De Bonis pasó varios minutos con sus familiares y compañeras de trabajo antes de salir nuevamente y contar lo que sucedió hasta el momento del secuestro.

 

Es que argumentó que la fiscalía que interviene en la causa le pidió que no revele detalles de ese momento porque “están investigando”. “Me subieron (al auto), y pasó todo lo que saben. Ahora no puedo dar detalles de ese episodio. Pero no pude ver caras porque tenía una bolsa en la cabeza”, contó.

 

Puso énfasis la docente para dejar en claro que ella y el resto de docentes que trabajan en el CEC 801 de Moreno no tienen “banderas políticas” y que no critican “ni al gobierno actual ni al que se fue. Hacemos todo por los pibes, no por el beneficio propio ni de nadie más”.

 

Consultada sobre si sospecha quiénes podrían ser los agresores, contestó: “Enemigos no tenemos, pero evidentemente a alguien le molesta”.

 

Con su voz temblorosa, y por momentos debiendo contener el llanto, contó cada una de las amenazas previas al secuestro. “Nosotros empezamos después de la explosión de la escuela 49, que cortaron el gas en todas las escuelas de Moreno. Empezamos a hacer una serie de actividades”, comenzó su relato De Bonis.

 

“A los pocos días de estar haciendo lo la olla, recibimos una llamada que decía que si seguíamos jodiendo con la ollita íbamos a ser boleta. Pero  no abandonamos y la seguimos haciendo. Pasaron los días y recibimos una segunda amenaza por debajo de la puerta que decía ‘siguen ustedes’. Una chica tenía el auto retirado del portón y lo fue a buscar y descubre que los autos de las maestras estaban rayados, y ahí le dimos sentido a la nota”, siguió la docente.

 

“La olla no la dejamos y seguimos con el apoyo de los docentes. Mucha de la mercadería era comprada por nosotros, y donaciones de la comunidad de Moreno. Seguimos hasta que recibimos la tercera y decía que la próxima olla iba a ser en Güemes y Roldán, la puerta del cementerio. Y seguía diciendo no todas tienen auto”, detalló, mientras se tomaba las manos con fuerza.

 

Allí, tras una reunión, decidieron parar. Pero un grupo de madres, al enterarse de las amenazas, continuaron con las ollas frente a la plaza. “No activamente, pero seguíamos apoyándolas. Estuvieron dos días. Ayer, salgo de trabajar, y yo soy una de las que no tiene auto, y me subieron”, detalló.

 

Roberto Baradel, el titular de Suteba, contó los detalles que Corina evitó precisar: la secuestraron y le pusieron una bolsa en la cabeza. Luego, con un punzón, le escribieron en el cuerpo “dejá de hacer ollas” y le dijeron varias veces, mientras la agredían físicamente, “volvé a dar clases y deja de cocinar”